martes, 27 de mayo de 2008

INFORMACION; NO MANIPULACIÓN

Hay un periodista en un periódico de la ciudad, llamado Eduardo Barba, que no sabe nada de ética profesional. Se lanza a tumba abierta y con el paracaídas cerrado, y, a pesar de los golpes que se está dando, continúa manteniendo una forma poco ortodoxa en el desarrollo del noble oficio de ofrecer una noticia clara y plena.
Leyendo su reseña sobre el acto donde el alcalde de la ciudad hizo balance del año de gobierno, Eduardo Barba, que está negado para escribir correctamente lo que verdaderamente sucedió --es decir, una clara reseña de lo que ocurrió--, mete por su cuenta y riesgo opiniones y hasta diatribas para demostrar lo malo que son algunas personas que no le caen bien y lo bueno que son los que le han ordenado defender.
El periodista ha de ofrecer al lector la noticia de la forma más clara y diáfana. Luego estará el editorialista del medio para analizar el fondo de la cuestión. Sin embargo, Eduardo Barba se salta la deontología periodística y mezcla en su trabajo lo que ha sido el fondo y el desarrollo de la noticia con una opinión meramente personal. Esto se llama manipulación informativa. Una norma de este criticado profesional. ÁLVARO DE BAZÄN

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