viernes, 21 de diciembre de 2018

Solo dos robles, en los Jardines de las Delicias y en la Barriada de Nuestra Senora de La Oliva, existen en Sevilla según el presidente de la Asociación Amigos de los Jardines de la Oliva

Informa el presidente de la Asociación Amigos de los Jardines de la Oliva, Jacinto Martínez, que el roble no es habitual verlo en los parques de Sevilla: "Que sepamos hay uno en los Jardines de las Delicias, que está situado en la parte trasera del Pabellón Marroquí de la Exposición Iberoamericana, y otro, en el jardín lateral del bloque 49 de la Barrida de Nuestra Señora de la Oliva, este último, trata un retoño del Roble de Guernica, que nos donó el Lehendakari Ardanza del País Vasco, con motivo del Día de Andalucía y que nosotros plantamos el día 30 de mayo de 1998".
Afirma el presidente de esta entidad de La Oliva que se trata de un roble carvallo o roble común, cuyo nombre científico es Quercus robur L. y pertenece a la familia de las Fagáceas. Es originario de Europa, donde crece en cotas inferiores a los 900 m de altura, por lo general, formando grandes robledales, desde la cornisa cantábrica hasta aproximadamente la latitud 55º. Respecto a su ritmo de crecimiento, se puede considerar que es lento, ya que suele crece entre 8 a 12 m en 25 años; por otra parte, cuando se encuentra en terrenos fértiles y abiertos, puede superar los 30 m de altura, con relación a su longevidad, puede vivir más de 1000 años. Su copa es amplia e irregular, con denso follaje formada por gruesas ramas radiales; su tronco es recto, corto y grueso, cuya corteza es de color grisáceo y lisa hasta que llega los 20 años, luego se torna parda y se va fisurando longitudinalmente en cortas y estrechas placas. Otras características de esta especie son: que prefiere los suelos ácidos y las zonas húmedas, pero que no lleguen a encharcarse; hay que tener en cuenta que no soporta los largos periodos de sequía. Su madera es bastante dura, pesada, de grano fino, con la propiedad que resistente muy bien al paso del tiempo.
Sus hojas son caducas, simples, colocadas en disposición alterna, su textura es algo coriácea, su peciolo es corto y sus hojas miden entre 5 a 14 cm de longitud y de 2 a 8 cm de ancho, es de forma oblonga pero estrechándose por la base, las márgenes son profundamente lobulados y son de color verde oscuro sin brillo por el haz y más pálido por el envés.
Sus flores --indica Jacinto Martínez--, por tratarse de un árbol monoico, son unisexuales. Las flores masculinas aparecen en amentos colgantes de entre 3 a 10 cm de longitud y son color amarillo verdoso, estas disponen de un perianto pateliforme (en forma de disco), con 6 lóbulos, de 6 a 12 estambres de anteras exertas (que salen al exterior) y glabras (que no tiene pelos). Las flores femeninas se reúnen en grupos de 2 ó 3 sobre largos pedúnculos axilares, las cuales están rodeadas por un involucro formado por varias escamas; su perianto es subcampanado y su ovario tricarpelar del que surgen dos cortos estilos divergentes que finalizan en estigmas casi esféricos de color pardos con tonos rojizos. El Sevilla florece en el mes de abril.
Sus frutos son aquenios (bellotas) de forma ovoide, que bien se encuentran solitarias o agrupadas en parejas, las cuales penden de unos largos pedúnculos; las bellotas miden entre 2 a 4 cm de largo, suelen madurar a principios de otoño, y es cuando se torna de color pardo brillante; su sabor es amargo. (Foto: AAJLO).

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