sábado, 15 de agosto de 2015

Solemne y brillante procesión de la Virgen de los Reyes, Patrona de Sevilla y de la Archidiócesis, en la gran fiesta de la Asunción del 15 de agosto



Un año más, en este 15 de agosto fiesta de la Asunción, miles de sevillanos de la capital y de los pueblos cercanos se concentraron en las calles que rodean la Catedral para participar en la solemne y brillante procesión de la Patrona de Sevilla y de la Archidiócesis.
La Virgen de los Reyes es la Virgen de Sevilla. Los sevillanos, tanto de la capital como de muchas localidades de la provincia, vivieron en este solemne día y de forma intensa y profunda el tradicional encuentro con la Madre y Reina de Sevilla.
La procesión se inició sobre las 7,40 horas desde la Puerta de los Palos de la Catedral sevillana. Tras la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, los carráncanos abrieron el amplio cortejo en el cual figuraban numerosos miembros de la Asociación de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando con cirios, así como representantes del Consejo General de Cofradías y la Hermandad Sacramental del Sagrario, clero secular, capellanes reales y canónigos de la Catedral hispalense.
A los 8,00 horas estaba ya el paso de la Virgen de los Reyes en la Puerta de Palos para llevar a cabo su recorrido. Las campanas de la torre de la Giralda sonaron a partir de este momento para anunciar la presencia de la Patrona de la ciudad en las calles de Sevilla.
Tras el paso de la Virgen figuraba el obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez, que presidía este año la procesión porque el arzobispo de la Diócesis, monseñor Asenjo, continúa su convalecencia en Sigüenza, tras su hospitalización en Guadalajara.
Cerraban el cortejo las autoridades civiles y militares. Entre estas representaciones figuraba el alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, acompañado del grupo nueve de concejales --PSOE, PP y C´s--, que se ha fijado recientemente en el polémico protocolo municipal.

La Banda Sinfónica Municipal de Sevilla fue interpretando diversas marchas cofradieras durante el recorrido de la procesión, anunciando el tránsito del cortejo procesional. En las exornadas calles del recorrido --Plaza Virgen de los Reyes, Placentines, Alemanes, avenida de la Constitución, Fray Ceferino González, Plaza del Triunfo y nuevamente Plaza de la Virgen de los Reyes--, la numerosa concentración de sevillanos de la capital y de la provincia demostraron su fe y devoción a la Patrona de Sevilla aplaudiendo con fuerza la presencia de la Patrona en estas calles del centro de la ciudad.
Este año, la Virgen de los Reyes lucía el manto de tisú celeste bordado en oro que fue confeccionado para su coronación canónica en 1904 y donado por la Condesa Casa-Galindo. El paso iba exornado por más de un millar de nardos y más de 60 docenas de claveles blancos, preparados por la Floristeria Ramos.
Cuando el cortejo se fue acercando nuevamente a la Plaza de la Virgen de los Reyes, tras su tránsito por los alrededores de la Catedral, la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla interpretó la marcha “Coronación Macarena”. El paso de la Patrona de la ciudad se situó, antes de entrar de nuevo a la Catedral, delante de la verja de entrada a la Puerta de los Palos, aún en la Plaza dedicada a la Virgen de los Reyes. Junto a las andas, a la derecha y a la izquierda, se colocaron las representaciones eclesiásticas y las autoridades civiles y militares. El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, abandonó el grupo donde figuraban los ediles de la Corporación Municipal y los diputados provinciales, y se situó a la izquierda del paso de la Virgen de los Reyes, que lucía en su pecho la Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla. Ante el paso de la Virgen de los Reyes desfiló una Compañía de Honores del Ejército.  
A las 9,25 horas, el paso con la Patrona de la ciudad, mirando siempre hacia la Plaza, fue caminando hacia el interior de la Catedral por la Puerta de los Palos a los sones del himno nacional que se interpretaba en el órgano por José Enrique Ayarra.

MISA ESTACIONAL Y MENSAJE DEL ARZOBISPO DE SEVILLA
Poco tiempo después se celebró en el Altar del Jubileo la misa estacional que ofició el obispo auxiliar y cuyo acto presidía la Virgen de los Reyes. Antes de comenzar la misa, monseñor Santiago Gómez dio lectura a un mensaje enviado por el arzobispo de la Diócesis, monseñor Asenjo, que en su convalecencia había seguido por televisión la procesión y todos los actos en honor de la Patrona de la Diócesis.

El texto del mensaje enviado a monseñor Santiago Gómez por el Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo es el siguiente:
"Te pongo estas líneas para confirmarte que mañana no podré estar entre vosotros a causa de una cierta debilidad, fruto del tratamiento antibiótico que he seguido en los últimos días. No obstante, quiero manifestarte que estaré unido a ti, al Excmo. Cabildo, a los sacerdotes, a las autoridades y a los fieles que participen en la Santa Misa y en la procesión por los lazos invisibles, pero reales, de la comunión.
Me uniré a vosotros a través de la televisión y encomendaré a la Santísima Virgen la fidelidad y el celo pastoral de los sacerdotes y consagrados, la fidelidad de los seminaristas, la causa mayor de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, el servicio al auténtico bien común de nuestras autoridades y la fidelidad de todos los sevillanos a nuestras raíces cristianas y a nuestra mejor historia. Encomendaré también especialmente a aquellas familias que en estos momentos lo están pasando mal como consecuencia del paro o de otras causas.
Dios quiera que la fiesta de nuestra Patrona sirva para incrementar y fortalecer la devoción a la Santísima Virgen de los Reyes en nuestros fieles. Que ella bendiga a Sevilla y a los sevillanos.
Antes de concluir, quiero pedirte que des las gracias a los medios de comunicación y a tantas personas que se han interesado por mi salud y que en estos días me han encomendado. Felicidades a todos en este día esplendoroso y contad todos con mi abrazo fraterno y mi bendición".

HOMILÍA DEL OBISPO EN LA CATEDRAL
El obispo auxiliar de Sevilla en su homilía en la misa estacional se ha referido a la procesión como “un encuentro de honda devoción silenciosa con María”, y ha destacado la “noche santa” de peregrinos de localidades de la provincia que se han desplazado a la seo hispalense para acompañar a la patrona en su cita anual con los sevillanos.
A continuación ha subrayado que la cita de hoy no se puede quedar en “una fiesta entrañable y una tradición venerable y secular”. En este sentido, ha afirmado que “la Iglesia no es un museo de costumbres, sino una comunidad que tiene una historia de la que emerge una palabra llena de vida y de sentido para el presente y para el futuro”. El obispo auxiliar ha reclamado de los católicos que compartan las “razones de nuestra esperanza” con muchos creyentes para los que hay “verdades de fe que les parecen abstractas, quizás no las discuten abiertamente, pero se preguntan ¿para qué sirven? Y para otros –añadió- que no viven en relación con la Iglesia ni comparten ya nuestra fe, no entienden de qué va esto ni cuál es el motivo de esta fiesta que interrumpe las vacaciones”.
El obispo ha invitado a los fieles a reflexionar “sobre el significado del acontecimiento salvífico que origina nuestra alegría y nuestra fiesta”. En esta línea, ha subrayado que “el pecado hace que el final de la vida, la muerte, en lugar de ser el paso a una dimensión nueva, a otra forma de existir, se viva como una experiencia de pérdida, angustia, miedo, aniquilación”, y ha expuesto el ejemplo de María en una jornada tan mariana como la de la Asunción: “ninguna carne humana ha tenido una unión tan real, íntima y plena con la carne de Cristo como la de María. Jesús es, con las palabras de Isabel, el fruto de tu vientre”. “Su cuerpo no podía disolverse en la corrupción del sepulcro”, añadió.
Finalmente, ha analizado el significado que puede tener para todos –“ para cada uno de nosotros, para la Iglesia, para la humanidad”- “la obra grande que el amor de Dios ha hecho en María”. Para ello ha aludido a la exhortación del Papa Francisco, ‘La alegría del Evangelio’, cuando afirma que uno de los móviles que impulsan la acción personal y comunitaria es “tener presente que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder, como muestra la asunción de su Madre en cuerpo y alma a los cielos”. Ante las situaciones en las que parezca que el escepticismo crece en la vida de la Iglesia y en la sociedad, y que es inútil esforzarse, mons. Santiago Gómez Sierra ha propuesto el ejemplo de la resurrección del Señor, “de la cual María participa en plenitud”. “Algo –añadió- que no es del pasado y que entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo”.
“Habrá muchas situaciones negativas, pero el bien siempre vuelve, brota de nuevo y se difunde. Ésa es la fuerza de la resurrección, y la Iglesia y cada cristiano son y deben ser instrumentos de ese dinamismo”, concluyó. (Fotos: AS y FHO).

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