sábado, 10 de abril de 2010

FÚTBOL. La cantera del Sevilla logra la primera victoria de Antonio Álvarez en campo ajeno: 1-2 en La Rosaleda

FÚTBOL.- Cala y Lolo, dos canteranos del Sevilla certifican la justa victoria del equipo en Málaga

Málaga C.F., 1, Sevilla F.C., 2.-

Falló Palop y puso al Sevilla al borde del precipicio, pero más tarde también erró el meta malagueño Munúa y los canteranos Cala y Lolo marcaron la diferencia. Tres puntos logrados por el once de Antonio Álvarez que saben a gloria bendita. Puntos de oro para el club de Nervión, porque el cuarto puesto en la Liga está más asegurado. Pero no fue tan fácil la pelea en La Rosaleda.
Si no alcanza el tercer puesto de la Liga, porque el Valencia se lo ha puesto difícil, el Sevilla intenta por todos los medios superar el fuerte temporal y consolidar al menos la cuarta plaza de Champions, aunque sea de menor categoría clasificatoria. Pero a caballo regalado no hay que mirarle el diente.
Después del triunfo en Nervión –sufrido ante el desesperado Tenerife, con carne de Segunda División--, los de Antonio Álvarez se desplazaron hasta la vecina Rosaleda para sembrar sobre el césped las huellas imborrables de su historia y sus apetencias. El Málaga no está para muchos trotes si se le aprieta el acelerador, pero el Sevilla, desde hace ya meses, perdió el buen rumbo y la buena estrella y le cuesta un mundo superar la cuesta abajo que había cogido con el inútil mando del “bocazas” Jiménez. Ahora el de Arahal, que no se calla ni debajo del agua, culpa a José María del Nido de que el “Kaiser” quedara apartado del principal grupo técnico del club, como segundo entrenador. ¡Qué callaíto se lo ha tenido el de Arahal!
Esto del fútbol no lo entiende ni la madre que parió al inglés del invento. Porque por otra parte, Monchi declaró que “muerto” Aragonés, el Sevilla tenía toda su mente en el concurso de Antonio Álvarez para que se hiciera cargo de la primera plantilla.
Como las palabras se las lleva el viento o se quedan para la Hemeroteca de ABC, el pleito de este día, sábado de sol, estaba en ese Málaga-Sevilla, donde las escopetas las cargaba el mismo diablo. Así que era partido trascendental para ambos equipos andaluces. El Málaga, porque huele a muerto; y el Sevilla, porque lucha con bastantes desaciertos y errores por consolidar esa cuarta plaza y clasificarse como equipo Champions.
Así pues, el Sevilla no fue a Málaga a recoger uvas de pasa. Sufrió en la primera parte el cuadro de Nervión, porque falló Palop y el equipo se encuentra en esa fase obligada de restauración, porque Antonio Álvarez quiere jugar al fútbol total y no al absurdo juego de boleas, como venía haciéndole bajo la nefasta dirección de Manuel Jiménez. Está costándole al Sevilla esta transformación y en el primer tiempo fue el Málaga quien, con poder físico, dominaba y controlaba a los sevillistas.
Pero en la segunda parte cambió el panorama y el Sevilla subió arriba su ánimo y su sentido de juego y la máquina del cuadro sevillano, que necesita más engrase aún, comenzó a crear peligrosos contragolpes en el área del Málaga. Le costó trabajo al Sevilla centrar su fútbol y superar al animoso cuadro de La Rosaleda. Curiosamente ni Kanouté, ni Fabiano, ni Navas ni Capel –luego saltó Negredo--, pudieron aprovechar sus oportunidades. Falló Munúa en el control de un balón y allí estaba el canterano Cala para empatar.
Este tanto hizo mella en el Málaga, que además bajó en su ímpetu y en su fuerza física. Se había vaciado el cuadro local en el primer tiempo y el Sevilla jugó con menos presión en esta continuación. Esta entrega y ganas del cuadro de Antonio Álvarez tuvieron la recompensa de otro gol, obra del canterano Lolo. Un resultado magnífico para volver a la ruta mágica de los triunfos y de los buenos resultados. Ya lleva el Sevilla del “Kaiser” seis puntos de dos partidos y esto solo ha hecho más que empezar.

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