Jacinto Martínez, presidente de la Asociación Amigos de los Jardines de La Oliva, nos remite el siguiengte artículo informativo:
La Avenida de la Constitución fue reurbanizada por el anterior equipo de Gobierno Municipal, como consecuencia de ello podría decirse que hubo demasiados “daños colaterales” ya que fueron arrancados más de un centenar de fresnos americanos que proporcionaban una benéfica bóveda de sombra a los viandantes, en los largos y calurosos estíos sevillanos. Lamentablemente, estos fresnos americanos los reemplazaron por unos naranjos centenarios de grueso tronco y copa poco frondosa que, traídos desde Valencia costaron casi cien mil euros. Estos viejos naranjos fueron plantados en alcorques reducidos y con escasa profundidad, además estaban rodeados de distintas canalizaciones eléctricas, aguantando el calor añadido del enlosado de granito y con un sistema de riego poco efectivo, en estas condiciones su supervivencia y adaptación resulta hasta la fecha más que milagrosa.
En este mes de agosto, recorrer la Avenida es asistir a un triste espectáculo, no es agradable ni estético, contemplar la silueta de un naranjo seco y menos aún, verlos con sus hojas mustias muriéndose de sed. ¡Qué desprestigio para la ciudad! El delegado responsable del arbolado viario de Sevilla, si tiene sensibilidad medioambiental, debe corregir de inmediato esta dejación de funciones y apear ante que nada los naranjos secos de la Avenida y sobre todo, aunque sea con un camión cisterna, regar periódicamente los naranjos que están luchando por sobrevivir.
La Avenida de la Constitución fue reurbanizada por el anterior equipo de Gobierno Municipal, como consecuencia de ello podría decirse que hubo demasiados “daños colaterales” ya que fueron arrancados más de un centenar de fresnos americanos que proporcionaban una benéfica bóveda de sombra a los viandantes, en los largos y calurosos estíos sevillanos. Lamentablemente, estos fresnos americanos los reemplazaron por unos naranjos centenarios de grueso tronco y copa poco frondosa que, traídos desde Valencia costaron casi cien mil euros. Estos viejos naranjos fueron plantados en alcorques reducidos y con escasa profundidad, además estaban rodeados de distintas canalizaciones eléctricas, aguantando el calor añadido del enlosado de granito y con un sistema de riego poco efectivo, en estas condiciones su supervivencia y adaptación resulta hasta la fecha más que milagrosa.
En este mes de agosto, recorrer la Avenida es asistir a un triste espectáculo, no es agradable ni estético, contemplar la silueta de un naranjo seco y menos aún, verlos con sus hojas mustias muriéndose de sed. ¡Qué desprestigio para la ciudad! El delegado responsable del arbolado viario de Sevilla, si tiene sensibilidad medioambiental, debe corregir de inmediato esta dejación de funciones y apear ante que nada los naranjos secos de la Avenida y sobre todo, aunque sea con un camión cisterna, regar periódicamente los naranjos que están luchando por sobrevivir.
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