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Pese a la constancia del Betis, el cuadro de Emery nunca lanzó la toalla. Hasta tuvo la fortuna de encontrarse con un gol a favor, en el minuto 65, cuando Dorado, al despejar un centro que iba hacia Soldado, metió el cuero en la portería de su compañero Casto. Pese a este tremendo golpe de fortuna para los visitantes, el cuadro verdiblanco no se achicó. El once de Mel siguió trabajando con ardor y pundonor, con el fin de morir con las botas puestas. Más de 13 saques de esquinas, por cinco del Valencia, lanzó el Betis sobre el portal de Diego Alves. Los béticos del equipo de La Palmera intentaron por todos los medios ganar este trascendental partido para no ser noqueado nuevamente.
Y esta vez, cuando la fortuna de los minutos de descuento fueron tan favorables para los equipos rivales, el Betis en menos de cuatro minutos formó la escandelara en el Villamarin, con dos insuperables y tremendos zarpazos de Rubén Castro. La carita que se le quedó a Unai Emery cuando vio que se le había esfumado, como por arte de magia, una victoria que pensaban que ya tenían bien controlada. Pero el fútbol es así de caprichoso. Esta vez, afortunadamente para el Betis, en esos minutos de prolongación llegó la merecida victoria verdiblanca. Jugó mejor el equipo de Mel. Arriesgó más. Fue a por todas contra todos los vientos y mareas. Y aunque fuera de forma agónica logró este merecido triunfo por ambición, entrega y eficacia. Final feliz para el Betis. Es la quinta victoria del Betis en la Liga actual. Y se dice que no hay quinto malo...
(Foto: Web Liga BBVA).
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