El torero Andrés Luque Gago ha inaugurado el Aula de la Experiencia Macarena con una conferencia en la que desgranó sus vivencias en el toreo y entabló un ameno diálogo con los más de 30 hermanos veteranos que acudieron al acto. El matador de toros Eduardo Dávila Miura actuó como ayudante del maestro Luque Gago, que finalizó su conferencia entre los aplausos de un público entusiasmado ante un caudal inagotable de sabiduría torera y anécdotas que remitían a una época irrepetible del toreo, según informa la Hermandad de la Macarena en su página digital.
Luque Gago inició el repaso a toda una vida dedicada al toro dejando claro que “yo soy macareno y estoy muy orgulloso de que la Hermandad me haya invitado a esta charla”. Y como muestra ofreció este botón:“Fui a torear a Manizales, en Colombia, y entré en la capilla y lo primero que vi fue un cuadro de la Virgen de la Esperanza; no saben ustedes la confianza y la satisfacción que me dio”.
El maestro, ayudado por el matador Dávila Miura con sus preguntas, rememoró sus primeros entrenamientos en el corral que su padre tenía en la calle San Basilio, los inicios como novillero sin caballos, los tentaderos a los que acudía como aficionado en bicicleta, su decisión de convertirse en banderillero, su magisterio como torero de plata y su dedicación al apoderamiento. Entre sus recuerdos más vivos, uno, el de Manolete, al que conoció en Córdoba y “me impresionó de una manera imborrable, qué torero y qué hombre”.
Preguntado por el mejor torero que ha conocido, Luque Gago no dudó, Antonio Ordóñez, “el más puro”. También reconoció los méritos de Luis Miguel Dominguín, “un lidiador”, y de Curro Romero, con quien le gustaba ir porque “me dejaba torear mucho con el capote”.
Sin embargo, este macareno se mostró rotundo al afirmar que el mejor torero con el capote que ha visto es Rafael de Paula, “por cómo componía la figura, recogía su capote, sacaba el pecho y le echaba los vuelos al toro”. “Rafael no llegó ni a la mitad de lo que pudo haber sido, él era así, especial y muy dejado físicamente”, señaló.
En su memoria guarda un hueco especial para Paquirri, “a quien quería mucho; era un auténtico atleta que no se dejaba ganar la pelea por nadie”. De hoy en día, “me quedo sin duda con Morante de la Puebla, que está muy por encima del resto, a mi modo de entender el toreo”.
Durante algo más de hora y media Luque Gago mantuvo el interés entre los asistentes, que abarrotaron el salón de la Casa de Hermandad, ya que no solo acudieron los hermanos del Programa de Veteranos Macarenos sino muchos otros hermanos que no quisieron perderse la conferencia de esta figura del toreo.
Arrancó de este modo el Aula de la Experiencia Macarena, acto que sirvió asimismo para clausurar el curso del Programa de los Veteranos Macarenos, en el que está inserto.
Este Aula, que surge del programa de trabajo de la Asistencia Social y se inserta en el Programa de Veteranos Macarenos, es una apuesta para poner en valor el mayor capital que tiene la Hermandad de la Macarena, la sabiduría de sus mayores, y ponerlo a disposición del resto de hermanos macarenos.
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