martes, 15 de enero de 2019

El diestro Ginés Marín y el cantaor Antonio Vargas "El Potito", que abordaron el tema "El toro y el flamenco", fueron los protagonistas del primer "Mano a Mano" de la Fundación Cajasol en 2019


Se celebró este martes en el Teatro de la Fundación Cajasol el primer "Mano a Mano" de este año 2019. Los protagonistas de este clásico encuentro fue el torero Ginés Marín y el cantaor Antonio Vargas "El Potito". En esta nueva edición, la número 51, se abordó el tema de "El toro y el flamenco". 
El periodista y director de Toromedia, José Enrique Moreno fue el moderador de este "Mano a Mano", que contó con una gran asistencia de aficionados a los toros y al arte flamenco.
Ginés Marín es uno de los toreros jóvenes de mayor valía y está muy bien posicionado para afrontar la próxima temporada. El fue quien comenzó este duelo artístico evocando sus primeros compases en la profesión; "Cuando te metes en la vorágine de la profesión no lo ves tan rápido; te da la sensación de todo podría ir más deprisa", dijo el joven matador nacido en Jerez. Marín reconoció durante su intervención que le gusta el flamenco y que lo suele escuchar constantemente: "“Me inspira mucho a la hora de torear". 
Cuando Antonio Vargas "El Potito" escuchó las palabras del diestro, manifestó: "Es que el toreo y el flamenco siempre han ido de la mano. Camarón quiso torear pero vio mejor camino a través del cante",
Antonio Vargas Cortés, cuyo nombre artístico es "El Potito", es un gran artista de este arte del buen flamenco. Siendo muy niño llamó la atención a figuras como Camarón, Paco de Lucía o Lola Flores. 
"El Potito" grabó su primer disco a los 14 años. Recientemente ha trabajado junto a Tomatito y Joaquín Cortés. Su último disco ha sido "Mi reencuentro", producido por Vicente Amigo. 
Para Antonio Vargas, "el toreo y el flamenco siempre han sido dos profesiones que han estado muy unidas por el arte y la pureza. Cuando el toro entra en la muleta es como un cante por bulerías", afirmó 
Durante este "Mano a Mano" en Cajasol se abordó la unión del toreo y del flamenco, con el conjunto preciso del ritmo que poseen estas dos vertientes artísticas.  
"Se pueden hacer las cosas muy bonitas, pero si no tienes ritmo es como una casa sin cimientos", dijo "El Potito". El cantaor añadió, además, que "es como un toro al que tienes que saber dónde lo citas y dónde lo paras”. Marín, respondiendo a Vargas, señaló: "El compás tiene que estar presente en cada muletazo. No sólo la faena necesita ese ritmo; cada toro te pide uno distinto y un debe saber acoplarse a lo que te pide en cada momento". 





EL TEMPLE EN EL TOREO Y EN EL CANTE DE GINÉS  MARÍN Y ANTONIO VARGAS "EL POTITO"
El periodista y director de Toromedia, José Enrique Moreno, ya metido en la buena faena de este encuentro, preguntó  a los protagonistas de este apasionante "Mano a Mano" en Cajasol: "¿Qué es el temple?".
"El temple es pararte en los cantes y depende de cómo salgas al escenario", terció el cantaor. "Es saber estar en una plaza", remachó El Potito que, como Marín, es de vocación precoz. "Yo me rodeaba de los viejos y siempre he estado con gente de más edad", prosiguió el artista. "Decían que cantabas como una persona mayor", insistió el moderador.
"El primer contrato lo firmé en una servilleta de papel", recordó El Potito poniendo nombre a otras figuras del cante… "Le debo mucho a Camarón; fue el que me presentó a Pepe de Lucía y a partir de ahí se encaminó mi carrera". "Cuando empiezas en el toro siempre estás rodeado de gente más mayor", añadió Ginés, un torero de Jerez recriado y formado taurinamente en Extremadura. "La escuela de Badajoz me aportó mucho, cada uno saca su propia personalidad pero es importante que los maestros sepan enseñarte las bases", recordó el torero, poniendo en valor el papel de estos centros formativos en los que, a su juicio, “se da una educación taurina que va más allá de ser matador de toros y te permite ir por la vida de una manera distinta".
En ese punto salió a la palestra un concepto fundamental: el del respeto. "Es la base fundamental; lo primero que te enseñan", recalcó el joven torero que reconoció esas zonas de duda en la que se mueven todos los artistas. "En el momento en el que no salen las cosas te preguntas si estás siguiendo el camino correcto; uno no puede llegar a lo más alto imitando a nadie, tienes que defender tu propio concepto".
"Hay que sentirse a gusto con lo que Dios te ha dado; el que lo tiene lo sabe", añadió El Potito. "Antes de salir a hombros en Madrid había toreado en Sevilla pero las cosas no habían salido como esperaba. En todo ese tiempo pensaba si era capaz de cuajar un toro en una plaza importante. Tiraba de memoria y no encontraba ninguno, me entraban dudas pero ese día en Madrid lo logré y pude abrir la puerta grande", completó el torero.
"Yo iba a los estudios de grabación siendo sólo un niño y no asimilaba lo que tenía a mi alrededor", señaló El Potito precisando que "el éxito puede masticarse mejor con un poco de madurez. Tener a Paco de Lucía al lado es lo más grande y, ahora, Vicente Amigo es uno de los artistas y las personas más importantes", en alusión a su último trabajo discográfico.
"Camarón tuvo la varita mágica para absorber todo lo que se había hecho, poniendo la guinda del pastel de todo lo que se había hecho durante cien años; ha aportado muchas cosas al flamenco y por eso se canta hoy de esa manera", señaló El Potito. Pero en el toreo también ha habido otros revolucionarios. Marín apuntó dos, y los dos de Córdoba: Manolete y El Cordobés. Pero la noche iba a dar para más, volviendo a sumar lo mejor del toro y el flamenco sobre el escenario de la Fundación Cajasol. (Fotos: Toromedia).

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