El equipo de Nervión acarició el título porque jugó mucho más que el Real Madrid. El Sevilla no mereció perder este choque de los supercampeones. Realizó un gran partido e hizo sufrir mucho al equipo de Zidane. Los sevillistas dominaron durante gran parte del encuentro --especialmente en la segunda parte--, marcando siempre un adecuado ritmo de juego. Su entrega, su poderío, su valentía y su ambición dieron sus frutos. El cuadro de Jorge Sampaoli era feliz en el terreno de juego del Lerkendal Stadion de Trondheim. Y aunque un gran gol de Asensio le dio ventaja al Madrid, el Sevilla siguió luchando con pasión para sacar clara ventaja de su buen hacer. El cuadro de Sampaoli logró dar dos veces en la diana. Primero fue Franco Vázquez quien logró batir a Casilla, y finalmente y de penalti, Konoplyanka colocó el 2-1 en el marcador a favor del equipo que estaba demostrando su enorme calidad.
Pero la suerte favoreció claramente al equipo de Zidane en el tiempo de descuento. Tal vez el Sevilla no supo amarrar bien esa victoria que tenía ya en su poder. Posiblemente, a los hombres de Sampaoli les faltó algo de picardía o de maldad para poder atajar cualquier sorpresa. Y el Madrid, con todas sus bajas y plenamente dominado, encontró un primer premio de la lotería que estaba jugando. En el último minuto del tiempo de ese fatídico tiempo añadido, Sergio Ramos se cargó todo el buen invento sevillista. El defensa madridista marcó para empatar a dos y fijar de forma sorprendente e inesperada el camino decisivo de la prórroga. En este tiempo extra, el Sevilla se encontró con la expulsión de Kolodziejzak a los tres minutos. El cuadro de Sampaoli tuvo que afrontar esta parte decisiva del partido en inferioridad numérica. Sin embargo, el cuadro sevillista mantuvo su orgullo para aguantar el chaparrón del Madrid, que jugaba con un hombre más. Pero los de Nervión trabajaron con acierto y templanza, con presión y férreos marcajes, para zanjar todo el buen deseo de revolución de los hombres de Zidane. En este periodo extra, el Madrid buscó con más corazón que con ideas claras la portería de Sergio Rico, que hizo unos espectaculares paradones.
Pero cuando todo parecía que se iba a resolver en la tanda de penaltis, el defensa Carvajal, aprovechando un error de Konoplyanka, se fue directo al marco sevillista para eludir a Iborra y batir a Sergio Rico. Un minuto antes de acabar este periodo de tiempo, el Madrid colocó el 3-2 en el marcador del Lerkendal Stadion noruego. Un marcador que ya sería el definitivo. Los goles del Madrid para alcanzar esta Supercopa de Europa llegaron en esos minutos malditos que acabaron con toda la enorme y meritísima labor que realizó el Sevilla durante este choque. Gol del exsevillista Ramos en el último minuto añadido del partido. Y gol de Carvajal en el último minuto de la prórroga. Ver para no creer lo que de verdad le pasó al Sevilla en esta final de la Supercopa, porque el título de campeón siempre estuvo más cerca del cuadro de Sampaoli que de los hombres de Zidane. Pero así es este deporte del fútbol. Trágico y doloroso final para un Sevilla que tuvo este título a su alcance.
FERNANDO GELÁN
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