* La Asociación convocará en breve al Foro por la Movilidad Sostenible
La Asociación Vecinal "La Revuelta" ha difundido el siguiente comunicado a los medios de información de la ciudad:
"En estos días, el nuevo gobierno municipal está realizando tibios e imprecisos anuncios sobre un "plan de movilidad integral" para Sevilla, señalándose el casco histórico como una de las zonas de la ciudad en el que la misma habrá de centrarse.
Por el momento, los anuncios han puesto el énfasis en lugares comunes muy genéricos sobre lo que va a hacer (regular la carga y descarga, mejorar el acceso del transporte público, etc.) y especialmente lo que no va a hacer: restaurar el Plan Centro.
Y se ha empezado por decir en vez de por escuchar. Es una opción que no compartimos. Entendemos que es mucho mejor a la inversa: primero escuchar, diagnosticar y, luego, decir y decidir.
Consideramos que el debate no ha de ser restaurar o no el anterior Plan Centro en el formato que éste tuvo, con sus ventajas, muchas, y sus inconvenientes, menos, aunque algunos de relevancia.
Pero lo que sí es importante es partir de las premisas que lo sustentaron y del análisis de la experiencia de su breve vida y de lo que supuso su derogación. Entre ellas:
En el Casco Antiguo hay más vehículos (de residentes y servicios básicos) que plazas de aparcamiento, tanto particulares como en superficie. Es una simple cuestión física, de cabida. Por tanto, la simple peregrinación de residentes en busca de la imposible plaza de aparcamiento de residentes provoca un volumen de coches en circulación que genera congestión, atascos y polución; en el propio centro y en sus zonas aledañas.
El anterior equipo de gobierno, desoyendo las leyes físicas y los criterios técnicos, adoptó la medida de no tomar medidas, y mandó a la ciudadanía un mensaje letal para la movilidad sostenible y el propio sentido común: no pasa nada por venir al centro en coche. De esta forma, el problema se multiplicó. Más coches circulando, más congestión.
Los efectos que esa desregulación ha generado han sido evidentes: usuarios de vehículos a los que se le crea la expectativa falsa de que no hay problema de acceso en coche al centro, que tras perder mucho tiempo en su infructuosa búsqueda terminan marchándose o aparcando sobre aceras o zonas peatonalizadas (para gozo de algunas ansias recaudatorias: multa viene, multa va). El transporte público frenado, cuando no varado en su acceso al centro, haciendo poco fiable la frecuencia y velocidad comercial del autobús por la alta densidad de vehículos. Residentes aparcando fuera del distrito, a gran distancia de su domicilio con importantes pérdidas de su tiempo vital…
Esa expectativa falsa del fácil acceso en coche al centro no ha estimulado que quien ocasionalmente tiene que acceder al mismo para una gestión o compra utilice los aparcamientos rotatorios. Porque todavía arrastramos una muy débil “cultura” de pagar por aparcar ni siquiera en situaciones excepcionales. El resultado es que, salvo escasos días al año, los quince aparcamientos rotatorios del centro tienen un índice de ocupación bajo. No hay un problema de plazas de este tipo, sino de hábito.
Por sectores muy inmovilistas, curiosamente encabezados por determinadas asociaciones de comerciantes protagonistas de históricas pífias en el diagnostico del impacto sobre el comercio de decisiones como la peatonalización de distintas zonas del centro, se repite que cualquier regulación del tráfico que limite el acceso del vehículo privado de no residentes es perjudicial para la actividad de comercio. Pero lo que realmente perjudica es el panorama descrito. Y la prueba del error es la misma realidad: cuando más gente accede al centro y cuando más actividad comercial existe es la temporada del año que precisamente se limita el acceso del coche: la navidad. Invocar la protección del comercio para justificar el caos circulatorio es falaz.
Por tanto, y como también demuestran todas las experiencias puestas en marcha en muchísimas ciudades del resto de Europa y de nuestro entorno (Madrid, Granada, …), hay que adoptar medidas que limiten el acceso del coche privado no residente. Y consideramos que la más fácil es la de la prohibición de aparcar en superficie al vehículo no residente (en definitiva, era la que contenía el Plan Centro, aunque en un formato muy complejo).
Apostar por el transporte público (y hablamos del de superficie, porque hacerlo del subterráneo ha demostrado ser una quimera) pasa, ha de pasar necesariamente por restarle espacio a los vehículos privados, pues el espacio existente es el que es; algo que en el caso histórico es mucho más determinante. Por aumentar la frecuencia y velocidad comercial, a través de carriles bus ¡reales! Y por descongestionar la corona; de manera que construir ahí mas aparcamientos rotatorios, como está ya anunciando el nuevo gobierno municipal, lo que aumentaría la densidad de circulación, es muy discutible; y son posibles otras alternativas para los vehículos del área metropolitana o de otras procedencias. Y pasa también por adoptar otras medidas complementarias: prioridad semafórica, acceso por las tres puertas, etc.
Hay que crear las condiciones objetivas y hacer la pedagogía colectiva para diseñar un modelo de movilidad que pase por que desde un barrio al centro los desplazamientos se hagan directamente en transporte público. El modelo intermedio de "ven en coche hasta el borde del centro y ahí toma un transporte público" es disparatado.
Por supuesto, hay que completar el modelo de movilidad con otras medidas que estimulen los desplazamientos peatonales y en bici, racionalicen la carga y descarga, pacifiquen el tráfico, etc.
El diagnóstico y la paleta de medidas a adoptar se ha de hacer en un proceso de participación social intenso. Políticos y técnicos por un lado y ciudadanía por otro han de escucharse y trabajar conjuntamente. No se trata de opinar sobre el plato cocinado, sino de compartir la cocina.
Cuando el anterior alcalde derogó el Plan Centro, nada más acceder al gobierno de la ciudad, más de 30 organizaciones de diversa índole (vecinales, dedicadas a la movilidad sostenible, ecologistas, AMPAs, sindicales, consumeristas, etc...) organizamos el Foro por la Movilidad Sostenible (FoMoSo), convocamos movilizaciones e intentamos, sin éxito, dialogar con el anterior equipo municipal.
Desde la Asociación Vecinal del Casco Norte "La Revuelta", que participó activamente en dicho foro, vamos a convocar con carácter urgente una reunión del FoMoSo a fin de analizar conjuntamente la situación. Asimismo, vamos a solicitar al nuevo alcalde que a la mayor brevedad celebre con el Foro una reunión en la que conocer sus intenciones y en las que le demandaremos un proceso participativo real".
"En estos días, el nuevo gobierno municipal está realizando tibios e imprecisos anuncios sobre un "plan de movilidad integral" para Sevilla, señalándose el casco histórico como una de las zonas de la ciudad en el que la misma habrá de centrarse.
Por el momento, los anuncios han puesto el énfasis en lugares comunes muy genéricos sobre lo que va a hacer (regular la carga y descarga, mejorar el acceso del transporte público, etc.) y especialmente lo que no va a hacer: restaurar el Plan Centro.
Y se ha empezado por decir en vez de por escuchar. Es una opción que no compartimos. Entendemos que es mucho mejor a la inversa: primero escuchar, diagnosticar y, luego, decir y decidir.
Consideramos que el debate no ha de ser restaurar o no el anterior Plan Centro en el formato que éste tuvo, con sus ventajas, muchas, y sus inconvenientes, menos, aunque algunos de relevancia.
Pero lo que sí es importante es partir de las premisas que lo sustentaron y del análisis de la experiencia de su breve vida y de lo que supuso su derogación. Entre ellas:
En el Casco Antiguo hay más vehículos (de residentes y servicios básicos) que plazas de aparcamiento, tanto particulares como en superficie. Es una simple cuestión física, de cabida. Por tanto, la simple peregrinación de residentes en busca de la imposible plaza de aparcamiento de residentes provoca un volumen de coches en circulación que genera congestión, atascos y polución; en el propio centro y en sus zonas aledañas.
El anterior equipo de gobierno, desoyendo las leyes físicas y los criterios técnicos, adoptó la medida de no tomar medidas, y mandó a la ciudadanía un mensaje letal para la movilidad sostenible y el propio sentido común: no pasa nada por venir al centro en coche. De esta forma, el problema se multiplicó. Más coches circulando, más congestión.
Los efectos que esa desregulación ha generado han sido evidentes: usuarios de vehículos a los que se le crea la expectativa falsa de que no hay problema de acceso en coche al centro, que tras perder mucho tiempo en su infructuosa búsqueda terminan marchándose o aparcando sobre aceras o zonas peatonalizadas (para gozo de algunas ansias recaudatorias: multa viene, multa va). El transporte público frenado, cuando no varado en su acceso al centro, haciendo poco fiable la frecuencia y velocidad comercial del autobús por la alta densidad de vehículos. Residentes aparcando fuera del distrito, a gran distancia de su domicilio con importantes pérdidas de su tiempo vital…
Esa expectativa falsa del fácil acceso en coche al centro no ha estimulado que quien ocasionalmente tiene que acceder al mismo para una gestión o compra utilice los aparcamientos rotatorios. Porque todavía arrastramos una muy débil “cultura” de pagar por aparcar ni siquiera en situaciones excepcionales. El resultado es que, salvo escasos días al año, los quince aparcamientos rotatorios del centro tienen un índice de ocupación bajo. No hay un problema de plazas de este tipo, sino de hábito.
Por sectores muy inmovilistas, curiosamente encabezados por determinadas asociaciones de comerciantes protagonistas de históricas pífias en el diagnostico del impacto sobre el comercio de decisiones como la peatonalización de distintas zonas del centro, se repite que cualquier regulación del tráfico que limite el acceso del vehículo privado de no residentes es perjudicial para la actividad de comercio. Pero lo que realmente perjudica es el panorama descrito. Y la prueba del error es la misma realidad: cuando más gente accede al centro y cuando más actividad comercial existe es la temporada del año que precisamente se limita el acceso del coche: la navidad. Invocar la protección del comercio para justificar el caos circulatorio es falaz.
Por tanto, y como también demuestran todas las experiencias puestas en marcha en muchísimas ciudades del resto de Europa y de nuestro entorno (Madrid, Granada, …), hay que adoptar medidas que limiten el acceso del coche privado no residente. Y consideramos que la más fácil es la de la prohibición de aparcar en superficie al vehículo no residente (en definitiva, era la que contenía el Plan Centro, aunque en un formato muy complejo).
Apostar por el transporte público (y hablamos del de superficie, porque hacerlo del subterráneo ha demostrado ser una quimera) pasa, ha de pasar necesariamente por restarle espacio a los vehículos privados, pues el espacio existente es el que es; algo que en el caso histórico es mucho más determinante. Por aumentar la frecuencia y velocidad comercial, a través de carriles bus ¡reales! Y por descongestionar la corona; de manera que construir ahí mas aparcamientos rotatorios, como está ya anunciando el nuevo gobierno municipal, lo que aumentaría la densidad de circulación, es muy discutible; y son posibles otras alternativas para los vehículos del área metropolitana o de otras procedencias. Y pasa también por adoptar otras medidas complementarias: prioridad semafórica, acceso por las tres puertas, etc.
Hay que crear las condiciones objetivas y hacer la pedagogía colectiva para diseñar un modelo de movilidad que pase por que desde un barrio al centro los desplazamientos se hagan directamente en transporte público. El modelo intermedio de "ven en coche hasta el borde del centro y ahí toma un transporte público" es disparatado.
Por supuesto, hay que completar el modelo de movilidad con otras medidas que estimulen los desplazamientos peatonales y en bici, racionalicen la carga y descarga, pacifiquen el tráfico, etc.
El diagnóstico y la paleta de medidas a adoptar se ha de hacer en un proceso de participación social intenso. Políticos y técnicos por un lado y ciudadanía por otro han de escucharse y trabajar conjuntamente. No se trata de opinar sobre el plato cocinado, sino de compartir la cocina.
Cuando el anterior alcalde derogó el Plan Centro, nada más acceder al gobierno de la ciudad, más de 30 organizaciones de diversa índole (vecinales, dedicadas a la movilidad sostenible, ecologistas, AMPAs, sindicales, consumeristas, etc...) organizamos el Foro por la Movilidad Sostenible (FoMoSo), convocamos movilizaciones e intentamos, sin éxito, dialogar con el anterior equipo municipal.
Desde la Asociación Vecinal del Casco Norte "La Revuelta", que participó activamente en dicho foro, vamos a convocar con carácter urgente una reunión del FoMoSo a fin de analizar conjuntamente la situación. Asimismo, vamos a solicitar al nuevo alcalde que a la mayor brevedad celebre con el Foro una reunión en la que conocer sus intenciones y en las que le demandaremos un proceso participativo real".
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