* El acto ha contado con la presencia deJuan Espadas, alcalde de Sevilla; Peter Cherry, profesor de Historia del Arte del Trinity College de Dublín; Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, y Anabel Morillo, directora de la Fundación Focus
* En estetítulo editado por Cátedra, Navarrete presenta a un Murillo anacrónico y analizado desde el punto de vista de la recepción de su obra, desde el siglo XVII hasta nuestros días
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha asistido hoy a la presentación en el Hospital de Los Venerables deMurillo y las metáforas de la imagen, la última obra del profesor de la Universidad de Alcalá y uno de los comisarios del Año Murillo Benito Navarrete.
La presentación de este libro, que ofrece una novedosa visión sobre la producción artística del pintor sevillano, ha corrido a cargo del profesor de Historia del Arte del Trinity College de Dublín, Peter Cherry, quien ha estado acompañado durante el acto por el alcalde de Sevilla, el arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo –titular del Hospital del Hospital de los Venerables-, el autor del libro, Benito Navarrete, y la directora general de la Fundación Focus, Anabel Morillo, donde ha tenido lugar el acto de presentación.
Peter Cherryha querido destacar que el gran logro de este título es “haber propuesto un Murillo para el siglo XXI”, pues “sobre la base de erudición y conocimientos tanto del artista y del medio sevillano, como de las fuentes y de la bibliografía tradicionales, el profesor Navarrete ha sabido dar una interpretación del pintor de acuerdo con las corrientes teóricas recientes más relevantes de nuestra disciplina, nunca antes aplicadas a Murillo”.
Por su parte, Anabel Morillo ha resaltado los “nuevos enfoques metodológicos” que Navarrete plantea en su obra y que se centran en “las impresiones y sensaciones emocionales por las que la pintura de Murillo ha cautivado al espectador a lo largo del tiempo”. Benito Navarrete “desvela las claves de esta habilidad empática del pintor, sustentada, entre otras, en el poder de la imagen”, ha admitido.
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha indicado: “Este libro forma parte del espíritu investigador y de excelencia que hemos querido imprimir a la celebración del cuarto centenario de Murillo. La obra, así como las ocho exposiciones y las numerosas actividades y publicaciones enmarcadas en la efeméride, viene a arrojar luz sobre el maestro y a despojarlo de los prejuicios y tópicos a los que a menudo se le ha asociado”.
Por otro lado, Benito Navarrete ha querido puntualizar que Murillo y las metáforas de la imagen no es un catálogo de obras del artista, sino un ensayo subjetivo en el que recorre las pinturas de Murillo desde el punto de vista de la cultura visual y de la recepción de sus obras por parte del público, desde el siglo XVII hasta nuestros días. En este sentido, el autor describe a Murillo como un artista anacrónico, porque el poder de sus imágenes, mantenido a lo largo del tiempo gracias a la memoria –real y ficticia- que se ha configurado en torno a ellas, ha hecho más importantes esas imágenes que las circunstancias históricas en las que fueron creadas.
Una de las conclusiones que muestra Navarrete a lo largo de su obra ha sido la concepción, no equivocada, pero sí diferente de la real, que el público tenía y tiene de la obra del genial pintor sevillano. “Murillo se encargó de gestionar su propia fama –ha señalado Navarrete- y lo hacía de forma premeditada”. De hecho, Murillo logró, gracias a sus obras, que el público tuviera de él una imagen de bondad: “Esta imagen era una estrategia suya y no tenía demasiado que ver con la realidad”, ha distinguido. En este sentido, Navarrete ha revelado episodios de la vida de Murillo hasta ahora desconocidos para el público, como por ejemplo, su estancia en prisión, según recoge un documento hallado por el historiador Pablo Hereza, autor del primer Corpus documental de Murillo, libro que se presentará próximamente dentro del calendario oficial de la efeméride.
Por otro lado, Murillo y las metáforas de la imagen ofrece una muestra clara de la relación indisociable entre el pintor y Sevilla y el propio Hospital de los Venerables, así como su capacidad para dominar los códigos de las redes sociales y para gestionar los tiempos cíclicos de la ciudad. Asimismo, en esta obra se incide en la estrecha vinculación entre Murillo y el Hospital de los Venerables, sede actual de la Fundación Focus. No solo por su relación con el canónigo de la catedral de Sevilla e impulsor de la creación del Hospital, Justino de Neve, sino también por la importancia de las obras que fueron destinadas a este hospital como la Inmaculada de Los Venerables, también conocida como Inmaculada de Soult, o el San Pedro penitente de los Venerables.
En este sentido, tal y como ha expuesto la directora general de la Fundación Focus, el lector podrá encontrar en la obra de Navarrete, “la azarosa y fascinante historia de recuperación de la Inmaculada de los Venerables, que un día estuvo emplazada en uno de los altares de esta iglesia donde nos encontramos, muy próxima al San Pedro Penitente de los Venerables, que en 2014 recuperamos para Sevilla después de doscientos años de exilio internacional”.
En su libro, Navarrete recuerda el expolio sufrido por la ciudad de Sevilla durante la invasión napoleónica y el destino de algunas de las obras que fueron confiscadas, como la propia Inmaculada de Los Venerables, que debido al valor de mercado que alcanzó, llegó a convertirse en una auténtica muestra de poder en Europa y una “obsesión para Franco”, que gracias a un acuerdo con el estado francés consiguió que regresara a España en 1940 junto a la Dama de Elche y al tesoro de Guarrazar.
Este volumen “dirigido a especialistas pero cuyo reto ha sido reconciliar a los diferentes públicos y explicar el proceso creativo de la construcción de sus obras”, concluye obsequiando al lector con cuatro nuevas atribuciones a Murillo. Por un lado, nos encontramos con el Retrato del Venerable Padre Contreras, de la colección municipal del Ayuntamiento de Sevilla; unas Lágrimas de San Pedro y una Sagrada Familia en sendas colecciones particulares, y por último el extraordinario retrato del que fuera el principal promotor de Murillo antes de Justino de Neve e historiador de la ciudad: Diego Ortiz de Zúñiga conservado en una colección de Penrhyn Castle, al norte de Gales.
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