* Al Sevilla le faltó un gol para eliminar de la Liga de Europa al Oporto en el Estadio De Dragao
Oporto F. C., 0; Sevilla F.C., 1.- Orgullo y pasión. Casta y genio. Entrega, espíritu de lucha y fe. Todo esto a favor de un Sevilla espectacular que estuvo a punto de eliminar al temible Oporto. Un solo gol le ha faltado al cuadro de Nervión para dejar descolocado al cuadro de Villas-Boas, que en la segunda parte sufrió para aguantar a un Sevilla que tremendamente desmelenado estuvo muy cerca de la gran proeza.
Una pena, pero esto es el fútbol. El 1-2 del partido de vuelta casi había sentenciado este encuentro de la Liga de Europa en sus dieciseisavos de final. Había que tener mucha fe y creer en los milagros para poder sorprender en el choque de vuelta al todopoderoso equipo portugués. Bien es verdad que en la primera parte salió el Sevilla con una extraña alineación, pues en el centro del campo se había prescindido de Medel y Manzano optó por Zokora. En estos cuarenta y cinco minutos, aunque a los dos minutos Negredo estuvo a punto de sorprender a Helton, quien se mantuvo más sereno y coordinado fue el once portugués. El Sevilla no encontraba totalmente la fórmula para dominar el centro del campo, demasiada ansiedad y prisas, con Rakitic que, además, no estaba fino como otras veces. Al equipo sevillano le pesaba como una losa el resultado de la ida y tenía que luchar contra todos los elementos en Oporto.
Pero en la segunda parte, con los cambios –primero la salida de Medel y posteriormente la de Luís Fabiano--, el Sevilla ganó en profundidad, en creación de jugadas ofensivas, en dominio del centro del campo y en seguridad defensiva. Además, Javi Varas, en la puerta, fue un verdadero héroe, porque siempre evitó cualquier remate de gol de los locales. Era tanta la fe, la insistencia, el deseo, el afán y el espíritu de lucha y de sacrificio de los hombres del Sevilla que Luís Fabiano, “O Fabuloso”, acertó a rematar una preciosa dejada de Kanouté. Gol del Sevilla en el minuto 70. Quedaban, pues, 20 minutos para soñar. 20 minutos para la gloria. Se estaba gestando el milagro, porque el Sevilla aumentó su garra y su casta para vencer a este difícil Goliat portugués, que ya se defendía con uñas y dientes para frenar el ímpetu de los blancos.
El Oporto, en el minuto 70, se quedó con diez hombres cuando el Sevilla estaba en lo más profundo de sus ambiciones. Arriesgó el cuadro de Manzano para dejarse la piel sobre la yerba del Estadio De Dragao. La lucha fue titánica y espectacular. Estaba más cerca el gol de la gloria del Sevilla que el del Oporto, a pesar de que en algunos contraataques se mascó la tragedia para los blancos. Pero siempre surgieron Fazio o Javi Varas para mantener el corazón abierto y los sueños europeos. Alexis vio la segunda amarilla en el minuto 76 y se tuvo que ir a los vestuarios. Quedaban en el terreno de juego diez contra diez. Ardía Troya. El Sevilla, que jamás dio por perdida le eliminatoria, atolondraba al Oporto, cuyos jugadores no sabía como poner freno al ímpetu y a la garra del cuadro de Nervión. A solo un gol estaba el cuadro blanco de noquear a los lusos.
Frenéticos fueron los minutos finales. El Sevilla intentó con enorme valor espartano ganar esta dura batalla, que estuvo muy al alcance de sus manos. El Oporto, encerrado atrás, sufría lo indecible para poder mantener la ventaja del resultado de la ida, cerrando los caminos de ese segundo gol que le hubiera dado el pase a los octavos al club de Nervión.
El Sevilla ha quedado eliminado por ese valor de los goles marcados en campo contrario, porque el resultado en el marcador global ha sido de empate a dos. Si en Nervión, en la ida, el cuadro de Manzano no mereció perder, aquí luchó como “El Arrebato” hasta la muerte para ganar una eliminatoria que jamás debió perder. El Sevilla se despide esta temporada de Europa con mucho orgullo.
(Foto: Uefa)
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