FÚTBOL.- El ascenso del Betis a Primera pasaba por un resultado del partido Real Unión-Hércules en Irún que tenía que favorecer a los verdiblancos
Real Betis, 4; Levante, 0.-
Más de 50.000 seguidores verdiblancos en las gradas para el ser o no ser del Betis en el partido que cerraba la Liga en Sevilla. Todos los transistores pendientes de la información del choque en Irún entre el Real Unión y el Hércules. Este era el tremendo y complicado panorama en el Ruiz de Lopera. Esperanza e ilusión en los comienzos, pero también se sabía que todo era como lanzar una moneda al aire. O cara o cruz. Por las gradas se difundió un supuesto gol del Real Unión, pero la información no era auténtica y el Betis, yendo a lo suyo, buscó con pundonor, fe y espíritu de lucha una victoria para poder serenar los ánimos y vivir con esperanzas.
Y los goles llegaron para el zurrón verdiblanco. El cuadro de Víctor Fernández trenzó jugadas muy positivas, sorprendiendo a un Levante reservón –el cuadro valenciano tenía asegurado el ascenso desde la penúltima jornada pasara lo que pasara en Irún y en Sevilla--, y aunque puso alguna resistencia en determinados momentos, tampoco creó grandes impedimentos. Juande hizo el primer gol para los béticos. Júbilo y alegría. Aún estaba la moneda en el aire. Pero el Hércules se adelantó en el marcador de Irún y los palos se cayeron sobre el sombrajo. Siguió el Betis machacando al Levante para asegurar el triunfo, con la esperanza de que el Real Unión marcara el gol del empate que podía facilitar a los béticos el sufrido ascenso. Pero ya estaba la cruz.
En este primer periodo, Caffa, de genial falta directa, y Pereira, marcaron distancias en el marcador del Ruiz de Lopera. Toda la grada, tras este 3-0 demoledor y justiciero, sólo pendiente del partido de Irún. Pero desgraciadamente no se produjo el resultado deseado por los béticos. El Hércules, además, marcó otro gol para asegurar su pase a la Primera División. Con este resultado tan favorable para los alicantinos, el Betis, aunque empataba a 71 puntos, el gol average le hacía una dura y letal faena futbolera. Quedaba igualado a puntos con Hércules y Levante, pero en esa cuarta posición que no le daba derecho a nada. A seguir un año más en Segunda.
El partido en Heliópolis ya se fue desarrollando sin chispa y sin apenas emociones. Hubo a veces un peloteo insulso, pues los jugadores del Betis no podían ya superar la enorme decepción. Únicamente despertó y brilló en ese periodo final del choque el magnífico gol de Odonkor –el cuarto de la tarde--, y la emocionante despedida de Capi, que se fue del campo con lágrimas en los ojos, besando la yerba del Ruiz de Lopera y abrazando a todos sus compañeros. Aunque el equipo ha sufrido mucho durante toda la Liga en esta dura Segunda División, al final no se produjo el milagro. El ascenso, como ya dijo Víctor Fernández, “era una quimera”. Y así fue. Acertó el "mister".
Llantos en las gradas; caras tristes; amargor; pancartas contra Manuel Ruiz de Lopera y el consejo directivo e invasión del terreno de juego cuando el juez de la contienda pitó el final. Las fuerzas de seguridad controlaron toda la bulla última, tanto en el interior del estadio como fuera del estadio. El Betis sigue en Segunda. Habrá que corregir muchos errores para poder iniciar una nueva andadura con todas las de la ley de volver, sin mirar atrás, a Primera. Pero este nuevo golpe para los béticos ha sido bastante duro. No hay cuerpo que lo resista. A seguir sufriendo.
Real Betis, 4; Levante, 0.-
Más de 50.000 seguidores verdiblancos en las gradas para el ser o no ser del Betis en el partido que cerraba la Liga en Sevilla. Todos los transistores pendientes de la información del choque en Irún entre el Real Unión y el Hércules. Este era el tremendo y complicado panorama en el Ruiz de Lopera. Esperanza e ilusión en los comienzos, pero también se sabía que todo era como lanzar una moneda al aire. O cara o cruz. Por las gradas se difundió un supuesto gol del Real Unión, pero la información no era auténtica y el Betis, yendo a lo suyo, buscó con pundonor, fe y espíritu de lucha una victoria para poder serenar los ánimos y vivir con esperanzas.
Y los goles llegaron para el zurrón verdiblanco. El cuadro de Víctor Fernández trenzó jugadas muy positivas, sorprendiendo a un Levante reservón –el cuadro valenciano tenía asegurado el ascenso desde la penúltima jornada pasara lo que pasara en Irún y en Sevilla--, y aunque puso alguna resistencia en determinados momentos, tampoco creó grandes impedimentos. Juande hizo el primer gol para los béticos. Júbilo y alegría. Aún estaba la moneda en el aire. Pero el Hércules se adelantó en el marcador de Irún y los palos se cayeron sobre el sombrajo. Siguió el Betis machacando al Levante para asegurar el triunfo, con la esperanza de que el Real Unión marcara el gol del empate que podía facilitar a los béticos el sufrido ascenso. Pero ya estaba la cruz.
En este primer periodo, Caffa, de genial falta directa, y Pereira, marcaron distancias en el marcador del Ruiz de Lopera. Toda la grada, tras este 3-0 demoledor y justiciero, sólo pendiente del partido de Irún. Pero desgraciadamente no se produjo el resultado deseado por los béticos. El Hércules, además, marcó otro gol para asegurar su pase a la Primera División. Con este resultado tan favorable para los alicantinos, el Betis, aunque empataba a 71 puntos, el gol average le hacía una dura y letal faena futbolera. Quedaba igualado a puntos con Hércules y Levante, pero en esa cuarta posición que no le daba derecho a nada. A seguir un año más en Segunda.
El partido en Heliópolis ya se fue desarrollando sin chispa y sin apenas emociones. Hubo a veces un peloteo insulso, pues los jugadores del Betis no podían ya superar la enorme decepción. Únicamente despertó y brilló en ese periodo final del choque el magnífico gol de Odonkor –el cuarto de la tarde--, y la emocionante despedida de Capi, que se fue del campo con lágrimas en los ojos, besando la yerba del Ruiz de Lopera y abrazando a todos sus compañeros. Aunque el equipo ha sufrido mucho durante toda la Liga en esta dura Segunda División, al final no se produjo el milagro. El ascenso, como ya dijo Víctor Fernández, “era una quimera”. Y así fue. Acertó el "mister".
Llantos en las gradas; caras tristes; amargor; pancartas contra Manuel Ruiz de Lopera y el consejo directivo e invasión del terreno de juego cuando el juez de la contienda pitó el final. Las fuerzas de seguridad controlaron toda la bulla última, tanto en el interior del estadio como fuera del estadio. El Betis sigue en Segunda. Habrá que corregir muchos errores para poder iniciar una nueva andadura con todas las de la ley de volver, sin mirar atrás, a Primera. Pero este nuevo golpe para los béticos ha sido bastante duro. No hay cuerpo que lo resista. A seguir sufriendo.
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