CRÓNICA DE FERNANDO GELÁN
Fue colgado el cartel de no hay billetes porque la corrida había despertado una enorme expectación. El gran triunfador de la jornada fue José María Manzanares. Los toros de Victoriano del Río-Toros de Cortés que se lidiaron en esta cuarta corrida del ciclo continuado de la Feria no fueron nada boyantes. Más bien peligrosos y complicados. Pero el alicantino que tanto quiere y ama a Sevilla y que se descolgó del polémico G-5 --ahora ya es G-4--, cortó dos orejas a base de arriesgar todo cuanto pudo y desarrollar el toreo que exigía las circunstancias. No se podían hacer florituras. Manzanares le echó valor y garra para arrancar las embestidas de unos toros sin mucha casta y que se quedaban parados si el torero que estaba delante no era exigente y comprometido. Y José Mari se echó para adelante e hizo vibrar al público que llenaban los tendidos y las gradas hasta la bandera. Hizo el toreo que se podía hacer. Era otra dimensión. Manzanares, en los dos toros, hizo dos faenas de mucho mérito. Se expuso al cien por cien frente a unos morlacos que buscaron siempre las tablas para huir de las citas del matador. Y ante la pasión del toreo, los toros tragaron y se llenó la plaza de muchas emociones. Cortó dos orejas --una en cada toro--, pero hubo petición de otra con bastante insistencia en el quinto de la tarde. Pero la presidenta, Anabel Moreno, cruzó los brazos a pesar de que casi toda la plaza seguía con los pañuelos en alto. Manzanares estuvo a punto de salir por la Puerta del Príncipe. Se la había ganado con toda justicia por su gran gesta.
La Maestranza estaba esta tarde reluciente y brillante. Pagés colgaba en esta corrida el cartel de no hay billetes. Otro lleno a reventar como en la jornada inaugural de la temporada el Domingo de Pascua. Y es una delicia contemplar los tendidos y la gradas con ese magnífico aspecto. Fue una lástima que las reses de Victoriano del Río-Toros de Cortés decepcionaran por su enorme irregularidad. Los toros no tuvieron casta y la mayoría, por no decir todos, se rindieron tras el tercio de banderillas. Les tocó a los diestros del llamativo cartel sacar las castañas del fuego. Hay ya años de oficio en Enrique Ponce y José María Manzanares. La incógnita estaba en el sevillano Paco Lama de Góngora que tomaba la alternativa para subir en el escalafón de la fiesta. El que más tajada sacó fue Manzanares. Pero tanto Enrique Ponce como Lama de Góngora --que fue ovacionado en el primero--, pusieron siempre muchas ganas y se esforzaron para poder salir airosos del grave problema que presentaron las reses de la corrida.
Qué bonito resultó el acto de la alternativa al comienzo del festejo. Por esta ceremonia, Lama de Góngora fue el primer espada en iniciar la lidia del primer toro. El sevillano emocionó con unas verónicas y el público se entusiasmó porque veía con ganas y poder al nuevo matador. Luego ya llegó la protocolaria entrega de la muleta y la espada, con Ponce de padrino y Manzanares de testigo. Acto que fue interrumpido porque el toro, de nombre “Amante”, se quiso unir al trío. Lama de Góngora brindó la muerte del morlaco a su madre que estaba en los tendidos. Y había lágrimas en los ojos del nuevo matador de toros de Sevilla. Lama estuvo decidido y valiente con la franela roja y se lució en unas medidas series de derechazos y naturales. Y la música sonó en la Maestranza. Pero poco duró la alegría. El animal de Victoriano del Río se quedó sin fuerzas y a pesar de todos los intentos del joven torero no pudo desarrollar todo cuanto tenía metido en el corazón. Mató de tres pinchazos y un descabello. El público agradeció todo el esfuerzo que había realizado el chaval y lo premió con una larga ovación.
Tampoco tuvo fortuna en el segundo de su lote –sexto y último del festejo--, porque el toro también se rajó. Brindó la muerte del animal a Ponce y Manzanares. Al comienzo de la lidia parecía que el morlaco iba a responder. Lama ejecutó con mucha entrega y con mucho riesgo algunos templados derechazos. El torero sevillano obligó con genio al toro a la embestida. Pero “Enamorado”, que así se llamaba el morlaco, no quiso atender a los tejos del matador que siempre mostró una gran actitud. Mató de tres pinchazos.
Todos los premios de la jornada fueron para José María Manzanares. Cortó dos orejas, una en cada toro, pero estuvo en un tris de recibir otra en el segundo de su lote porque el público mantuvo los pañuelos para que Anabel Moreno, la presidenta de la plaza, otorgara un premio más al triunfador del festejo. Pero Moreno se cruzó de brazos. Manzanares pudo salir hoy por la Puerta del Príncipe.
Y es que el torero alicantino dio una gran lección de toreo ante dos toros imposibles. Y ahí estuvo el genio de un Manzanares que está tan vinculado a Sevilla. El torero volvía a torear en la Maestranza después de la fuerte tormenta que generó el llamado Grupo-5, del que afortunadamente para los aficionados de nuestra ciudad, se salió el diestro de Alicante. Su compromiso con Sevilla, en esta difícil jornada taurina, estuvo siempre palpable. En el primero de su lote, Manzanares entusiasmó con unas espectaculares verónicas. Luego, con la muleta, el torero dominó la lidia para obligar al toro a la embestida. Hubo siempre buena disposición, porque la entrega de Manzanares fue total. El toro se fue viniendo abajo y buscó las tablas para huir de la pelea con el torero. Se alargó la faena porque Manzanares insistió en controlar al toro con el fin de superar todas las dificultades. Y expuso al máximo. Tal vez su toreo tuvo otra dimensión. Pero se ajustó a las circunstancias. Logró transmitir y el público vibró con la pasión que Manzanares puso ante el morlaco. Hubo un aviso. Pero mató de estocada y el toro cayó sin puntillas. Era la primera oreja. En el segundo de su lote, Manzanares volvió a desarrollar el mismo buen juego torero. Era lo más positivo. Arriesgó al máximo. Con la muleta ejecutó serie profundas, ligadas y con arte y valor. La música sonó en su honor. Manzanares se imponía de nuevo a otro toro complicado. Pero brilló en ajustados derechazos y firmes remates con el de pecho. Hizo que el toro arrancara por las malas o por las buenas. Todo el mérito de la faena estuvo en el corazón y en la cabeza del torero alicantino. El toro se fue a las tablas y allí tuvo que utilizar la espada Manzanares. Otra estocada de muerte. Premio de una oreja con insistente petición de otra.
FICHA DEL FESTEJO:
Se celebró en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla la cuarta corrida del ciclo continuado de la Feria de Abril --sexta del abono de la temporada--, con un lleno total en el Coso del Baratillo. Se lidiaron toros de Victoriano del Río --tercero y cuarto--, y Toros de Cortés --el resto de las reses--. Irregulares de presentación, descastados y mansos.
* Lama de Góngora, que tomó la altrnativa, ovación con saludos, y silencio.
* Enrique Ponce, silencio y silencio.
* José María Manzanares, aviso y oreja, y oreja con petición de la segunda.
* José María Manzanares, aviso y oreja, y oreja con petición de la segunda.
Saludaron los banderilleros Curro Robles, Curro Javier y Javier Blázquez. tarde soleada. Ligera brisa. Se colocó el cartel de no hay billetes. (Fotos: Toromedia).
No hay comentarios:
Publicar un comentario