Parece increíble este empate a dos entre Betis y Barcelona B, pero ha sido todo totalmente cierto. El Betis estaba ganando por dos a cero cuando faltaban apenas quince minutos para el final del choque en el Villamarín, en partido aplazado de Liga de Segunda División A, y entre la indolencia, la mandanga, la suficiencia y los fallos defensivos se dejó arrebatar dos puntos para poder consolidar más el liderato.
¿Qué le ha pasado al cuadro bético de Mel para dejar escapar una victoria que parecía asegurada? No ha sabido remachar en más de sesenta minutos de partido, cuando el marcador y las oportunidades de gol eran claramente favorables a los verdiblancos. Ya se sabe que este partido de Liga se aplazó para este día de la Inmaculada por el estado del terreno de juego del campo de La Palmera. El Barcelona B, el filial del gran Barça, es siempre un equipo incómodo porque posee jugadores de bastante calidad y le pueden armar la marimorena a cualquier equipo que se ponga por delante. Hay mucha clase en este cuadro filial del Barcelona y así lo demostró a lo largo del choque, y de manera especial, en el último cuarto de hora.
Es verdad que el cuadro bético había jugado con mucho nervio y temperamento y que pronto logró su primer tanto para dejar bien claro quien de verdad llevaba la manija. Llegaron los dos merecidos goles del Betis, y ese 2-0 parecía que iba a ser irreversible. Sin embargo, el cuadro de Mel perdió muchas oportunidades para lograr hasta una goleada de escándalo. Inexplicablemente Emaná, que es hombre de poderío y cerebro, no supo sacar provecho a un buen puñado de ocasiones de gol que pudieron apuntillar el marcador.
Tal vez los béticos fueron demasiado conformistas al tener a su favor ese claro marcador de 2-0 en el Villamarín. Pero el once verdiblanco bajó la guardia y no supo mantener el adecuado ritmo de los primeros sesenta minutos. Por mucho que gritaba Mel desde la grada, sancionado federativamente, el conjunto verdiblanco no supo o no pudo frenar el fútbol ascendente de los barcelonistas. Y en menos de diez minutos llegaron los fallos defensivos y unos titubeos absurdos en el área para facilitar el absurdo empate a dos. Menos mal que la sangre no llegó al río, pero el Barcelona B estuvo a punto de robarle la cartera a los béticos y quedarse hasta con los tres puntos.
Alivio con ese 2-2, pero mazazo para un Betis que se dejó ganar incomprensiblemente el terreno. Resultado amargo. Esto es fútbol, pero el Betis –y sobre todo el irregular Emaná, muy fuera del partido--, no puede dejar escapar tantísimas ocasiones de gol, porque luego pasa lo que pasa. Es cierto que el colchón bético es bueno y que aún queda mucha Liga por delante, pero el que avisa no es traidor y este insólito empate debe servir para tomar buena nota.
¿Qué le ha pasado al cuadro bético de Mel para dejar escapar una victoria que parecía asegurada? No ha sabido remachar en más de sesenta minutos de partido, cuando el marcador y las oportunidades de gol eran claramente favorables a los verdiblancos. Ya se sabe que este partido de Liga se aplazó para este día de la Inmaculada por el estado del terreno de juego del campo de La Palmera. El Barcelona B, el filial del gran Barça, es siempre un equipo incómodo porque posee jugadores de bastante calidad y le pueden armar la marimorena a cualquier equipo que se ponga por delante. Hay mucha clase en este cuadro filial del Barcelona y así lo demostró a lo largo del choque, y de manera especial, en el último cuarto de hora.
Es verdad que el cuadro bético había jugado con mucho nervio y temperamento y que pronto logró su primer tanto para dejar bien claro quien de verdad llevaba la manija. Llegaron los dos merecidos goles del Betis, y ese 2-0 parecía que iba a ser irreversible. Sin embargo, el cuadro de Mel perdió muchas oportunidades para lograr hasta una goleada de escándalo. Inexplicablemente Emaná, que es hombre de poderío y cerebro, no supo sacar provecho a un buen puñado de ocasiones de gol que pudieron apuntillar el marcador.
Tal vez los béticos fueron demasiado conformistas al tener a su favor ese claro marcador de 2-0 en el Villamarín. Pero el once verdiblanco bajó la guardia y no supo mantener el adecuado ritmo de los primeros sesenta minutos. Por mucho que gritaba Mel desde la grada, sancionado federativamente, el conjunto verdiblanco no supo o no pudo frenar el fútbol ascendente de los barcelonistas. Y en menos de diez minutos llegaron los fallos defensivos y unos titubeos absurdos en el área para facilitar el absurdo empate a dos. Menos mal que la sangre no llegó al río, pero el Barcelona B estuvo a punto de robarle la cartera a los béticos y quedarse hasta con los tres puntos.
Alivio con ese 2-2, pero mazazo para un Betis que se dejó ganar incomprensiblemente el terreno. Resultado amargo. Esto es fútbol, pero el Betis –y sobre todo el irregular Emaná, muy fuera del partido--, no puede dejar escapar tantísimas ocasiones de gol, porque luego pasa lo que pasa. Es cierto que el colchón bético es bueno y que aún queda mucha Liga por delante, pero el que avisa no es traidor y este insólito empate debe servir para tomar buena nota.
(Foto: Web del Real Betis Balompié).-
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