Tras una demostración de toreo de salón a cargo del novillero, los alumnos más valientes y atrevidos se animaron a comprobar en primera persona el tacto de los avíos de torear, siempre guiados por el propio Tomás Angulo, que disfrutó de la experiencia.
La donación de un capote de brega que posteriormente será rifado para beneficio del centro-residencia, cientos de fotografías, firmas y besos remataron una jornada que será inolvidable para todos.
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