Algo se muere en el alma sevillista. El psicólogo Manzano no da con la tecla de este equipo de Nervión que se diluye en cuanto hay que meter el hombro y sacar fuerzas y genio hasta la sepultura. Hace ya varias semanas que el equipo de la Giralda no encuentra su mejor norte. Ya son muchos descalabros y humillaciones. Y a todos estos batacazos hay que ponerles rápidos y urgentes remedios. No se aguantó ni a Jiménez ni a Álvarez con muchos menos dramatismos y, ahora, este Sevilla de Manzano ha perdido todos los papeles.
El partido entre el PSG y el Sevilla ha tenido dos caras muy diferentes. El cuadro parisino supo adaptarse bien a las circunstancias y pelear bravamente por unos puntos vitales para poder alcanzar la clasificación en esta Liga Europea y poder jugar la siguiente ronda. A pesar de los buenas pinceladas del Sevilla en los primeros minutos, fue el PSG quien se llevó el gato al agua con dos goles machacantes. Los locales aprovecharon los primeros regalos defensivos del Sevilla y nada pudo hacer Palop, que desde que regresó a la titularidad ha sufrido graves derrotas.
Sin embargo, estos zarpazos parisinos los iba arreglar un veterano futbolista del Sevilla que siempre da la cara: Kanouté. Esta vez jugaba como hombre adelantado en el ataque y sus remates fueron acertados, certeros y puntilleros. Logró el de Malí algo que parecía imposible en este estadio semivacío de la capital francesa: Un esperanzador 2-2. El empate era un resultado bueno para ajustar la clasificación en este Grupo J de la Liga Europea.
Pero a pesar de que Kanouté fue letal en sus dos remates al marco parisino, la defensa sevillista, con un desafortunado Martín Cáceres, volvió a cometer otro nuevo error en el marcaje, permitiendo que el PSG llegara al descanso con un temible 3-2. Y ya se sabe que no son buenas las segundas partes en el Sevilla, aunque siempre la fe mueve montañas.
Pero el PSG lejos de acomodarse al resultado, logró un nuevo gol a poco de empezar el segundo periodo y ponía un duro marcador de 4-2, que ya era imposible para los hombres de Manzano. A pesar del esfuerzo y el desdoblamiento de Kanouté, que incluso tuvo alguna que otra oportunidad de remate letal, el Sevilla se fue achicando por sus propios errores defensivos y una nula operación en el centro del campo, donde ni Romaric ni Renato tocaron a zafarrancho.
No está fino Manzano con su plantilla. No acierta a escoger a los hombres claves que pueden mantener un nivel de juego aceptable. No corrige fallos ni errores. No hace nada el entrenador para darle la vuelta a un equipo que puede perder el tren europeo si el próximo 15 de diciembre, en el Pizjuán, no gana al equipo alemán del Borussia. Hay dramatismo en el Sevilla. Es lógico que la afición este descontenta. No vale decir que el tiempo pasado fue mejor y que las grandes proezas se tienen que valorar cuando corres malos vientos. Pero el Sevilla ha bajado excesivamente el pistón y no tiene actualmente un equipo competitivo. El deseo de la afición, grande como es la del Sevilla, es vivir las glorias del presente. El pasado siempre está para la memoria histórica.
El partido entre el PSG y el Sevilla ha tenido dos caras muy diferentes. El cuadro parisino supo adaptarse bien a las circunstancias y pelear bravamente por unos puntos vitales para poder alcanzar la clasificación en esta Liga Europea y poder jugar la siguiente ronda. A pesar de los buenas pinceladas del Sevilla en los primeros minutos, fue el PSG quien se llevó el gato al agua con dos goles machacantes. Los locales aprovecharon los primeros regalos defensivos del Sevilla y nada pudo hacer Palop, que desde que regresó a la titularidad ha sufrido graves derrotas.
Sin embargo, estos zarpazos parisinos los iba arreglar un veterano futbolista del Sevilla que siempre da la cara: Kanouté. Esta vez jugaba como hombre adelantado en el ataque y sus remates fueron acertados, certeros y puntilleros. Logró el de Malí algo que parecía imposible en este estadio semivacío de la capital francesa: Un esperanzador 2-2. El empate era un resultado bueno para ajustar la clasificación en este Grupo J de la Liga Europea.
Pero a pesar de que Kanouté fue letal en sus dos remates al marco parisino, la defensa sevillista, con un desafortunado Martín Cáceres, volvió a cometer otro nuevo error en el marcaje, permitiendo que el PSG llegara al descanso con un temible 3-2. Y ya se sabe que no son buenas las segundas partes en el Sevilla, aunque siempre la fe mueve montañas.
Pero el PSG lejos de acomodarse al resultado, logró un nuevo gol a poco de empezar el segundo periodo y ponía un duro marcador de 4-2, que ya era imposible para los hombres de Manzano. A pesar del esfuerzo y el desdoblamiento de Kanouté, que incluso tuvo alguna que otra oportunidad de remate letal, el Sevilla se fue achicando por sus propios errores defensivos y una nula operación en el centro del campo, donde ni Romaric ni Renato tocaron a zafarrancho.
No está fino Manzano con su plantilla. No acierta a escoger a los hombres claves que pueden mantener un nivel de juego aceptable. No corrige fallos ni errores. No hace nada el entrenador para darle la vuelta a un equipo que puede perder el tren europeo si el próximo 15 de diciembre, en el Pizjuán, no gana al equipo alemán del Borussia. Hay dramatismo en el Sevilla. Es lógico que la afición este descontenta. No vale decir que el tiempo pasado fue mejor y que las grandes proezas se tienen que valorar cuando corres malos vientos. Pero el Sevilla ha bajado excesivamente el pistón y no tiene actualmente un equipo competitivo. El deseo de la afición, grande como es la del Sevilla, es vivir las glorias del presente. El pasado siempre está para la memoria histórica.
(Foto: Web UEFA)
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