Las obras de restauración de la fachada principal del Palacio Arzobispal de Sevilla han llegado a su fin, ha informado el Arzobispado de Sevilla.
Indica la Archidiócesis hispalense que ya se retiraron las últimas lonas que dejan al descubierto el resultado de una intervención que ha durado poco más de cuatro meses.
Las actuaciones han sido llevadas a cabo por la empresa Sanor Restaura, en la que tres especialistas en rehabilitación de esculturas de piedra han empleado técnicas muy específicas para no dañar las superficies tratadas. Éstas han incluido la consolidación de huecos intersticiales, sellado de grietas y fisuras, anclaje de sillares con peligro de desplome, reposición de piezas disgregadas o perdidas, restitución de elementos decorativos y figurativos y limpieza completa de la portada.
Sobre la fachada del Palacio Arzobispal
La actual portada principal del Arzobispado se construye a comienzos del siglo XVIII, manteniendo su alzado características del plateresco con detalles muy recargados.
Pedro Romero, arquitecto y escultor, proyectó las fachadas principales en 1699, iniciándose las obras en enero del año siguiente con piedra de las canteras de Carmona trabajadas por los canteros Francisco Gómez Septier y Antonio Gil Gataón.
Las portadas centrales, se realizaron entre 1703 y 1705 empleándose piedra de ‘Martelilla’ de Jerez de la Frontera y mármol de Mijas. Lorenzo Fernández de Iglesias, maestro de cantería que ejecutó las portadas, dejó sin terminar los últimos remates, finalizando la peana de la cruz y las jarras de azucenas con posterioridad el maestro José Malaver. En la definición final de la portada principal los investigadores creen que también intervino el arquitecto Leonardo de Figueroa, puesto que la decoración de las mismas pertenece en gran medida a su peculiar universo formal.
La composición de las fachadas tiene su antecedente más inmediato en la cercana Lonja de Mercaderes, actualmente Archivo de Indias, construida entre 1583 y 1646 con la que comparte características como las dos plantas, que ambas se elevan sobre un zócalo de piedra arenisca, sus paños están apilastrados entre ventanas, muestran una bicromía entre los fondos y los relieves o que los huecos se rematan superiormente con tarjetones.
En cuanto al programa escultórico y decorativo de la portada principal es complejo, destacando las esculturas con figuras tenantes situadas al nivel del balcón principal, a la izquierda portando los emblemas y escudos Papales y en la derecha los Reales, mientras que entre el balcón y el arco de acceso, se encuentran ángeles que sostienen los símbolos Arzobispales.
Por su parte --finaliza la información el Arzobispado de Sevilla--, entre los elementos arquitectónicos, destacan las columnas dobles, muy decoradas, y sus capiteles corintios, en los que las hojas de acanto están esculpidas en todo su volumen, exterior e interior. (Fotos: AS).
Las actuaciones han sido llevadas a cabo por la empresa Sanor Restaura, en la que tres especialistas en rehabilitación de esculturas de piedra han empleado técnicas muy específicas para no dañar las superficies tratadas. Éstas han incluido la consolidación de huecos intersticiales, sellado de grietas y fisuras, anclaje de sillares con peligro de desplome, reposición de piezas disgregadas o perdidas, restitución de elementos decorativos y figurativos y limpieza completa de la portada.
Sobre la fachada del Palacio Arzobispal
La actual portada principal del Arzobispado se construye a comienzos del siglo XVIII, manteniendo su alzado características del plateresco con detalles muy recargados.
Pedro Romero, arquitecto y escultor, proyectó las fachadas principales en 1699, iniciándose las obras en enero del año siguiente con piedra de las canteras de Carmona trabajadas por los canteros Francisco Gómez Septier y Antonio Gil Gataón.
Las portadas centrales, se realizaron entre 1703 y 1705 empleándose piedra de ‘Martelilla’ de Jerez de la Frontera y mármol de Mijas. Lorenzo Fernández de Iglesias, maestro de cantería que ejecutó las portadas, dejó sin terminar los últimos remates, finalizando la peana de la cruz y las jarras de azucenas con posterioridad el maestro José Malaver. En la definición final de la portada principal los investigadores creen que también intervino el arquitecto Leonardo de Figueroa, puesto que la decoración de las mismas pertenece en gran medida a su peculiar universo formal.
La composición de las fachadas tiene su antecedente más inmediato en la cercana Lonja de Mercaderes, actualmente Archivo de Indias, construida entre 1583 y 1646 con la que comparte características como las dos plantas, que ambas se elevan sobre un zócalo de piedra arenisca, sus paños están apilastrados entre ventanas, muestran una bicromía entre los fondos y los relieves o que los huecos se rematan superiormente con tarjetones.
En cuanto al programa escultórico y decorativo de la portada principal es complejo, destacando las esculturas con figuras tenantes situadas al nivel del balcón principal, a la izquierda portando los emblemas y escudos Papales y en la derecha los Reales, mientras que entre el balcón y el arco de acceso, se encuentran ángeles que sostienen los símbolos Arzobispales.
Por su parte --finaliza la información el Arzobispado de Sevilla--, entre los elementos arquitectónicos, destacan las columnas dobles, muy decoradas, y sus capiteles corintios, en los que las hojas de acanto están esculpidas en todo su volumen, exterior e interior. (Fotos: AS).
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