Triana, Sevilla, Macarena, Cerro del Águila, Miles de peregrinos formaron en estas hermandades rocieras y los sevillanos y sevillanas cubrieron desde horas m uy tempranas las calles de los populares barrios y las del centro de la capital hispalense.
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, presenció en la Plaza del Salvador la salida de la Hermandad rociera. El máximo responsable del Gobierno Municipal realizó una ofrenda de flores que fueron colocadas en la carreta que porta el Simpecado.
Hay que destacar el paso de la Hermandad del Rocío de Triana por el templo donde reside la Hermandad de la O. La carreta hizo su tradicional parada ante la puerta del templo. Miembros de la Cofradía hicieron una ofrenda en un acto en el que también estuvieron presentes miles de trianeros.
Asimismo, el Cabildo Catedral recibe a la Hermandad del Rocío de Sevilla en el inicio de su peregrinación.
La carreta del Simpecado fue recibida en la Puerta del Perdón por el deán, Francisco J. Ortiz, el delegado de pastora, Adrián Ríos y el capellán real D. Marcelino Manzano, quienes dieron la bienvenida a al hermano mayor, Gabriel Rojas, los miembros de la junta de gobierno y todos los numerosos peregrinos que acompañan a la hermandad en su camino al Rocío. El coro de la Hermandad cantó una salve. A continuación se realizó una ofrenda de flores a la Virgen de los Reyes en la Capilla Real, rezando ante la patrona, a la que se le encomendó un buen camino para la Hermandad de Sevilla.
La Asociación de Fieles de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando, a su vez, depositó un ramo de flores a los pies del Simpecado, informa el Cabildo Catedral.
Por otra parte, mañana jueves, 16 de mayo, iniciará su camino a la aldea almonteña la Hermandad de Sevilla Sur, que cerrará el grupo de Hermandades rocieras de nuestra ciudad que participan en los actos en honor de la Blanca Paloma.
EL AUTÉNTICO ROCÍO
En las Reglas de la Hermandad Matriz de Almonte se reproduce el relato de la aparición de la Virgen. Este hecho se recoge en las actas del año 1758 que, lógicamente, es la referencia que se transmite de la Reina de las Marismas desde el siglo XV hasta su redacción en las Reglas almonteñas.
Según la historia, un cazador vecino de Villamanrique se encontraba en el lugar conocido por la Rocina, para saborear las artes de la caza. Este hombre se llamaba Gregorio Medina. Y cuando recorría aquella zona se percató de los insistentes ladridos de su perro, dirigidos hacia un espeso y centenario árbol. Gregorio buscó con afán entre los huecos del gran arbusto tapado por ramas y encontró a efigie de la virgen María con la siguiente inscripción: "Nuestra Señora de los Remedios".
El sorprendido cazador de Villamanrique se postró de rodillas ante la Sagrada Imagen, con la idea preconcebida de llevar con él hasta la villa de Almonte para que recibiera culto de toda la población. Sin embargo, Gregorio dejó la efigie en el mismo lugar de la Rocina y se fue al cercano pueblo para informar del hermoso y trascendental hallazgo.
Entonces, los almonteños se dirigieron hasta el bendito lugar de la aparición y empezó la veneración a la imagen de la Madre de Dios. En un principio, el pueblo llamó a la imagen "Virgen de las Rocinas", aunque el título que ostentaba cuando la descubrió el cazador Gregorio Medina era el de "Nuestra Señora de los Remedios".
Pero posteriormente y quizás debido a la costumbre que tenían los devotos de la época para facilitar el culto a la Virgen que apareció en Rocina, este nombre se cambió por el de Rocío. (Fotos: TW-JLS, HLO, CS y Archivo Ángel GELÁN).-
Según la historia, un cazador vecino de Villamanrique se encontraba en el lugar conocido por la Rocina, para saborear las artes de la caza. Este hombre se llamaba Gregorio Medina. Y cuando recorría aquella zona se percató de los insistentes ladridos de su perro, dirigidos hacia un espeso y centenario árbol. Gregorio buscó con afán entre los huecos del gran arbusto tapado por ramas y encontró a efigie de la virgen María con la siguiente inscripción: "Nuestra Señora de los Remedios".
El sorprendido cazador de Villamanrique se postró de rodillas ante la Sagrada Imagen, con la idea preconcebida de llevar con él hasta la villa de Almonte para que recibiera culto de toda la población. Sin embargo, Gregorio dejó la efigie en el mismo lugar de la Rocina y se fue al cercano pueblo para informar del hermoso y trascendental hallazgo.
Entonces, los almonteños se dirigieron hasta el bendito lugar de la aparición y empezó la veneración a la imagen de la Madre de Dios. En un principio, el pueblo llamó a la imagen "Virgen de las Rocinas", aunque el título que ostentaba cuando la descubrió el cazador Gregorio Medina era el de "Nuestra Señora de los Remedios".
Pero posteriormente y quizás debido a la costumbre que tenían los devotos de la época para facilitar el culto a la Virgen que apareció en Rocina, este nombre se cambió por el de Rocío. (Fotos: TW-JLS, HLO, CS y Archivo Ángel GELÁN).-
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