lunes, 6 de mayo de 2019

TOROS.- Vuelta al ruedo de Diego Urdiales en la floja corrida de Juan Pedro Domecq que se celebró este lunes en la Plaza de la Real Maestranza de Sevilla, donde los toreros estuvieron muy por encima de unas reses con falta de bravura y casta




















La corrida había levantado una gran expectación. La Empresa Pagés, que gobierna Ramón Valencia, colocó nuevamente el cartel de no hay localidades. El Coso del Baratillo estaba a reventar. Además, en los tendidos esperaban presenciar una corrida de lujo. En el cartel estaban nada menos de Morante de la Puebla y José María Manzanares y Diego Urdiales. que volvía de nuevo al Coso del Baratillo. El torero de Arnedo que tiene un gran palmarés en el actual mundo de nuestra tauromaquia.
Pero los esperado toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados, no dieron el juego deseado por los toreros y por los aficionados. El mismo ganadero lo reconocía al final del festejo: "Faltó bravura".
Pese a todas las dificultades, a pesar de que también fue cambiado el segundo toro de Morante y sustituido por un sobrero de la misma ganadería, las reses no respondieron de forma total.
En todas la lidias, en todas las faenas, con la capa y la muleta, los tres espadas estuvieron siempre muy por encima de unos toros, con buena presencia, pero faltos de casta, flojos y sin dar la respuesta adecuada a pesar de que Morante, Urdiales y Manzanares forzaron la máquina, arriesgando al máximo, para poder sacar algo positivo a toda la entrega y a todo el esfuerzo.
Entrega, riesgo y esfuerzo que fueron reconocidos por el público que cubrió todos los tendidos de la Plaza de Toros de Sevilla.
El más favorecido en esta "pelea" de los toreros con los toros fue Diego Urdiales. En el primero de su lote, que fue una de las reses más manejables, el de Arnedo realizó unas buenas faenas con la capa y la muleta. Urdiales apretó y estuvo muy inspirado en este primer toro de su lote y logró dar la vuelta al ruedo. Ya en el segundo no logró superar el complicado juego que dio un toro sin raza ni casta y que se paraba sin ir a las citas del torero de La Rioja. Hasta escuchó un aviso porque se alargó hasta con el uso de la espada y el verduguillo.
Morante no tuvo suerte en su lote. Y aunque el de La Puebla se entregó, de forma especial en el el sobrero que sustituyó al segundo de su lote que fue devuelto a los corrales por manso, no logró superar las dificultades de unos toros sin casta y flojos.
Los toros de Juan Pedro Domecq no dieron el nivel de una corrida de lujo. El diestro sevillano, ante el sobrero, arriesgó al máximo para dejar buen sabor de boca. Morante ejecutó buenos y arriesgados muletazos, pero falló con la espada y hasta escuchó un  aviso. Sin embargo, como premio a su entrega recibió una larga ovación que el de la Puebla respondió saludando desde los medios.
El tercer torero del cartel fue José María Manzanares. El primer toro de su lote no tenía ni un pase. La res de Juan Pedro Domecq dobló las manos. Hubo protestas desde los tendidos, pero la lidia continuó. Por la flojedad y la falta de bravura, Manzanares no pudo matar a la primera para poder salir del atolladero.
En el último toro de la tarde, el segundo de la corrida, el alicantino buscó todos los argumentos posibles para que la larga corrida, casi duró tres horas, culminara de una forma feliz y para que los aficionados se fueran de la Maestranza dando muletazos. Y la faena de Manzanares, arriesgando también como hizo Morante ante el sobrero, tuvo orden y concierto. Hasta sonó la música para alegran un poco el ambiente.
El diestro de Alicante se lució con el segundo mejor torito de la jornada. Manzanares obligó con su firme toreo a que la res de Juan  Pedro Domecq buscara la franela roja para que el el alicantino ejecutara una faena de mucho mérito. Muchas veces. Manzanares llevó al toro, el más manejable de la corrida, a su terreno. Y hubo transmisión por el buen compás que llevó a cabo el alicantino. No estuvo acertado con la espada, liquidando al animal con un  pinchazo y una estocada. Fue premiado con una larga ovación por toda su entrega y el diestro saludó desde los medios.



CRÓNICA DE TRES TOREROS --MORANTE, URDIALES Y MANZANARES--, QUE LO ARRIESGARON TODO FRENTE A LAS DECEPCIONANTES RESES DE JUAN PEDRO DOMECQ
Ramón Valencia, desde ese tradicional lugar destinado a la Empresa en el callejón, miraba con cara de felicidad a los tendidos de la Plaza de Toros porque el lleno era total. Por la mañana ya se había colocado el cartel de no hay billetes. Los miles de abonados y aficionados querían vivir de forma intensa el desarrollo de un festejo de enorme poder de convocatoria.
El primer toro en pisar el albero del coso maestrante fue Morante. Pero el de Juan Pedro Domecq salió testarudo y no quiso colaborar con el de La Puebla para que la tarde-noche alcanzara el pleno. “Organista”, de 532 kilos, no quiso tocar ni una tecla. El toro nunca estuvo fijo en el ruedo a pesar del esfuerzo de Morante. Aunque el torero estuvo entregado y dominador en verónicas interpretadas con el duende del sevillano, “Organista” se fue viniendo abajo. El torero cuidó al complicado morlaco para ejecutar con riesgo algunos muletazos de calidad. Morante insistió por la derecha y por la izquierda, pero la lidia no alcanzó la transmisión deseada por el torero y por el público. Se tuvo que quitar el “muerto” de encima acortando la faena. Mató de pinchazo y hábil estocada. Hubo pitos para “Organista” y silencio para el diestro de La Puebla.
Antes de que Morante lidiara su segundo toro, un grupo de operarios de la Plaza llevaron a cabo un amplio riego sobre varias zonas del ruedo. El albero estaba duro como una piedra. La corrida tuvo un parón de casi más de diez minutos para que los empleados desarrollaran esta labor.
El segundo toro del La Puebla –“Fanegueso”, de 549 kilos--, tampoco fue muy boyante. Al primer puyazo, el morlaco perdió las manos y el público protestó. El presidente sacó el pañuelo verde y salió al ruedo el toro “Lacerado”, de 531 kilos. Aunque el morlaco se resbaló por el agua del riego y perdió las manos, Morante se centró para poder superar todas las dificultades. El diestro de La Puebla, con la muleta, logró dominar la lidia con muletazos ejecutados con temple a pesar de las escasas fuerzas del toro. Arrancó aplausos Morante porque arriesgó en todo momento. La labor y la entrega del torero fueron totales, arrancando muchos aplausos. Fue muy meritoria la faena ante “Lacerado” para poder ofrecer algo positivo. Morante, tras meter la muleta en la cara del toro, hasta llegó a tocar los cuernos del morlaco. Cuando remató la larga faena con pases por alto bien ejecutados sonó un aviso. Necesitó de dos pinchazos, una estocada atravesada y dos descabellos para que el toro se echara. Por todo cuanto arriesgó Morante, por todos sus buenos intentos, el público le dedicó una larga ovación.
El segundo torero en el cartel fue Diego Urdiales. El de Arnedo regresaba a la Real Maestranza con esta corrida de Juan Pedro Domecq. El de La Rioja, ante el toro de nombre “Nebli”, de 529 kilos, Urdiales hizo una gran faena con el capote ante un toro que tuvo buena respuesta. Ya con la muleta --brindó a sus mozos de estoque--, el de Arnedo estuvo siempre muy firme. “Nebli” fue uno de los dos toros de la corrida que respondieron con algo más de casta y bravura. Urdiales se lució, siempre salvando algunos parones del morlaco, para desarrollar una lidia que tuvo su tirón. Hasta se llegó a enroscar con “Nebli” para arrancar emociones en los tendidos. Finalizó su inspirada faena con templados muletazos y ejecutados con mucha calidad. Mató de estocada baja y descabello. Hubo algunos pañuelos en los tendidos, pero tras la ovación Urdiales dio una merecida vuelta al ruedo.
En el segundo toro de su lote –“Juicioso”, de 559 kilos--, Urdiales fue con enorme afán a por un triunfo mayor. Tras realizar buenos lances con la capa, con la muleta intentó controlar con mando la lidia ante un toro que brincaba. Pero “Juicioso” fue un morlaco con muchas complicaciones que Urdiales quiso superar de forma constante y arriesgada. Cuando entró a matar, en el primer intento el toro casi arrolla al de Arnedo, y necesito de otro espadazo. Escuchó un aviso y terminó usando por dos veces el verduguillo. Hubo pitos al toro y silencio general.
José María Manzanares toreaba por tercera vez desde la inauguración de esta temporada en la jornada del Domingo de Resurrección. El alicantino tiene muchos seguidores en Sevilla porque es un torero con calidad, arte y fondo. Al primero de su lote –“Sinfonía”, de 549 kilos--, no le pudo hacer una faena ajustada con el capote. El toro protestó al recibir el primer puyazo y en el tercio de banderilla, “Suso” fue arrollado por el de Juan Pedro Domecq, aunque, afortunadamente, “Sinfonía” no logró herir al banderillero cuando estaba tendido sobre el albero. “Suso” se salvó milagrosamente de una cornada. Manzanares, ya con la muleta, buscó todas las fórmulas para meter al toro en cintura. Aunque “Sinfonía”, falto de fuerza y muy limitado, se quedaba además parado en el ruedo, el alicantino logró algunos muletazos. Mató de tres pinchazos y estocada.
En el segundo de su lote y último del festejo --“Mocito”, de 568 kilos--, Manzanares quiso poner un punto final feliz. El alicantino, ya con la muleta, se entregó ante el de Juan Pedro Domecq con todos sus mejores argumentos. Ejecutó ligados muletazos por la derecha y con pases bajos fue castigando al toro para que mantuviera una buena embestida. Sonó la música. Manzanares, recibiendo al toro desde lejos, ejecutó muletazos de mucha calidad y torería. Por la izquierda, el alicantino mantuvo siempre su entrega para ligar ajustados naturales. Firme y con arte, Manzanares, en este segundo toro que fue algo más manejable y con algo más de casta, logró pases muy acompasados y de bella factura. Mató de pinchazo y estocada y hubo fuerte ovación por su entrega y por la fe que siempre tuvo para poder superar todas las dificultades.
Y esto fue todo lo que ocurrió en esta corrida que llenó la Maestranza de Sevilla y en la que solo hubo detalles, porque los toreros, con su entrega y arriesgando, estuvieron muy por encima de uno toros flojos y sin casta. El propio ganadero, Juan Pedro Domecq, reconoció la falta de bravura de las reses.
FICHA DEL FESTEJO:
Se lidiaron siete toros de la ganadería de Juan Peddro Domecq --los seis anunciados tras el sorteo y un sobrero de la misma ganadería porque el segundo toro de Morante --tercero del festejo--, fue devuelto a los corrales--. Con buena presentación, a las reses les faltó casta y bravura. Se salvaron algo de la quema el primero que toreó Urdiales y el segundo que lidió Manzanares.
* Morante de la Puebla, silencio y ovación y saludos, tras aviso.
* Diego Urdiales, vuelta al ruedo y silencio, tras aviso.
* José María Manzanares, silencio y ovación.
Hubo aplausos para los banderilleros Víctor H Saúgar "Pirri", de la cuadrilla de Urdiales,  y Jesús González "Suso", y para el picador Pedro Morales Chocolate, de la cuadrilla de Manzanares.
INCIDENCIAS:
Se celebró en la Plaza de Toros de Sevilla la octava corrida del abono de la temporada y la sexta del ciclo continuado de la Feria de Sevilla 2019. Lleno total. La Empresa Pagés colocó en las taquillas el cartel de no hay localidades. Al comienzo de la segunda parte, el festejo se paralizó durante algún tiempo para que empleados de la plaza regaran el albero, porque el piso molestaba a los diestros. En el primer toro de Manzanares, el banderillero Jesús González "Suso" fue derribado por el morlaco que quiso engancharlo con la punta de los cuernos cuando estaba tendido sobre el albero. Día muy soleado, pero con algunas rachas de viento. (Fotos: Toromedia).

* FERNANDO GELÁN.-

No hay comentarios: