TOROS.- Con una oreja para Rubén Pinar se cerró la temporada en la Real Maestranza
FICHA DE LA CORRIDA:
Plaza de Toros de la Real Maestranza. Corrida de la Cruz Roja. Cierre de la temporada taurina en Sevilla.
Se lidiaron seis toros de San Miguel, bien presentados, mansos y de escaso juego. Se salvó únicamente el tercero, que fue un animal con cierta calidad y bravura.
Luis Bolívar, silencio y silencio.
Salvador Cortés, aplausos y silencio.
Rubén Pinar, oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo y ovación.
La plaza registró menos de media entrada, con las gradas de sombra, las famosas nueve filas, repletas de turistas.
CRÓNICA DE FERNANDO GELÁN.-
Se acabó lo que se daba. Fin de la temporada en la plaza de toros de Sevilla. Escasa asistencia, para un cartel sin muchos atractivos. Eso sí, las gradas de sombra, las que serán remodeladas, llenas de turistas. Gritaban y se apasionaban con el desarrollo de la fiesta en el coso maestranza. Gritaban con los puyazos y se sorprendían con las banderillas que colocaban los subalternos. Muchos de los guiris querían tocar palmas al compás de la música de la banda del Maestro Tejera. Pero eso es para otros espectáculos.
The End taurino en el coso baratillero, con sabor agridulce. Otra vez hubo reses mansas sobre el redondel y cuando no se puede hacer faena se aburre el espectador venga de donde venga. Solamente un morlaco de San Miguel se escapó de la quema. Y esta potable res le tocó en suerte al albaceteño Rubén Pinar, que con un poquito de fortuna y más ayuda arbitral –la decisión de la presidenta en el tercer toro no favoreció la petición insistente del público-, pudo alcanzar algún trofeo más.
Brillo Pinar cuando toreó su primero –tercero de la soleada tarde-, y lo hizo con duende y con estilo. Fino en los lances de capa y ajustada faena con la muleta, con variedad de lances y de posturas. Siempre elegante, garboso y encendiendo pasiones en los tendidos. Mató con tantas ganas que casi se le meten los pitones del toro en el cuerpo. Hubo petición unánime de orejas, aunque Anabel Moreno, impertérrita, no hizo caso del flamear continuado de pañuelos. Apáñate con un apéndice y ya te vas bien aviado. El chaval, que agradó tanto por su buen torero de calidad, lució el trofeo durante dos vueltas al ruedo, acompañadas con las ovaciones del respetable.
Fue el toro de la tarde. Lo demás no tiene ninguna gracia contarlo. Luís Bolivar no pudo hacer nada con los mansos y Salvador Cortes no encontró su sitio para demostrar que aún tiene agallas para seguir haciendo buen toreo. Pero las reses no estaban para muchas florituras. Quiso el sevillano lucirse en su primer toro, en el tiempo de la muleta, pero se quedó sin música y sin toro.
Ya queda esperar la remodelación de las gradas pares y que Eduardo Canorea y Ramón Valencia, representantes de la Empresa Pagés, preparan la próxima temporada. Todos esperan a José Tomás. A lo mejor todo depende de que Canorea y Valencia se queden con la gestión taurina de la Plaza de Toros de Valencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario