Esta asociación indica que este se aprecia en la existencia de capillas, símbolos religiosos, asistencia de autoridades académicas a misas y procesiones, o en la ‘resurrección’ de cátedras de teología católica ‘muertas’ desde el siglo XIX.
Pero el confesionalismo más grave afecta a las Facultades (y Escuelas universitarias) que preparan a las futuras maestras y maestros. Hace unos 45 años que desapareció de los estudios universitarios la asignatura obligatoria de Religión (que junto a la Formación del Espíritu Nacional y la Educación Física constituían “las tres marías”), y sin embargo se mantiene muy viva, si bien de forma voluntaria –faltaría más– en esas Facultades.
Asombrosamente --afirma UNI Laica--, las titulaciones (grados) que forman a las maestras/os de Infantil y Primaria (que educarán a las niñas y niños hasta los 12 años) ofertan asignaturas confesionales de religión católica que distan de ser estudios científicos sobre las religiones. Por el contrario, incluyen contenidos de carácter pseudo y anticientífico, además de preceptos morales que a menudo colisionan con valores democráticos. La confesionalidad de las asignaturas impartidas es tan palmaria que pueden ser convalidadas para la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA), el título que la Conferencia Episcopal Española exige a los docentes de Religión en los colegios del Estado. Es decir, se trata del título requerido para el desarrollo –preparado y controlado por la Iglesia católica– de un adoctrinamiento religioso a niños y niñas en los colegios.
Los miembros de UNI Laica --difunde la asociación--, son conscientes de que esta oferta confesional viene exigida por los Acuerdos de España con la Santa Sede, es decir, por unos Acuerdos establecidos antes de la aprobación de la Constitución como actualización del Concordato de 1953. Pero esto es lo que subraya UNI Laica: las imposiciones establecidas en esos Acuerdos hacen que las Facultades y Escuelas de Educación vean constreñida su libertad y autonomía a la hora de confeccionar sus planes de estudios, al estar obligadas a supeditar los intereses formativos y académicos a los intereses de otro Estado (un Estado teocrático). No obstante, algunas Facultades y Escuelas de Educación ofertan, en el colmo de la complacencia sumisa con la Iglesia, cursos adicionales para la obtención de la DECA sin que lo exijan los Acuerdos.
En UNI Laica consideran que en una Universidad pública, es decir, democrática y aconfesional, no deben existir enseñanzas confesionales, y más aún cuando están dirigidas a preparar profesores de religión católica (léase catequistas) para la escuela. Y les recuerdan a los Decanos/as que, puesto que las Facultades de Educación son las encargadas de formar a los maestros y maestras que a su vez formarán a niños y niñas, es de una gravedad extraordinaria cualquier intromisión externa que pervierta y prostituya tan digna tarea, tornando la tarea educadora en otra adoctrinadora.
Cuando, en alguna ocasión, se esgrime el argumento de que las Facultades de Educación deben ofrecer esos cursos para favorecer las salidas laborales de sus estudiantes, se olvida, por una parte, que siempre debe prevalecer el interés superior de la infancia a no ser adoctrinada, y, por otra, la obligación de las Universidades a respetar, como entidades públicas que son, la aconfesionalidad en su propio seno.
Por todo ello, desde UNI Laica piden a los Decanos/as involucrados en la formación de maestras/os de Infantil y Primaria “que se pronuncien formal y públicamente, y ante las autoridades políticas, exigiendo, en nombre de la libertad universitaria para confeccionar planes de estudio, de la defensa de la libertad de conciencia en la educación infantil, y, en definitiva, de la aconfesionalidad y la dignidad universitarias, el cese inmediato de la imposición de asignaturas de religión en los planes de estudio” de las titulaciones para la formación de maestros y maestras.
En otras palabras --finaliza la información UNI Laica--, piden a la Conferencia de Decanas/os de Educación que no agachen acrítica y dócilmente la cabeza ante una imposición eclesiástica inicua y vergonzante, sino que defiendan con valentía una autonomía universitaria que impida el adoctrinamiento confesional de las maestras/os (y, a su través, de las niñas/os). Que se comprometan, en definitiva, en la formación de personas más libres y críticas, lo que sin duda contribuirá a un mundo con mayor igualdad, justicia, racionalidad y democracia.
Pero el confesionalismo más grave afecta a las Facultades (y Escuelas universitarias) que preparan a las futuras maestras y maestros. Hace unos 45 años que desapareció de los estudios universitarios la asignatura obligatoria de Religión (que junto a la Formación del Espíritu Nacional y la Educación Física constituían “las tres marías”), y sin embargo se mantiene muy viva, si bien de forma voluntaria –faltaría más– en esas Facultades.
Asombrosamente --afirma UNI Laica--, las titulaciones (grados) que forman a las maestras/os de Infantil y Primaria (que educarán a las niñas y niños hasta los 12 años) ofertan asignaturas confesionales de religión católica que distan de ser estudios científicos sobre las religiones. Por el contrario, incluyen contenidos de carácter pseudo y anticientífico, además de preceptos morales que a menudo colisionan con valores democráticos. La confesionalidad de las asignaturas impartidas es tan palmaria que pueden ser convalidadas para la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA), el título que la Conferencia Episcopal Española exige a los docentes de Religión en los colegios del Estado. Es decir, se trata del título requerido para el desarrollo –preparado y controlado por la Iglesia católica– de un adoctrinamiento religioso a niños y niñas en los colegios.
Los miembros de UNI Laica --difunde la asociación--, son conscientes de que esta oferta confesional viene exigida por los Acuerdos de España con la Santa Sede, es decir, por unos Acuerdos establecidos antes de la aprobación de la Constitución como actualización del Concordato de 1953. Pero esto es lo que subraya UNI Laica: las imposiciones establecidas en esos Acuerdos hacen que las Facultades y Escuelas de Educación vean constreñida su libertad y autonomía a la hora de confeccionar sus planes de estudios, al estar obligadas a supeditar los intereses formativos y académicos a los intereses de otro Estado (un Estado teocrático). No obstante, algunas Facultades y Escuelas de Educación ofertan, en el colmo de la complacencia sumisa con la Iglesia, cursos adicionales para la obtención de la DECA sin que lo exijan los Acuerdos.
En UNI Laica consideran que en una Universidad pública, es decir, democrática y aconfesional, no deben existir enseñanzas confesionales, y más aún cuando están dirigidas a preparar profesores de religión católica (léase catequistas) para la escuela. Y les recuerdan a los Decanos/as que, puesto que las Facultades de Educación son las encargadas de formar a los maestros y maestras que a su vez formarán a niños y niñas, es de una gravedad extraordinaria cualquier intromisión externa que pervierta y prostituya tan digna tarea, tornando la tarea educadora en otra adoctrinadora.
Cuando, en alguna ocasión, se esgrime el argumento de que las Facultades de Educación deben ofrecer esos cursos para favorecer las salidas laborales de sus estudiantes, se olvida, por una parte, que siempre debe prevalecer el interés superior de la infancia a no ser adoctrinada, y, por otra, la obligación de las Universidades a respetar, como entidades públicas que son, la aconfesionalidad en su propio seno.
Por todo ello, desde UNI Laica piden a los Decanos/as involucrados en la formación de maestras/os de Infantil y Primaria “que se pronuncien formal y públicamente, y ante las autoridades políticas, exigiendo, en nombre de la libertad universitaria para confeccionar planes de estudio, de la defensa de la libertad de conciencia en la educación infantil, y, en definitiva, de la aconfesionalidad y la dignidad universitarias, el cese inmediato de la imposición de asignaturas de religión en los planes de estudio” de las titulaciones para la formación de maestros y maestras.
En otras palabras --finaliza la información UNI Laica--, piden a la Conferencia de Decanas/os de Educación que no agachen acrítica y dócilmente la cabeza ante una imposición eclesiástica inicua y vergonzante, sino que defiendan con valentía una autonomía universitaria que impida el adoctrinamiento confesional de las maestras/os (y, a su través, de las niñas/os). Que se comprometan, en definitiva, en la formación de personas más libres y críticas, lo que sin duda contribuirá a un mundo con mayor igualdad, justicia, racionalidad y democracia.
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