SEVILLA AL DÍA.- Rancio puede ser encomiástico
El tonto del capirote se ha ganado, por su barroquismo y su mala leche, un lugar en el sol, con la alegría del de la Huerta del Postigo del Aceite. Ahora, desde su tribuna, quiere cargarse a media Sevilla, porque la otra forma parte de un grupo que es intocable. Objetivo e imparcial que es el muchacho. Otro que dice que es periodista, tras pasar por Los Arcos.
Según el muchacho, que se harta de hablar del barroquismo de las cofradías en un programa rayista, a las personas que no son de su cuerda le dice que son barrocos. Por la tele y sin ocultar lo esaborío que es, ha pregonado a los cuatro vientos de la parrilla que el arte barroco que hay en nuestras Hermandades es lo mejor del mundo entero.
Pero siguiendo la línea de su capillismo –Dios los cría y ellos se juntan--, la gente que no comulga con las ostias que reparte son, además de barrocos, rancios.
Barroco ya se sabe qué significado tiene. ¿Rancio? El agudo columnista tiene que saber que esta palabra se puede aplicar de forma encomiástica o despectiva? Este chaval que escribió lo de tontos de capirotes y otras gansadas no aclara, cuando hace referencia a personas barrocas o rancias, si lo hace mirando al tendido o poniendo banderillas como el Fandi.
Puede tener la gente rancio abolengo, rancia estirpe o rancia tradición. ¿En qué quedamos alma de cántaro viejo? Porque este joven intrépido, que se une al coro azul, es viejo siendo joven. Esto si que es peligroso.
Entonces, con esta chicha, sin limoná, poco sentido común tienen sus palabras, porque no se sabe si está pensando en que le están creciendo más las uñas que el bolígrafo.
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