Sevilla, 1; Numancia, 0.- La costó al Sevilla de Jiménez doblegar al Numancia. El once soriano fue incómodo hasta los seis últimos minutos del choque, cuando por fin, Renato, pudo marcar el gol solitario de los blancos. Antes lo habían intentado Luís Fabiano y Kanoté, pero ambos, esta vez, fallaron ante el marco de Juan Pablo, Esta victoria mínima fortalece la clasificación sevillista en esta Liga en la que el Barcelona ha roto récord.
Le cuesta al cuadro de Nervión soltarse la melena en el estadio propio. Lucha, trabaja y tiene ocasiones, pero no remata bien y pronto la faena. La grada sufre, Jiménez sufre y los jugadores, salga quien salga, también sufren.
No es el Numancia equipo de rompe y rasga. Fueron once jabatos, a la defensiva, dispuestos a morir antes que el equipo se rompa por todas sus líneas. Sin embargo, el equipo numantino, que tuvo sus oportunidades de gol –hizo trabajar algo al debutante portero del Sevilla Javi Varas--, cerró bien las bandas y el centro del campo sevillista, para amarrar al contrario, a veces con brusquedades. Esta táctica, aunque fuera el equipo como una pared de frontón, le daba resultado al Numancia y, al Sevilla, muchos quebraderos de cabeza.
Hay entre los dos equipos una enorme diferencia. Pero el Sevilla, con estos incordiantes equipos, le cuesta un mundo arrasar adecuadamente a sus enemigos.
El cuadro forastero se quedó en el segundo tiempo con un hombre menos—expulsión de Cisma--, pero ya dijo Helenio Herrera que se juega, a veces, claro, mejor con diez que con once. Los numantinos se lo creyeron hasta que llegó el remate a gol de Renato a un cuarto de hora del final. Poca historia tiene este litigio de la Liga. Si el Sevilla va segundo jugando de esta irregular manera en Nervión, ¿cómo será el resto de los equipos?
En fin: los blancos del Sánchez Pizjuán metieron el gol de la victoria en tiempo en el que ya es difícil una sorprendente remontada para el equipo contrario, en este caso el Numancia. Y tras ese tanto de Renato, aquí paz y gloria para un Sevilla que mereció ganar, pero que tuvo enfrente a un equipo molesto, incordiante y tostonazo, que, finalmente, terminó mordiendo el polvo de la derrota.
Mantiene el Sevilla una posición de privilegio para la serenidad en las caritas de Jiménez, que parece que siempre está llorando, y del incombustible el Nido, que vuelve a confiar en el técnico de Arahal para metas altas en lo que resta de temporada futbolera.
FICHA TÉCNICA:
Le cuesta al cuadro de Nervión soltarse la melena en el estadio propio. Lucha, trabaja y tiene ocasiones, pero no remata bien y pronto la faena. La grada sufre, Jiménez sufre y los jugadores, salga quien salga, también sufren.
No es el Numancia equipo de rompe y rasga. Fueron once jabatos, a la defensiva, dispuestos a morir antes que el equipo se rompa por todas sus líneas. Sin embargo, el equipo numantino, que tuvo sus oportunidades de gol –hizo trabajar algo al debutante portero del Sevilla Javi Varas--, cerró bien las bandas y el centro del campo sevillista, para amarrar al contrario, a veces con brusquedades. Esta táctica, aunque fuera el equipo como una pared de frontón, le daba resultado al Numancia y, al Sevilla, muchos quebraderos de cabeza.
Hay entre los dos equipos una enorme diferencia. Pero el Sevilla, con estos incordiantes equipos, le cuesta un mundo arrasar adecuadamente a sus enemigos.
El cuadro forastero se quedó en el segundo tiempo con un hombre menos—expulsión de Cisma--, pero ya dijo Helenio Herrera que se juega, a veces, claro, mejor con diez que con once. Los numantinos se lo creyeron hasta que llegó el remate a gol de Renato a un cuarto de hora del final. Poca historia tiene este litigio de la Liga. Si el Sevilla va segundo jugando de esta irregular manera en Nervión, ¿cómo será el resto de los equipos?
En fin: los blancos del Sánchez Pizjuán metieron el gol de la victoria en tiempo en el que ya es difícil una sorprendente remontada para el equipo contrario, en este caso el Numancia. Y tras ese tanto de Renato, aquí paz y gloria para un Sevilla que mereció ganar, pero que tuvo enfrente a un equipo molesto, incordiante y tostonazo, que, finalmente, terminó mordiendo el polvo de la derrota.
Mantiene el Sevilla una posición de privilegio para la serenidad en las caritas de Jiménez, que parece que siempre está llorando, y del incombustible el Nido, que vuelve a confiar en el técnico de Arahal para metas altas en lo que resta de temporada futbolera.
FICHA TÉCNICA:
Sevilla: Javi Varas; Mosquera, David Prieto (Squillaci, minuto 46), Escudé, Dragutinovic; Jesús Navas, Duscher (Romaric, minuto 46), Renato, Diego Capel; Kanouté (Chevantón, minuto 63) y Luis Fabiano. Numancia: Juan Pablo; Juanra, Boris, Sergio Ortega, Cisma; Del Pino (Guayre, minuto 70), Nagore, Dimas, Barkero; Gorka Brit (Bellvis, minuto 55) y Goiria (Aranda, minuto 75). Gol: 1-0, minuto 82: Renato. Árbitro: Carlos Clos Gómez, del colegio aragonés). Expulsó a Cisma al ver dos tarjetas amarillas, en los minutos 29 y 51. Amonestó a los locales David Prieto (minuto 20), Luis Fabiano (minuto 33), Dragutinovic (minuto 65) y Mosquera (minuto 89) y a los visitantes Gorka Brit (minuto 24), Boris (minuto 42) y Del Pino (minuto 54).
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