lunes, 25 de agosto de 2008

BARBERÍAS: La veleta del PP


Nace “barberías” como aquellas famosas “greguerías” periodísticas. Es decir, comentarios cortos escritos sin acritud y sin deseos de herir, pero con acentuados tintes informativos.
El único partido de la oposición en la Casa Grande lucha desesperadamente por estar en la cresta de la ola de la política municipal. A Zoido, que le falló el PA para poder formar gobierno en las últimas elecciones, se le ha atragantado que sigan con su pacto en el Ayuntamiento el PSOE e IU. La vara con la que zumba Zoido al alcalde es normalmente dura y, a veces, hasta despiadada. Jaime Raynaud era más fino y agudo. Tenía más respeto al rival y solía sumar más puntos en esa lucha titánica que hay en la política local sevillana.
A pesar de la greña que siempre quiere provocar Zoido en la lona del ring de Plaza Nueva, el portavoz del PP compartió representación en el cortejo que formó en la procesión de la Virgen de los Reyes para salir en la foto y seguir marcando de forma implacable al primer edil de la Casa Consistorial. No había vara, pero sí bastón.
Si Zoido no traga a Monteseirín podría haber solicitado un puesto al capataz Bejarano y cumplir promesa debajo del paso de la Patrona. Ahí se trabaja en equipo y con sentido de la responsabilidad. Es el peso de la trabajadera.
Y tras estas ventoleras, el PP de Sevilla ha calificado de ”veleta” a Sánchez Monteseirín. Ya se sabe qué significado puede tener esta palabra cuando la intención es la de zaherir al grupo rival en el ruedo municipal.
Sin embargo, “veleta” tiene una clarísima definición en el diccionario de la Lengua Española: “Pieza de metal de forma adecuada para que al girar en un eje vertical a impulso del viento, señale la dirección de éste”. No creo que el alcalde sea “una pieza metálica”. Más bien un currante municipal como todos los que forman parte del PP hispalense.
Los sevillanos, todos, estamos satisfechos y contentos con nuestro “giraldillo”. La “veleta” histórica de Sevilla la tenemos por partida doble. Una es auténtica y la otra es una reproducción. Arriba, en lo alto de la torre más bella del mundo, luce la de verdad, la “veleta” que mueve los vientos de nuestra ciudad; abajo, en la Puerta del Príncipe de la Catedral, la de mentirigillas que asombra a los turistas de todo el orbe.
Llamando “veleta” al alcalde, el PP de Sevilla ha demostrado tener una escasa y chunga originalidad de intenciones. En el cambio, dicen, está el gusto. O la sabiduría. Pasión en Semana Santa y cante, baile y juerga en la Feria. En Sevilla, “veletas” somos todos. Aquí presumimos y alardeamos de poseer el más histórico y excepcional “giraldillo”. Y a mucha honra en poder contar con esta original “veleta” a la que nos agarramos cada día contra vientos y mareas políticas. Los "populares" se han tenido que quedar de una pieza de metal como la “veleta” que marca el diccionario de la lengua española. También hay "arenas movedizas" que desaparecen con el viento que hace impulsar nuestro famoso "giraldillo". Es la "veleta" mayor de Sevilla. Aire, aire... Quiero aire...

FERNANDO GELÁN

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