Poca historia ha tenido la séptima corrida del ciclo de Feria celebrada en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Los toros de la ganadería de El Ventorrillo, incluido el sobrero que salió en el cuarto toro de Urdiales, fueron mansos, ilidiables e hicieron fracasar de forma rotunda a los toreros pese a todos sus deseos y sus buenos intentos de agradar y salir airoso del trance. Lo tres matadores que formaban la terna fueron Diego Urdiales, Iván Fandiño y Jiménez Fortes. Fracaso total de la reses de El Ventorrillo, cuyos toros, sin fuerza y sin casta, fueron pitados en muchos momentos de la corrida por un público muy contrariado con el mal ganado que salió al ruedo del Coso del Arenal.
El festejo fue largo, deslucido y aburrido porque fueron devueltos a los corrales dos de los seis toros anunciados. La tarde taurina se hizo pesada y tediosa. Es decir, que saltaron a la plaza en esta estrepitosa corrida ocho toros. El primero que fue devuelto a los chiqueros fue el cuarto de Urdiales. La res fue cambiada por otra de la misma ganadería, que tampoco brilló en el ruedo. El segundo cambio fue en el sexto toro de la tarde, segundo de Jiménez Fortes. Menos mal que esta vez el animal que salió al ruedo era otra ganadería --de Montealto--, y el joven torero malagueño se pudo lucir más que sus compañeros.
La corrida, que duró más de dos horas y media, se muy hizo pesada porque el ganado fue malo de solemnidad. Los matadores pusieron toda la voluntad del mundo y, especialmente Fandiño y Jiménez Fortes, lucharon con todas sus fuerzas para sacar algún provecho de los animales que tuvieron que lidiar. Diego Urdiales no pudo hacer nada en sus dos toros, aunque lo intentó de todas las maneras.
El balance final de este festejo no ha sido nada positivo y eso que esta vez la plaza registró una mejor entrada que en las corridas anteriores. Con todo este material, hubo silencio y silencio tras aviso para Diego Urdiales; silencio y ovación tras aviso para Iván Fandiño y silencio y palmas tras aviso para Jiménez Fortes. Esperemos que a partir de mañana viernes, que vienen las corridas de más gancho, el espectáculo taurino en la plaza sevillana sea mucho más atractivo.
El festejo fue largo, deslucido y aburrido porque fueron devueltos a los corrales dos de los seis toros anunciados. La tarde taurina se hizo pesada y tediosa. Es decir, que saltaron a la plaza en esta estrepitosa corrida ocho toros. El primero que fue devuelto a los chiqueros fue el cuarto de Urdiales. La res fue cambiada por otra de la misma ganadería, que tampoco brilló en el ruedo. El segundo cambio fue en el sexto toro de la tarde, segundo de Jiménez Fortes. Menos mal que esta vez el animal que salió al ruedo era otra ganadería --de Montealto--, y el joven torero malagueño se pudo lucir más que sus compañeros.
La corrida, que duró más de dos horas y media, se muy hizo pesada porque el ganado fue malo de solemnidad. Los matadores pusieron toda la voluntad del mundo y, especialmente Fandiño y Jiménez Fortes, lucharon con todas sus fuerzas para sacar algún provecho de los animales que tuvieron que lidiar. Diego Urdiales no pudo hacer nada en sus dos toros, aunque lo intentó de todas las maneras.
El balance final de este festejo no ha sido nada positivo y eso que esta vez la plaza registró una mejor entrada que en las corridas anteriores. Con todo este material, hubo silencio y silencio tras aviso para Diego Urdiales; silencio y ovación tras aviso para Iván Fandiño y silencio y palmas tras aviso para Jiménez Fortes. Esperemos que a partir de mañana viernes, que vienen las corridas de más gancho, el espectáculo taurino en la plaza sevillana sea mucho más atractivo.
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