A pesar de la voluntad, el esfuerzo, la entrega, el oficio y, a veces, hasta el buen arte y los buenos detalles, hubo avisos para Barrera, Castaño y Aguilar en sus primeros toros por alargar excesivamente sus faenas. Los toreros necesitaron, además, de más de 18 toques de verduguillo para rematar a los animales. Sin embargo, hubo reses que destacaron en la suerte de varas, ya que los picadores citaron de lejos a los toros y estos respondieron con bravura a las llamadas de los respectivos picadores.
El balance no ha sido totalmente positivo, porque no hubo orejas ni vuelta al ruedo. El sevillano Antonio Barrera no tuvo suerte en su lote a pesar de poner garras, decisión y deseos de agradar. El torero escuchó algunas palmas por su afanosa tarea en el primero, tras escuchar aviso, y su actuación en el segundo toro fue silenciada.
Agradó mucho Javier Castaño, sobre todo en su primer toro --"Comerciante", de 590 kilos. El leonés hizo una importante faena con la muleta, desarrollando un toreo con oficio y temple. Hubo ovación desde los tendidos y el torero saludo desde los medios. En su segundo toro --"Colladero", de 600 kilos--, la actuación de Castaño no tuvo mucha continuidad a pesar de la entrega del torero. El morlaco de Cuadri no respondió al reto del matador y hubo silencio tras la muerte del morlaco.
También estuvo muy firme y muy torero el madrileño Alberto Aguilar. Fue más eficaz en su primer toro --"Aldeano", de 595 kilos--, porque el matador se lució especialmente por una serie continuada de buenos y templados derechazos. Sonó la música para crear más ambiente a la artística faena de Aguilar. Pero no acabó de rematar su labor en los momentos finales y escuchó un aviso. Sin embargo, el público le dedicó una larga ovación y el de Madrid saludó desde los medios. En su segundo toro, que cerraba la corrida, el toro "Mediador", de 605 kilos, no fue potable para los deseos de Aguilar. Se esforzó al ciento por ciento para sacar algún provecho de un animal difícil de manejar. Aguilar se arriesgó en todo momento, demostrando su calidad y su oficio. Pero necesitó de un pinchazo hondo y siete descabellos para matar al animal. Hubo silencio en la plaza y decepcion final .
Se esperaba más de este festejo taurino, porque los tres matadores pudieron todas sus ganas en demostrar que son toreros y que tienen poder, oficio y sabiduría.
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