FÚTBOL.- A los siete minutos ya perdía el Betis en la Nueva Condomina de Murcia
Real Murcia. 2; Real Betis, 0.- Lo que no puede ser, no puede ser. Ni se le ha visto a los béticos, ni le esperaba tan mal. El Betis, en la Nueva Condomina, se le era recibido con cierto temor, pero el equipo murciano, a los siete minutos, ya se aprovechaba de dos errores defensivos del once que entrena Tapia y supo mantener hasta la pitada final esos dos goles regalos que encajaron los verdiblancos.
No se sabe si fue autosuficiencia, pero el Betis no valoró en su justa medida al cuadro pimentonero. Creyeron los verdiblancos que este partido con el colista, tras las dos últimas victorias en Heliópolis, era como coser y cantar. Pero el Murcia no fue el rival endeble que se asustó ante un equipo que quiere colocarse entre los puestos de cabeza, para volver a Primera con todos los honores.
Nunca pudo el Betis, pese al esfuerzo y la lucha de Emaná, jugar bien, agresivo. Nunca fue capaz de poner orden y concierto y jugó en Murcia como un equipo torpe, sin ideas y con excesivos fallos en todas las líneas.
La defensa comete muchos errores –el Murcia se aprovechó en esos minutos iniciales--, y nunca hubo un hombre en el centro del campo bético para poner balones a los delanteros. Sergio García casi pasó desapercibido y Pavone salió en la segunda parte, cuando el equipo ya estaba totalmente desarbolado y con evidente falta de concentración.
Había en el cuadro de Heliópolis deseos de alcanzar estos tres puntos en Murcia, para ponerse a tiro de piedra de la Primera División. Pero fue siempre el once local quien pudo aumentar ese tanteo favorable, con muchas posibilidades de golear gravemente a los sevillanos.
Otro mal partido del once verdiblanco en campo ajeno. Y, lo peor de todo, ante el colista. En las gradas de la Nueva Condomina se refregaban los ojos porque jamás podían creer que el último de la fila estaba ganando de forma tan clara a limpio a unos de los candidatos a dejar la Segunda División, que fue inoperante y ridículo en su fútbol.
Tapia no tiene ya excusas para estos altibajos tan profundos del equipo que entrena. El preparador bético no encuentra la fórmula para seguir en la buena senda. Es verdad que aún se mantiene en el cuarto puesto y que la Liga es larga. Pero tras esta triste huella siguen otros equipos pisándole los talones.
El Betis tiene que dar un giro rápido y serenar los ánimos, porque no se pueden dar tantas facilidades para que el rival coja vuelo y te meta en la tumba.
Mal e impreciso el cuadro verdiblanco en Murcia, con un fútbol mediocre y anodino, con falta de ideas y una tremenda y espectacular nerviosera. Ni chispa, sin garra y sin chicha ni limoná.
Decepción total, con grave tropiezo, cuando todo hacía prever que los sueños estaban ya haciéndose realidad. Un golpe mortal por los graves desajustes que el once de Tapia mostró sobre la yerba de La Nueva Condomina.
Extraña imagen del equipo del Betis en Murcia. Fueron calamitosas las deficientes acciones de la mayoría de los jugadores. Y esta mala imagen ha de cambiarla Tapia con alguna terapia.
Real Murcia. 2; Real Betis, 0.- Lo que no puede ser, no puede ser. Ni se le ha visto a los béticos, ni le esperaba tan mal. El Betis, en la Nueva Condomina, se le era recibido con cierto temor, pero el equipo murciano, a los siete minutos, ya se aprovechaba de dos errores defensivos del once que entrena Tapia y supo mantener hasta la pitada final esos dos goles regalos que encajaron los verdiblancos.
No se sabe si fue autosuficiencia, pero el Betis no valoró en su justa medida al cuadro pimentonero. Creyeron los verdiblancos que este partido con el colista, tras las dos últimas victorias en Heliópolis, era como coser y cantar. Pero el Murcia no fue el rival endeble que se asustó ante un equipo que quiere colocarse entre los puestos de cabeza, para volver a Primera con todos los honores.
Nunca pudo el Betis, pese al esfuerzo y la lucha de Emaná, jugar bien, agresivo. Nunca fue capaz de poner orden y concierto y jugó en Murcia como un equipo torpe, sin ideas y con excesivos fallos en todas las líneas.
La defensa comete muchos errores –el Murcia se aprovechó en esos minutos iniciales--, y nunca hubo un hombre en el centro del campo bético para poner balones a los delanteros. Sergio García casi pasó desapercibido y Pavone salió en la segunda parte, cuando el equipo ya estaba totalmente desarbolado y con evidente falta de concentración.
Había en el cuadro de Heliópolis deseos de alcanzar estos tres puntos en Murcia, para ponerse a tiro de piedra de la Primera División. Pero fue siempre el once local quien pudo aumentar ese tanteo favorable, con muchas posibilidades de golear gravemente a los sevillanos.
Otro mal partido del once verdiblanco en campo ajeno. Y, lo peor de todo, ante el colista. En las gradas de la Nueva Condomina se refregaban los ojos porque jamás podían creer que el último de la fila estaba ganando de forma tan clara a limpio a unos de los candidatos a dejar la Segunda División, que fue inoperante y ridículo en su fútbol.
Tapia no tiene ya excusas para estos altibajos tan profundos del equipo que entrena. El preparador bético no encuentra la fórmula para seguir en la buena senda. Es verdad que aún se mantiene en el cuarto puesto y que la Liga es larga. Pero tras esta triste huella siguen otros equipos pisándole los talones.
El Betis tiene que dar un giro rápido y serenar los ánimos, porque no se pueden dar tantas facilidades para que el rival coja vuelo y te meta en la tumba.
Mal e impreciso el cuadro verdiblanco en Murcia, con un fútbol mediocre y anodino, con falta de ideas y una tremenda y espectacular nerviosera. Ni chispa, sin garra y sin chicha ni limoná.
Decepción total, con grave tropiezo, cuando todo hacía prever que los sueños estaban ya haciéndose realidad. Un golpe mortal por los graves desajustes que el once de Tapia mostró sobre la yerba de La Nueva Condomina.
Extraña imagen del equipo del Betis en Murcia. Fueron calamitosas las deficientes acciones de la mayoría de los jugadores. Y esta mala imagen ha de cambiarla Tapia con alguna terapia.
Manuel Ruiz de Lopera. máximo accionista, no puede permitir estos duros golpes que ha recibido el equipo en el estadio de un colista. Hay que jugar con más garra y con más responsabilidad. Corresponde a Lopera exigir más a Tapia y a la plantilla.
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