La cita tendrá lugar a las 19.30 horas, y el autor estará acompañado por Rafael Salgueiro, profesor de Organización de Empresas de la Universidad de Sevilla.
SINOPSIS DE LA OBRA DE LALO AGUSTINA
Abengoa, la mayor empresa de energías renovables de España, presentó preconcurso de acreedores a finales de 2015 con deudas de 25.000 millones de euros. La multinacional sevillana, con 30.000 empleados y presencia en todo el mundo, había vivido un fuerte declive en la rentabilidad y perdido la confianza de la banca. No podía pagar y tuvo que acometer una durísima reestructuración. Un año después, el imperio controlado por la familia Benjumea desde su fundación en 1941 pasó a manos de sus acreedores financieros. Los Benjumea y los miles de accionistas de Abengoa lo perdieron casi todo.
Durante los diez años anteriores a su práctica liquidación, la ingeniería sevillana se había convertido en un gigante de las energías limpias, desde la termosolar a los biocombustibles. Un coloso valorado en 4.000 millones de euros. Su impresionante éxito no pudo mantenerse porque se fundó en una expansión desmedida, lograda en parte gracias a los contactos políticos, un endeudamiento desaforado y una agresiva internacionalización. Abengoa traspasó todos los límites ante la pasividad de las autoridades políticas, la CNMV y su auditor, que nunca vieron o quisieron ver lo que ocurría.
¿Cómo llegó Abengoa a ser lo que fue? ¿Quién la hizo posible y cómo? ¿Por qué cayó? ¿Y qué pasa con los culpables? La compañía que ha sobrevivido al naufragio no es ni la sombra de antaño y afronta un futuro complejo e incierto mientras el caso Abengoa —con querellas por delitos societarios cometidos presuntamente por sus administradores—se dirime en la Audiencia Nacional. A la espera de que se haga justicia, hoy pueden extraerse muchas enseñanzas del nacimiento, esplendor y ocaso del imperio del sol.
SINOPSIS DE LA OBRA DE LALO AGUSTINA
Abengoa, la mayor empresa de energías renovables de España, presentó preconcurso de acreedores a finales de 2015 con deudas de 25.000 millones de euros. La multinacional sevillana, con 30.000 empleados y presencia en todo el mundo, había vivido un fuerte declive en la rentabilidad y perdido la confianza de la banca. No podía pagar y tuvo que acometer una durísima reestructuración. Un año después, el imperio controlado por la familia Benjumea desde su fundación en 1941 pasó a manos de sus acreedores financieros. Los Benjumea y los miles de accionistas de Abengoa lo perdieron casi todo.
Durante los diez años anteriores a su práctica liquidación, la ingeniería sevillana se había convertido en un gigante de las energías limpias, desde la termosolar a los biocombustibles. Un coloso valorado en 4.000 millones de euros. Su impresionante éxito no pudo mantenerse porque se fundó en una expansión desmedida, lograda en parte gracias a los contactos políticos, un endeudamiento desaforado y una agresiva internacionalización. Abengoa traspasó todos los límites ante la pasividad de las autoridades políticas, la CNMV y su auditor, que nunca vieron o quisieron ver lo que ocurría.
¿Cómo llegó Abengoa a ser lo que fue? ¿Quién la hizo posible y cómo? ¿Por qué cayó? ¿Y qué pasa con los culpables? La compañía que ha sobrevivido al naufragio no es ni la sombra de antaño y afronta un futuro complejo e incierto mientras el caso Abengoa —con querellas por delitos societarios cometidos presuntamente por sus administradores—se dirime en la Audiencia Nacional. A la espera de que se haga justicia, hoy pueden extraerse muchas enseñanzas del nacimiento, esplendor y ocaso del imperio del sol.
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