martes, 19 de abril de 2016

OPINIÓN.- La Feria de Sevilla de los ocho días..., por FERNANDO GELÁN

Qué problema representa que haya ocho días de Feria! Dejad que el sevillano decida. Esta fiesta, ideada en 1846 y levantada en 1847, ha cambiado a lo largo de la historia. Hasta se trasladó a las praderas del Sector Sur cuando la ciudad celebró la Exposición Universal de 1929. La Feria de Sevilla ha cambiado durante su siglo y pico de vida y de historia. Nació para objetivos mercantiles ganaderos. Y se montaban las casetas en el Prado para celebrar todas las ventas realizadas con cante y baile por sevillanas. Primero duraba tres días, pero posteriormente llegó hasta seis, con el lunes del “pescaíto” y aquel lunes de resaca que se inventó el poeta y escritor José Luis Ortíz Nuevo, cuando era concejal de Fiestas Mayores del Ayuntamiento democrático que gobernaba Luis Uruñuela. La Casa Grande puso en colorao este día en Sevilla, aunque la idea duró poco tiempo.

La Feria perdió su carácter mercantil ganadero. Ganó con poder su carácter festivo. Se llegó a montar en los últimos años de los 50 una Feria de Muestras en los terrenos del Casino de la Exposición, como un complemento tradicional.
¿Por qué no hacer otro cambio? ¿Dónde está el límite? Muchos días antes de ese sábado sabadete que ha proyectado el alcalde Espadas ya hay ambiente, bulla y alegría en el Real. En las casetas, especialmente en las de particulares que son la mayoría, se están colocando cuadros, abanicos y otros elementos decorativos, bebiendo una copa de manzanilla o de fino y tomando unas tapitas de jamón y queso, con los toques de una guitarra y con cante y baile por sevillanas. Todo se está preparando con mimo y entrega para esa noche mágica del alumbrado. ¿Dónde está la medida del tiempo en la Feria?

Espadas ha tenido una idea. Y expondrá este proyecto en el Pleno Municipal. Otros primeros ediles alargaron la Feria de tres hasta seis días. Y los nuevos tiempos hicieron que desapareciera el origen mercantil y ganadero de la Feria para que la fiesta quedara en esa celebración anual que se vive de forma intensa, con todas sus tradicionales y sus mágicas galas. Coches enjaezados, amazonas, caballistas con y sin acompañante a la grupa. Y en el Real, por las calles bajo las filas de los farolillos y en las casetas, lo mejor de lo mejor: La convivencia, el encuentro, el diálogo y la gracia pajolera de esta Sevilla fiel a sus tradiciones. Y todo con cante y baile por sevillanas. Corraleras o lentas. De Los Cantores de Híspalis o de María del Monte. Y los más pequeños, disfrutando a tope en la Calle del Infierno.

¿Una ampliación por y para el turismo? La Feria en 1847 nació mercantil y comercial. Sería, por tanto, volver a los orígenes. Se seguirá cantando y bailando, pero también es bueno hacer caja para aliviar la crisis.

Un par de días más? ¡Al cielo con ellos!

FERNANDO GELÁN.

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