domingo, 30 de noviembre de 2014

A pesar de la denuncia realizada por Asociación Vecinal La Revuelta, los coches siguen invadiendo El Pumarejo

* Tras señalarse el problema a través de la prensa, el Ayuntamiento pareció reaccionar, y alguna mejora se observó en la plaza. Pero dejó a medias la colocación de los bolardos que quitó en su día: los coches han seguido circulando y aparcando en la zona peatonal.

El pasado 27 de octubre La Revuelta denunció públicamente, a través de los medios de comunicación, la situación que se viene padeciendo en la plaza del Pumarejo a cuenta de la obra de reurbanización que Emasesa realiza en la calle San Luis. Entre otros problemas, señaló que la zona peatonal de la plaza seguía soportando el tránsito y el estacionamiento irregular de vehículos cuando, dado el avance de las obras, ello podía estar ya solucionado desde finales de agosto, si no antes incluso, devolviendo la plaza a su estado normal.
Los miembros de La Revuelta informan que no era la primera vez que se denunciaba la situación. Pero en esa ocasión se hizo a través de los medios; e incluía un aviso: el gran hartazgo que ya manifestaban muchas vecinas podría llevar a que, si el Ayuntamiento no la resolvía ya, fuera el propio vecindario el que lo hiciera. Y, a diferencia de las denuncias anteriores, ésta sí provocó la reacción municipal: al poco empezaban a colocar los bolardos que volverían a salvaguardar la zona peatonal de la plaza.
Pero fue sólo un "espejismo": como no llegaron a culminar la actuación, al dejar varios bolardos sin poner, los coches han seguido otro mes más circulando y aparcando en la zona peatonal. Es decir, que la actuación municipal pareciera no haber sido más que una simple "treta" para apaciguar ánimos. Y no es de recibo que nuestros gestores públicos traten así al vecindario, a la ciudadanía; o que demuestren tanta desidia o incompetencia ante problemas tan obvios y de solución tan simple y barata como el que nos ocupa.
Y es que el asunto viene de lejos. Porque recordemos que lo primero que hicieron para iniciar la reurbanización de la calle San Luis, hace ya casi siete meses (el 5 de mayo), fue acotar con vallas la mitad de la plaza del Pumarejo como "cajón de obras", instalar dentro dos grandes contenedores como almacén y modificar la circulación de vehículos, haciéndolos pasar por la zona peatonal de la plaza; justo por delante de la Casa-palacio del Pumarejo.
La Revuelta manifiestan que los problemas por molestias excesivas y no justificadas no tardaron en evidenciarse. Así, el cajón de obras era obvio que ocupaba más superficie de la imprescindible, al saltar a la vista que bastaba un espacio mucho menor para el volumen de materiales que allí se acopiaban y manejaban. La suciedad se acumulaba en su interior, porque ni la empresa constructora ni, subsidiariamente, Lipasam hacían lo oportuno y obligado. Y en relación con el carril provisional habilitado por la zona peatonal, al no haberse colocado vallas u otros elementos que lo impidieran, los vehículos estaban también aparcando en toda su longitud, haciendo que la circulación se realizara muy próxima ya la Casa del Pumarejo, con lo que se molestaba a viandantes y a la clientela del bar allí existente, y se hacía peligrosa la salida de las vecinas de la casa y de las muchas personas usuarias del Centro Vecinal Pumarejo.
Esta situación se le ha señalado al Ayuntamiento en reiteradas ocasiones a lo largo de todos estos meses, pues nos constan numerosas llamadas del vecindario tanto a la Policía Local como al Distrito Casco Antiguo para solventar los problemas causados por este aparcamiento indebido, y para que se le diera cuanto antes una solución definitiva al asunto. También hubo escritos; como el de la Asociación Casa del Pumarejo, registrado el 22 de mayo, y el del grupo de entidades del barrio, entre ellas La Revuelta, que elaboraron un extenso informe sobre esta actuación de reurbanización (véanse sus puntos 2.4 y 2.5), entregado el 3 de septiembre como moción al Pleno del Distrito. Pero de poco sirvieron.
Este entidad afirma que así, los contenedores y el cajón de obras siguieron secuestrando media plaza de manera innecesaria; y ello incluso estando la empresa constructora usando un gran solar de la calle Arrayán para su acopio de materiales, situado mucho más cerca del tajo que la plaza del Pumarejo. No fue hasta mediados de octubre que redujeron por fin el recinto vallado; aunque bien que podrían eliminarlo por completo, pues hace tiempo que ya no acopia más que suciedad. Y no fue hasta la denuncia pública que realizamos hace un mes que retiraron uno de estos dos grandes contenedores.
En cuanto al paso y estacionamiento de vehículos sobre la zona peatonal, todavía hoy siguen dándose. Para más inri, desde hace un tiempo andan aparcando ya incluso en batería; y, cuando no, a menudo se forma incluso una segunda hilera de coches aparcados, ésta rozando ya la casa-palacio, que en ocasiones ha impedido el acceso a los locales y hasta a la propia casa. Y todo ello no obstante haberse reabierto ya al tráfico, ¡hace casi dos meses!, los dos carriles de circulación originales de la plaza que habían estado cortados por las obras.
Sí, toda obra es molesta y hay que sufrir durante un tiempo los típicos inconvenientes; pero si éstos pueden ser minimizados, y muy fácilmente, e incluso ponerles ya fin, no está justificado ni se entiende que haya que seguir soportándolos.
Finaliza la nota informativa de La Revuelta afirma que, además, hay que tener en cuenta que esto se da en una plaza que es de los principales, si no el principal nodo de sociabilidad del barrio. Que esta plaza ya arrastra bastantes problemas de por sí, de convivencia, de limpieza, de mal cuidado,... Y que la misma tiene reconocida una alta consideración patrimonial: por un lado, al estar incluida en el Catálogo de Espacios Públicos Protegidos del Plan General (donde aparece como "Enclave Histórico E02"); y por otro, al ser el Entorno de Protección de la Casa-palacio del Pumarejo, establecido cuando ésta fue declarada Monumento en 2003.
Y este colectivo se pregunta: ¿Cómo es posible que lo denunciado ocurra en un espacio urbano tan señero y “protegido” (al menos teóricamente) como éste?
Puede que sea simple desidia, o incompetencia. Pero, ¿pudiera ser, cómo sospecha mucha gente, que todo esto no sea sino una muestra más del "castigo" que, por alguna razón insondable, nuestros gobernantes creen que se merece el vecindario del Pumarejo?...

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