SEVILLA F.C., 1; VILLARRREAL, 2.- Está visto que el fallo del Sevilla está en el poco saber técnico y táctico de Marcelino García, que no sabe o no puede hallar la fórmula mágica para que el equipo de Nervión funcione como debe ser y vuelva a la senda de los triunfos para poder colocarse arriba, entre los grandes. El Villarreal de Molina, que juega un rato, supo a las mil maravillas hacerle frente a un Sevilla escasito de argumentos para mandar en el terreno de juego.
El cuadro de Nervión solamente tiene a Navas por la derecha para centrar a ver lo que sale y a Kanouté para el remate de cabeza, si es capaz de encontrar posturas. Negredo hace tiempo que está desaparecido y el Sevilla, ni con Rakitic ni con Reyes, que salió en la segunda parte, supo responder al submarino amarillo, que bien pudo golear a los blancos del Pizjuán si tienen mayor acierto a la hora del remate.
Mal el Sevilla en el primer tiempo. Dominó con sabiduría futbolera el Villarreal, jugando con enorme eficacia, control y remate. El cuadro de Marcelino García se hundía como el Concordia y ningún futbolista blanco sabía como enderezar aquella nave que naufragaba de forma estrepitosa. Los hombres de Marcelino únicamente buscaban la rapidez de Navas, una falta o un saque de esquina o que Kanouté o Negredo, de forma personal, resolviera el evento.
Empató de fortuna el Sevilla –gol de Bruno en propia puerta, minuto 32--, porque en el 21, Borja Valero había dejado con un palmo de narices a Javi Varas, incapaz de parar el remate del jugador del Villarreal. Este empate a uno daba ciertas esperanzas a la parroquia sevillista para la segunda parte, pero con ciertas limitaciones por el buen juego desplegado por ambos equipos. El Villarreal fue muy superior a los blancos.
Arriesgó Marcelino García –se juega el puesto--, en la segunda parte y quiso luchar contra todos los elementos. Metió presión sacando a Reyes y a Trochowsky, con el fin de armar la revolución y jugar al ataque de forma desesperada. Pero el Sevilla, a pesar del arrebato, no pudo superar a la defensa del submarino amarillo y, sobre todo, la prodigiosa actuación de Diego López, que detuvo balones que la grada veía dentro de las mallas del cancerbero amarillo.
La respuesta del Villarreal fue más efectiva. Volcado el Sevilla el ataque y desguarnecido su centro del campo y la defensa, el equipo de Molina tejió bien una serie de peligrosos contragolpes. Ya avisó en una jugada primorosa de Borja Valero y en un tiro a la madera de Cani. Pero tanto fue el cántaro a la fuente que en el minuto 81, en otro letal contraataque, Camuñas puso el definitivo 1-2 para el Villarreal. ¿Cuánto tiempo durará Marcelino en el Sevilla?
Ni en la tromba final, el Sevilla pudo con un ajustado y equilibrado Villarreal, que en el minuto 92 se quedó con 10 jugadores por acertada expulsión de Oriol.
El cuadro de Nervión sigue en esos puestos intermedios que no conducen a nada. Del Nido y Monchi han de tomar drásticas medidas. De seguir así, el futuro es bastante negro.
El cuadro de Nervión solamente tiene a Navas por la derecha para centrar a ver lo que sale y a Kanouté para el remate de cabeza, si es capaz de encontrar posturas. Negredo hace tiempo que está desaparecido y el Sevilla, ni con Rakitic ni con Reyes, que salió en la segunda parte, supo responder al submarino amarillo, que bien pudo golear a los blancos del Pizjuán si tienen mayor acierto a la hora del remate.
Mal el Sevilla en el primer tiempo. Dominó con sabiduría futbolera el Villarreal, jugando con enorme eficacia, control y remate. El cuadro de Marcelino García se hundía como el Concordia y ningún futbolista blanco sabía como enderezar aquella nave que naufragaba de forma estrepitosa. Los hombres de Marcelino únicamente buscaban la rapidez de Navas, una falta o un saque de esquina o que Kanouté o Negredo, de forma personal, resolviera el evento.
Empató de fortuna el Sevilla –gol de Bruno en propia puerta, minuto 32--, porque en el 21, Borja Valero había dejado con un palmo de narices a Javi Varas, incapaz de parar el remate del jugador del Villarreal. Este empate a uno daba ciertas esperanzas a la parroquia sevillista para la segunda parte, pero con ciertas limitaciones por el buen juego desplegado por ambos equipos. El Villarreal fue muy superior a los blancos.
Arriesgó Marcelino García –se juega el puesto--, en la segunda parte y quiso luchar contra todos los elementos. Metió presión sacando a Reyes y a Trochowsky, con el fin de armar la revolución y jugar al ataque de forma desesperada. Pero el Sevilla, a pesar del arrebato, no pudo superar a la defensa del submarino amarillo y, sobre todo, la prodigiosa actuación de Diego López, que detuvo balones que la grada veía dentro de las mallas del cancerbero amarillo.
La respuesta del Villarreal fue más efectiva. Volcado el Sevilla el ataque y desguarnecido su centro del campo y la defensa, el equipo de Molina tejió bien una serie de peligrosos contragolpes. Ya avisó en una jugada primorosa de Borja Valero y en un tiro a la madera de Cani. Pero tanto fue el cántaro a la fuente que en el minuto 81, en otro letal contraataque, Camuñas puso el definitivo 1-2 para el Villarreal. ¿Cuánto tiempo durará Marcelino en el Sevilla?
Ni en la tromba final, el Sevilla pudo con un ajustado y equilibrado Villarreal, que en el minuto 92 se quedó con 10 jugadores por acertada expulsión de Oriol.
El cuadro de Nervión sigue en esos puestos intermedios que no conducen a nada. Del Nido y Monchi han de tomar drásticas medidas. De seguir así, el futuro es bastante negro.
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