lunes, 24 de diciembre de 2018

COFRADÍAS.- Comunicado del capataz Alberto Gallardo, que fue cesado por la Junta de Gobierno de la Hermandad de los Gitanos como capataz del paso de palio de María Santísima de las Angustias

Como informó este periódico digital de GELÁNNOTICIAS, el pasado viernes 21 de diciembre, la Junta de Gobierno de la Hermandad de los Gitanos tomó el acuerdo de cesar a Alberto Gallardo como capataz del paso de palio de María Santísima de las Angustias. 
Gallardo, tras este acuerdo de la Cofradía de la Madrugada, difundió el siguiente comunicado: 

"A los Hermanos de la Hermandad de Los Gitanos, a mis costaleros y la Sevilla Cofrade.
Tras treinta y dos años delante del martillo de la Virgen de las Angustias, el viernes 21 de diciembre, me fue comunicado por la Junta de Gobierno de mi Hermandad de Los Gitanos, que ésta me cesaba como capataz del paso de María Santísima de las Angustias.
Soy consciente de que nadie ni nada es eterno, pero entiendo que no merezco, ni en el fondo ni en la forma, un trato así tras tantos años de entrega y servicio a mi Hermandad.
Por este motivo, desde el respeto y el cariño que siempre he demostrado a mi Hermandad, me veo en la obligación de contar la verdad de los hechos acaecidos, pues es de justicia, que todos los hermanos la conozcan.
Mi cese se produjo en el viernes 21 de diciembre, pero es fruto de una estrategia premeditada de diversas personas que forman parte de la actual Junta de Gobierno y que también pertenecían a la anterior Junta.
Todo comienza cuando hace unos años, el entonces Diputado Mayor de Gobierno, Emilio Jiménez, propone que se me imponga incluir a José Miguel Gallardo Espinosa, como tercer capataz de mi equipo. Aclarar, que, aunque este señor lleve el apellido Gallardo, no pertenece a nuestra familia. La razón aludida para imponer la presencia de José Miguel en mi equipo, es una repentina desconfianza en mi segundo, Joaquín Gallardo, quien lleva más de veinte años delante del paso de nuestra Bendita Madre, junto con mi padre y conmigo. La verdadera razón por la que quieren hacer eso es provocar mi dimisión para dejarles el terreno libre.
Desde entonces hasta hoy, he sentido y padecido una intensa campaña de desgaste, habitualmente encabezada por Jacobo y Rodrigo Jiménez, delegados de capataces y costaleros, tanto en la anterior Junta de Gobierno como la actual, quienes ponen continuamente en duda mi valía como capataz, establecen en reiteradas ocasiones comunicación directa con José Miguel Gallardo Espinosa, ignorándome a mí como capataz, y utilizando mi diabetes una y otra vez, pese a que en más de veinte años de diabético, solo una vez me he sentido indispuesto delante del paso y no me fui al hospital hasta dejar el palio de Nuestra Madre de las Angustias, a las puertas del Santuario.
Tras este verano, José Miguel Gallardo presenta su dimisión a la Junta de Gobierno como parte del equipo de capataces, no es la primera vez desde que lo impusieron como tercer capataz, pero en esta ocasión parece irrevocable. Este hecho supone el punto de inflexión que llevará a la decisión de mi cese.
La Junta de Gobierno, pese a que en la reunión de incidencias celebrada tras la Estación de Penitencia se produce sin problema alguno, cita sin mi presencia ni conocimiento a diversos costaleros, para que le expresen discrepancias con mi forma de llevar la cuadrilla.
Tras este hecho, fui convocado a una reunión con el Hermano Mayor, José María Flores, en la que también aparecen Jacobo y Rodrigo Jiménez. En dicha reunión me dicen que por mi enfermedad ya no puedo seguir siendo capataz, proponiéndome que anuncie públicamente que ésta será mi última Madrugada llevando el paso de María Santísima de las Angustias y que readmita en mi equipo al dimitido José Miguel Gallardo Espinosa, para que una vez me marche yo, sea él quien se quede como capataz, prometiéndome, eso sí, un homenaje tras mi retirada y que mi hijo, a quién el año pasado me impidieron poner en mi equipo tras doce años como costalero, ahora sí, formaría parte del futuro equipo de capataces.
He de confesar el profundo dolor que me produce esa reunión y las posteriores reiteradas llamadas presionándome para que aceptase la dimisión impuesta.
Me pregunto, ¿cómo es posible que el Hermano Mayor y la Junta de Gobierno de mi Hermandad usen mi enfermedad como diabético para obligarme a anunciar mi retirada? ¿Acaso dudan de que yo sería el primero en irme a mi casa, no el año que viene sino de manera inmediata, si pensara por un solo instante que mi enfermedad pudiera impedirme realizar correctamente mi labor? ¿Cabe duda acaso de mi amor y el de mi familia, los Gallardo, a nuestra Santísima Virgen de las Angustias y a nuestra Hermandad de los Gitanos?
Mi respuesta a la propuesta de la dimisión impuesta es un rotundo no.
Por mi dignidad y la de mi apellido, por las enseñanzas de mi padre, por nuestra entrega a nuestra Hermandad, no puedo ni readmitir en mi equipo a quien por dos veces a presentado la dimisión de sus responsabilidades en el paso de nuestra Bendita Madre, ni aceptar maquillar un cese, fundamentado en camaraderías e intereses personales, con una dimisión justificada en una mentira.
Asimismo, quisiera expresar desde estas líneas, mi agradecimiento y el de toda la familia Gallardo, a todas y cada una de las personas que me han mostrado su apoyo, a lo largo de estos días de calvario a los que lamentablemente he sido sometido.
Por último, pero no menos importante, expresar mi agradecimiento, a las personas cabales que han depositado su confianza en mí como capataz principal del palio de Nuestra Madre Bendita de las Angustias, a lo largo de estas dos décadas y a mis costaleros, pilar fundamental e indispensable, para que nuestra Señora se haya paseado por Sevilla en su Estación de Penitencia con la elegancia y devoción con la que lo ha hecho todos estos años, repartiendo bendiciones por la ciudad y llenando del perfume de su gracia, todos los rincones del corazón, con el aroma de canela y clavo que llevan sus andas".
Firmado: Alberto Gallardo Cordero.

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