Sevilla F.C., 3; Villarreal, 2.- Con los goles de Rakitic –minuto 9--, y de Negredo –minuto 14--, parecía que el Villarreal iba a ser pan comido para un Sevilla que realizó una primera parte muy trabajada en todas sus líneas. Un 2-0 a favor del Sevilla en menos de un cuarto de hora de partido para seguir soñando en esta noche de Pascua y sacarse las ultimas espinitas y poner alegre a una afición que anda algo mosca por la mala imagen del último encuentro en Getafe. El tanto de falta directa de Rakitic fue una auténtica obra de arte. Y el gol de Negredo también fue otro golpe audaz del bravo delantero sevillista.
Pero el Villarreal sorprendió en la segunda parte de este trepidante choque futbolero cuando su máquina de hacer fútbol empezó a funcionar. Los hombres de Juan Carlos Garrido cambiaron el chip y su dominio fue absoluto. Perdió entereza la defensa sevillista; se vino abajo el centro del campo blanco y ya no llegaban balones tan claros y peligrosos a los puntas del cuadro de Nervión.
Se notó bastante en el Sevilla, en esa línea media, la baja de Medel, que es un sufridor para que pueda estar más equilibrado el equipo de Manzano. No digamos lo que se nota también la ausencia de Kanouté para poner serenidad en el juego.
El Villarreal era una máquina y luchaba con uñas y dientes para acortar diferencias en el marcador. Curiosamente marcó el sevillano Marchena –minuto 56--, el primer tanto de los visitantes. Y allí empezó a arder Troya. Menos mal que el recién salido Romaric –minuto 62--, le hizo una pajarraca a la defensa y puso un consolador 3-1 en el marcador del Sánchez Pizjuán. Pero el cuadro levantino no cejó en su empeño y buscó con corazón, fuerza y poder las una y mil formas de acortar distancias en el marcador. El Villarreal llegó a sacar siete saques de esquina en este periodo por ninguno del Sevilla. Y la lucha fue feroz en el terreno de juego. Rossi –en el minuto 73--, volvió a marcar para el cuadro visitante y el marcador se achicó en un 3-2.
Hasta el final del choque hubo hasta bastantes hachazos en el terreno de juego. Marchena fue el más violento --recibió placa del Sevilla antes del encuentro por ser mundialista sevillano--, y acabó viendo el camino de los vestuarios –expulsado--, a cinco minutos del final. Fueron cinco minutos de infarto. El Sevilla quiso perder tiempo a toda costa. Hizo el club, los recogepelotas, el numerito de los balones lanzados al terreno de juego, el juez de la contienda tuvo que llamar al orden al delegado de campo y aquello no acabó en tragedia futbolera porque Mallenco ya pitó el final tras más de cinco minutos de prórroga.
El Sevilla, con este sufrido 3-2, pone amarras para quedar en posición europea. No será la Champions, pero menos da una piedra. Al menos, en este choque en Nervión, los hombres del cuadro blanco se han batido el cobre y han sudado tinta para poder defender estos tres puntos como auténticas fieras.
Pero el Villarreal sorprendió en la segunda parte de este trepidante choque futbolero cuando su máquina de hacer fútbol empezó a funcionar. Los hombres de Juan Carlos Garrido cambiaron el chip y su dominio fue absoluto. Perdió entereza la defensa sevillista; se vino abajo el centro del campo blanco y ya no llegaban balones tan claros y peligrosos a los puntas del cuadro de Nervión.
Se notó bastante en el Sevilla, en esa línea media, la baja de Medel, que es un sufridor para que pueda estar más equilibrado el equipo de Manzano. No digamos lo que se nota también la ausencia de Kanouté para poner serenidad en el juego.
El Villarreal era una máquina y luchaba con uñas y dientes para acortar diferencias en el marcador. Curiosamente marcó el sevillano Marchena –minuto 56--, el primer tanto de los visitantes. Y allí empezó a arder Troya. Menos mal que el recién salido Romaric –minuto 62--, le hizo una pajarraca a la defensa y puso un consolador 3-1 en el marcador del Sánchez Pizjuán. Pero el cuadro levantino no cejó en su empeño y buscó con corazón, fuerza y poder las una y mil formas de acortar distancias en el marcador. El Villarreal llegó a sacar siete saques de esquina en este periodo por ninguno del Sevilla. Y la lucha fue feroz en el terreno de juego. Rossi –en el minuto 73--, volvió a marcar para el cuadro visitante y el marcador se achicó en un 3-2.
Hasta el final del choque hubo hasta bastantes hachazos en el terreno de juego. Marchena fue el más violento --recibió placa del Sevilla antes del encuentro por ser mundialista sevillano--, y acabó viendo el camino de los vestuarios –expulsado--, a cinco minutos del final. Fueron cinco minutos de infarto. El Sevilla quiso perder tiempo a toda costa. Hizo el club, los recogepelotas, el numerito de los balones lanzados al terreno de juego, el juez de la contienda tuvo que llamar al orden al delegado de campo y aquello no acabó en tragedia futbolera porque Mallenco ya pitó el final tras más de cinco minutos de prórroga.
El Sevilla, con este sufrido 3-2, pone amarras para quedar en posición europea. No será la Champions, pero menos da una piedra. Al menos, en este choque en Nervión, los hombres del cuadro blanco se han batido el cobre y han sudado tinta para poder defender estos tres puntos como auténticas fieras.
(Foto: Web Sevilla F.C.)
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