Oliver es alguien que siendo muy niño, en aquél colegio de los Salesianos de Triana que lo vio crecer, y al amparo de los ensayos de costaleros de María Auxiliadora, veía y sentía, y ya se colaba por sus sentimientos, una poderosa veneración sobre aquellos hombres que se metían debajo de las trabajaderas.
Ensayaban con ellos allí arriba los costaleros, niños sentados en una mesa de parihuela, no había sacos de arenas, ni vigas, eran niños, que empezaban a entender y a respetar el oficio, eran niños de Triana, para costaleros de Triana, y Salesianos.
Y así, hasta que una noche perdida en el tiempo del año 1985, con la afición en todos los poros de su piel, con 15 años, sus pasos lo llevaron hasta San Martin, allí esperaba La Lanzada. Sabía que era una cofradía dura, pero era su oportunidad. El capataz, -Manolo Torres- lo llama para el igualo, no se lo creía, fueron los segundos más ansiosos de su vida, empezaba a sentirse costalero… un oficio que empiezas, y del que no terminas nunca de aprender. Le pide una autorización materna para poder salir de costalero, y… la llevó!!! Vaya si la llevó. La tuvo que hacer y firmar, el mismo, claro.
Y de Lanzada a Cigarreras. Allí también vivió unos años intensos, duros e inolvidables. Eran otros tiempos… Y en sus recuerdos, el paso de misterio por la calle Pureza… y el izquierdo por delante.
Y a partir de ahí, empezaron a cumplirse todas sus ilusiones.
Llega Herodes (y los Villanuevas, donde el costalero se siente costalero, templo de los hombres de abajo, orgullo y privilegio)
Llega San Gonzalo (su hermandad de niño, su cuadrilla, Manolito Garduño, Bienvenido Puelles, sus amigos, su vida, el espíritu de costalero, su ilusión, otra historia… ni mejores ni peores, diferentes…). Fue miembro de su Junta de Gobernó en varias ocasiones, primero con Mateo González Gago y posteriormente en el mandato de Bienvenido Puelles Oliver.
Llega Panaderos (con una cuadrilla, hombre por hombre, que difícilmente Sevilla volverá a tener nunca) Llegan Los Servitas… (la elegancia del costalero), y pasado los años, llegó también La Exaltación, (Los Caballos de Santa Catalina, donde disfrutó como cuando empezó, con jóvenes y valientes costaleros y un capataz que sabe bien lo que hace, Mariano Falcón).
Un costalero más, como cualquier otro, de Triana, y estas sus señas de identidad, las que conoció cuando empezó, las que sigue admirando y aprendiendo. La de los valores. La que dice, que lo mejor de las cofradías, serán siempre, los amigos. La de la generosidad, porque debajo de los pasos existe un mundo de pétreas y exquisitas formas de aprender, no solo el oficio, sino también, una forma de vida. La disciplina, el orden y la compostura. Aunque muchos en nuestros días, según indica, se esfuercen en hacernos ver todo lo contrario… Lo que peor lleva, cuando hablan sin conocimiento de causa, sin razón, sin propiedad. Se siente orgulloso de tener una vida en costalero. Con respeto y educación, en costalero.
Y no entendería su afición, sin su devoción. Es un cristiano convencido, que profesa la fe en Cristo y en su bendita Madre.
Es “YO SOY” y suyo siempre.
Asiduo colaborador del programa “La Pasión” que presenta Víctor García Rayo y de nuestro equipo de radio, en las tertulias cofrade en Onda Capital.
Hermano de San Gonzalo y de la hermandad del Rocío de Triana, nos hará disfrutar de sus palabras y saber estar en la próxima presentación del Cartel de Glorias Cinturón de Esparto 2019.
Asiduo colaborador del programa “La Pasión” que presenta Víctor García Rayo y de nuestro equipo de radio, en las tertulias cofrade en Onda Capital.
Hermano de San Gonzalo y de la hermandad del Rocío de Triana, nos hará disfrutar de sus palabras y saber estar en la próxima presentación del Cartel de Glorias Cinturón de Esparto 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario