El lamentable suceso acaecido estos últimos días en Alcalá debe hacernos reflexionar, pero desapasionadamente, porque son momentos de dolor y en estos casos lo principal es estar con la familia, acompañarlos y reconfortarlos hasta que se aclaren las causas de esta tragedia.
Por respeto y responsabilidad no es momento de hacer juicios de valor y mucho menos de anticipar acusaciones en relación a un desgraciado suceso. No es momento de utilizar la desgracia ajena para hacer política o para hacer amarillismo periodístico, ni mucho menos de utilizar a las personas como ariete contra todo y contra todos sin que se haya esclarecido nada.
Yo he sentido pena y desencanto por la actitud irresponsable de algunos dirigentes, de dentro, y de fuera de Alcalá, de los que no esperaba tanta temeridad, irresponsabilidad, ni falta de mesura.
A pesar de todo, la desgracia sí ha servido para poner en el centro del debate la verdadera situación de emergencia social en la que viven muchas de nuestras familias alcalareñas. Esto no es nuevo. Llevamos varios años llamando la atención sobre esta problemática. Desde el Partido Andalucista hemos emprendido desde hace meses numerosas iniciativas de carácter social encaminadas a la creación de empleo, la bajada de la presión fiscal municipal, y el apoyo a los desempleados, sin que el equipo de gobierno, en la mayoría de las ocasiones, nos haya tenido en cuenta.
El PSOE, en estos años de crisis, no ha sabido llevar a buen puerto esta situación social que se estaba creando. Lo peor de un político es acomodarse y buscar responsables fuera. La situación era y es difícil, pero el PSOE ni siquiera ha intentado dar un giro de timón para mejorar las cosas. Ha seguido manteniendo el rumbo invariable de estos últimos mandatos, olvidando la política que ahora necesita Alcalá de Guadaíra.
Tristemente, y al margen de la desgracia que hoy vivimos, cada día hay pequeños dramas en Alcalá en los que nuestros vecinos son protagonistas en solitario, sin el apoyo de su alcalde. Alcalá sabe, porque lo padece, que su alcalde en muchos temas no está, ni se le espera. Y ese, por encima de cualquier otro, es el gran error.
Un pueblo necesita un liderazgo y un equipo motivado que lo abandere. Un alcalde que tome las riendas. Porque cuando un alcalde, como en estos días, toma decisiones, se podrá discrepar de las mismas, pero jamás se le podrá achacar su ausencia o dejación. Nosotros no lo haremos.
Por eso es justo decir que la ciudad ha tenido alcalde durante este fin de semana, haciendo lo que debía hacer: estar con la familia. El problema es que esta ciudad no puede seguir con un alcalde a ratos. Limones ha fracasado estrepitosamente como alcalde en este mandato, porque su gestión no ha respondido, ni responde a las demandas sociales que hoy, más que nunca, necesita la ciudad. Debe dejar de ver fantasmas, volver a la realidad y llegados a este punto donde evidencia desgana y desilusión, debe irse ya porque está dañando a la ciudad.
Lola Aquino Trigo. Portavoz del PA en el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra.-
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