martes, 21 de junio de 2016

COFRADÍAS.- Carlos Peñuela y Ana Marín han culminado los trabajos en las pinturas murales que ilustran y adornan la Basílica de la Macarena

Carlos Peñuela y su compañera Ana Marín, conservadores-restauradores de bienes culturales y licenciados en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, han concluido sus trabajos en las pinturas murales que ilustran y adornan la Basílica de María Santísima de la Esperanza Macarena, según informa la Cofradía en su página web.
Han sido cuatro meses de ímprobos esfuerzos, superados muy desahogadamente dada la profesionalidad que atesoran, y con la inestimable colaboración de Juan Jesús Martín, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de la Universidad Hispalense, e investigador experto en materiales constitutivos del soporte y la porosidad mural, así como de pigmentos empleados en capa pictórica.
Comenzando por los murales que contienen reproducciones de los Papas Pablo VI, Juan pablo II, Pío XII y Juan XXIII, que presentaban serios síntomas de afección por humedad extrema, retenida por la presencia de filtraciones procedentes del muro exterior de la Basílica que limita con el atrio. Tras la eliminación de las sales en superficie consecuencia del hecho mencionado, se restituyeron las faltas de mortero detectadas para su posterior reintegración cromática.
La Capilla de Nuestra Señora del Santo Rosario ocupó el segundo hito de los trabajos. Retirada la ingente cantidad de polvo que acumulaba, se procedió a la consolidación de los paramentos murales mediante inyección en grietas de mortero de restauración. Tras fijar la capa pictórica, se reintegraron cromáticamente las lagunas de color existentes. Dicha operación se efectuó en todo el paramento exterior de la capilla, así como en el óculo de la misma.
Por su parte, la Capilla de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia mostraba un estado mejor conservado que las demás que componen los laterales de la Basílica. Se procedió igualmente a la retirada exhaustiva de depósitos de polvo y suciedad, y se fijaron aquellas lascas o desprendimientos de pintura para finalizar con la pertinente reintegración cromática.
Para las Capillas del Stmo. Cristo de la Salvación y de la Hispanidad se procedió de idéntica manera, retirando igualmente los testigos colocados hace años para estudiar el movimiento de los muros. Las cornisas perimétricas de la Basílica han gozado también de especial cuidado restaurador, con intervenciones puntuales por falta de mortero en la mayoría de los casos.
Asimismo, la bóveda y la escena del Coro han requerido especiales cuidados con el fin de devolver a los mismos los valores estéticos devaluados por el transcurrir de los años y por los agentes atmosféricos que, como la humedad procedente del exterior, han hecho estragos en ciertas zonas. Grietas y fisuras fueron, pues, objeto de especial atención, devolviendo al conjunto su volumen y cromatografía originales.
Finalmente, el arco toral del Altar Mayor e intradós y bóveda central del Presbiterio, así como los óculos que la iluminan, han requerido la mayor parte del tiempo invertido en el conjunto del proyecto. Tras consolidar el soporte mural, se retiraron las sales que generaban eflorescencias en la película pictórica, y se reintegró la volumetría y la cromatografía intentando por todos los medios una intervención de mínimo impacto.
El Hermano Mayor y la Junta de Gobierno desean dejar constancia de su más sincera gratitud y consideración a los dos actores principales de este ambicioso proyecto, Carlos y Ana, sin cuya desmedida implicación, flexibilidad y adaptación a las circunstancias y características de un enclave como el que nos ocupa, y afán por superar todos los obstáculos y problemas emanantes de un reto tan complejo, no podríamos haber alcanzado ese resultado tan sumamente satisfactorio.
Confiamos haber contribuido a devolver a las pinturas murales de Rafael Rodríguez Hernández ese esplendor y brillantez que con tan suma destreza llevó a efecto en el proyecto original.

A modo de recordatorio histórico, breve sinopsis de la obra de Rafael Rodríguez Hernández
Las pinturas murales de la Basílica de María Santísima de la Esperanza Macarena se deben al pincel del artista sevillano Rafael Rodríguez Hernández, a excepción de los dos Camarines donde se hallan las Sagradas Imágenes de Ntra. Sra. del Santo Rosario y de Ntro. Padre Jesús de la Sentencia, que se deben al pintor Manuel Flores y datan de 1974.
Rafael Rodríguez Hernández es hijo primogénito del que fuera genial pintor Rafael Blas Rodríguez Sánchez. Se formó en una familia de artistas, siendo su hermano Juan Antonio también pintor. Rafael Rodríguez Hernández colaboró en los trabajos que su padre realizó para varias iglesias de la provincia de Sevilla, entre ellas las del presbiterio de San Juan de la Palma. A su temple se debe, junto a las que nos ocupan en la Basílica de la Macarena, la decoración mural de los templos de las Hermandades de Los Negritos y las Mercedes de Santa Genoveva.
El programa iconográfico de nuestra Basílica gira en torno a escenas de la vida de la Stma. Virgen, tales como la Anunciación, la Coronación o la Ascensión a los cielos. Además, destaca la excepcional representación de los Padres de la Iglesia en la bóveda central: San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo y San Agustín. Y en el arco toral se encuentran representados las tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad.
Un total de más de ochocientos metros cuadrados de superficie se encuentran ilustradas de manera extraordinaria, empleando para ello y según las circunstancias diversas técnicas pictóricas, desde el temple al huevo o a la cola, pasando por la pintura al óleo.(Fuente: HEM).

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