FÚTBOL.- Un Sevilla resolutivo y con clara pegada logra la Copa del Rey frente al Atlético de Madrid
Atlético de Madrid, 0; Sevilla F.C., 2.-
Ganó el Sevilla la Copa del Rey. Hubo pegada y fue un equipo resolutivo. Es el quinto trofeo del K. O. que alcanza el club de Nervión en su larga historia deportiva. Los goles, además, fueron de dos canteranos –Capel, a los seis minutos. y Navas a los 90 para rematar la espléndida faena--. Pero este título tiene su historia y su leyenda. Un dos a cero contundente y eficaz. No hay quinto trofeo malo.
Era el ganar o ganar. El si o si. O tuya o mía. Había mucho equilibrio entre los dos equipos, aunque en Liga el Sevilla terminara en cuarta posición y los colchoneros muy por debajo de los de Nervión. Sin embargo, el Atlético de Quique Flores se centró más en la Liga Europea que en la española y logró un gran triunfo. Buscaba el doblete y el Sevilla volver a la senda de los triunfos perdidos.
De esta forma, las espadas, las de colchoneros y palanganas, estaban en todo lo alto. Bien en verdad que el presidente José María del Nido ha sido más vehemente que Enrique Cerezo, que ha estado mucho más comedido y más centrado en apoyar a su equipo de una forma más íntima. Del Nido, con sombrero o sin sombrero, se ha desmadrado.
Del Nido echó la casa por la ventana y en la noche de las vísperas, en la noche-madrugada del martes, preparó una cena de gala en la que estuvieron más de cien informadores de los medios sevillanos. También estuvo presente en este acto el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que aunque su color es verdiblanco, representó muy bien su papel de regidor municipal para todos los sevillanos. No sólo canto el popular Arrebato, sino que intervino el bético José Manuel Soto, que dedicó unas chirigotas a Monchi.
A la mañana siguiente, en la jornada del partido, también ofreció otra arenga popular el presidente Del Nido, en la parcela catalana de concentración de seguidores del Sevilla, que habían llegado a Barcelona desde la ciudad de la Giralda. Así que pasión desbordada entre los sevillistas y cautela entre los atléticos. Lo importante, naturalmente, ha sido la asistencia de aficionados. Casi 40.000 colchoneros y más de 30.000 palanganas. Ambiente, por tanto, a revienta calderas. Era ahora Antonio Álvarez y sus muchachos los encargados de dejarse la piel sobre la yerba del Nou Camp. Duelo de titanes. El “Kaiser” de Utrera tenía la primera gran oportunidad de su vida, como entrenador, para ampliar su historial deportivo. Desde luego, ya ha tenido mérito Antonio Álvarez con la transformación que ha hecho en la plantilla en tan poco tiempo. El Sevilla de Jiménez estaba muerto, K. O, y necesitaba otro director de orquesta, porque con el de Arahal había perdido totalmente el rumbo y las ideas.
Choque fuerte entre dos equipos que se conocen a muerte. Ni Álvarez le podía dar sopas con ondas a Quique Flores ni éste sorprender al de Utrera por las buenas. Una final de infarto. Las exigencias del guión futbolero sobre el césped eran intensas. No valían las marchas atrás. Ni las excusas ni las desgracias. Una Copa del Rey que, además, estuvo presidida en el campo del Barcelona por el Príncipe Felipe, que en Hamburgo no pudo ocultar sus sentimientos colchoneros. Pero aquí, en la Ciudad Condal, tenía que dividir sus sentimientos.
Y Del Nido con su sombrero negro talismán, como los miles de sevillistas en las gradas. Y el alcalde de Sevilla, Sánchez Monteseirín, sufriendo en el Camp Nou, como el de la ciudad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que estaba acompañado de Esperanza Aguirre. También el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñan, fue espectador especial de este choque. Mucho politiqueo en los “tendidos” futboleros, aunque la verdadera salsa estaba en el césped. Y sobre todo cuando a los seis minutos de juego, Capel acertó a marcar, cogiendo un balón rechazado por la defensa rojiblanca. Este 1-0 para el Sevilla ponía las cosas muy en franquicia para el equipo de Álvarez, que también se ajustaba los machos en sus refriegas con los colchoneros. Ardía Troya sobre la yerba.
Porque el Sevilla hizo un partido al filo de la navaja. Presión y dureza dentro de un orden para que el Atlético se sintiera incómodo en el terreno de juego. Y a pesar de que los de Quique Flores querían superar esa losa dura y fuerte del rival, el Sevilla ni daba ni un balón por perdido ni cedía un palmo de terreno. Palop, además, estuvo acertado en varios lanzamientos colchoneros, porque el Atlético retuvo más el balón y fue a tumba abierta hasta los dominios del meta valenciano.
No pudo el Atlético de Madrid con el Sevilla. Además, con habilidad, los hombres de Antonio Álvarez atosigaban de tal forma a los colchoneros, que nunca se sintieron cómodos sobre la yerba. El cuadro de Nervión, con habilidad, destreza, eficacia y virilidad superaba el ritmo y el dominio que querían imponer los madrileños. Y con esta ventaja del 1-0 aguantó el Sevilla a un Atlético que en algunos momentos quiso desmelenarse.
En la segunda parte, el cuadro del Manzanares fue a por todas. Insistió en su juego de ataque y creó jugadas peligrosas en el área sevillista. Pero el bloque del equipo que entrena Álvarez consolidaba aún más su garra y su poder sobre el terreno de juego. Palop, también en este segundo tiempo, fue fundamental, despejando y atajando balones de gol, intencionadamente lanzados por los colchoneros. La diana no estaba fina en el once del Manzanares y, además, el Sevilla siempre tuvo justos recursos para evitar el desbordamiento. Pasaban los minutos, y el once de Quique Flores no hallaba la fórmula precisa para equilibrar el choque, jugándose ya en los últimos minutos el todo por el todo. A tumba abierta. O Puerta Grande o enfermería…
Y cuando más volcado estaba el Atlético de Madrid en el área sevillista, el balón le llegó a Navas. Y el extremo, superando al portero del atlético, marcó, además de un gol definitivo. Un golazo de sombrero de talismán. El de Los Palacios tuvo mucha sangre fría para haber perfectamente los deberes ante De Egea. No se puso nervioso ni le temblaron las piernas. Buscó con la cabeza, con sentido común, lo que pocos minutos antes falló Negredo a pase de Kanouté.
Y con este 2-0, la locura. Los abrazos. La bulla. El éxtasis. Las felicitaciones. El júbilo. El desenfreno. Y la Copa. Del Nido, cuando Palop subió al palco presidencial, le colocó el sombrero talismán al portero. El Príncipe de Asturias, que representaba a S. M. Don Juan Carlos, felicitó al valenciano. La fiesta fue grande en el Camp Nou. Además, la afición sevillista, feliz y espectacular, también jaleaba a los rivales, que no podían aguantar las lágrimas en los ojos por todo lo que había sucedido esta larga noche.
Así que esta semana, a partir de mañana, habrá concentración en la Puerta de Jerez; ofrecimiento de la Copa a la Patrona de la Ciudad, la Virgen de los Reyes y acto oficial en el Ayuntamiento. Un título que, al menos, al final de la temporada, suaviza algo los errores de un complicado curso futbolero. Antonio Álvarez ha logrado en su corto tiempo en el banquillo un trofeo importante. Y todo el Sevilla, jugadores, técnicos y aficionados, recordaron a Antonio Puerta. Fue un entrañable homenaje al recordado futbolista que tuvo tan trágica muerte.
Atlético de Madrid, 0; Sevilla F.C., 2.-
Ganó el Sevilla la Copa del Rey. Hubo pegada y fue un equipo resolutivo. Es el quinto trofeo del K. O. que alcanza el club de Nervión en su larga historia deportiva. Los goles, además, fueron de dos canteranos –Capel, a los seis minutos. y Navas a los 90 para rematar la espléndida faena--. Pero este título tiene su historia y su leyenda. Un dos a cero contundente y eficaz. No hay quinto trofeo malo.
Era el ganar o ganar. El si o si. O tuya o mía. Había mucho equilibrio entre los dos equipos, aunque en Liga el Sevilla terminara en cuarta posición y los colchoneros muy por debajo de los de Nervión. Sin embargo, el Atlético de Quique Flores se centró más en la Liga Europea que en la española y logró un gran triunfo. Buscaba el doblete y el Sevilla volver a la senda de los triunfos perdidos.
De esta forma, las espadas, las de colchoneros y palanganas, estaban en todo lo alto. Bien en verdad que el presidente José María del Nido ha sido más vehemente que Enrique Cerezo, que ha estado mucho más comedido y más centrado en apoyar a su equipo de una forma más íntima. Del Nido, con sombrero o sin sombrero, se ha desmadrado.
Del Nido echó la casa por la ventana y en la noche de las vísperas, en la noche-madrugada del martes, preparó una cena de gala en la que estuvieron más de cien informadores de los medios sevillanos. También estuvo presente en este acto el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que aunque su color es verdiblanco, representó muy bien su papel de regidor municipal para todos los sevillanos. No sólo canto el popular Arrebato, sino que intervino el bético José Manuel Soto, que dedicó unas chirigotas a Monchi.
A la mañana siguiente, en la jornada del partido, también ofreció otra arenga popular el presidente Del Nido, en la parcela catalana de concentración de seguidores del Sevilla, que habían llegado a Barcelona desde la ciudad de la Giralda. Así que pasión desbordada entre los sevillistas y cautela entre los atléticos. Lo importante, naturalmente, ha sido la asistencia de aficionados. Casi 40.000 colchoneros y más de 30.000 palanganas. Ambiente, por tanto, a revienta calderas. Era ahora Antonio Álvarez y sus muchachos los encargados de dejarse la piel sobre la yerba del Nou Camp. Duelo de titanes. El “Kaiser” de Utrera tenía la primera gran oportunidad de su vida, como entrenador, para ampliar su historial deportivo. Desde luego, ya ha tenido mérito Antonio Álvarez con la transformación que ha hecho en la plantilla en tan poco tiempo. El Sevilla de Jiménez estaba muerto, K. O, y necesitaba otro director de orquesta, porque con el de Arahal había perdido totalmente el rumbo y las ideas.
Choque fuerte entre dos equipos que se conocen a muerte. Ni Álvarez le podía dar sopas con ondas a Quique Flores ni éste sorprender al de Utrera por las buenas. Una final de infarto. Las exigencias del guión futbolero sobre el césped eran intensas. No valían las marchas atrás. Ni las excusas ni las desgracias. Una Copa del Rey que, además, estuvo presidida en el campo del Barcelona por el Príncipe Felipe, que en Hamburgo no pudo ocultar sus sentimientos colchoneros. Pero aquí, en la Ciudad Condal, tenía que dividir sus sentimientos.
Y Del Nido con su sombrero negro talismán, como los miles de sevillistas en las gradas. Y el alcalde de Sevilla, Sánchez Monteseirín, sufriendo en el Camp Nou, como el de la ciudad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que estaba acompañado de Esperanza Aguirre. También el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñan, fue espectador especial de este choque. Mucho politiqueo en los “tendidos” futboleros, aunque la verdadera salsa estaba en el césped. Y sobre todo cuando a los seis minutos de juego, Capel acertó a marcar, cogiendo un balón rechazado por la defensa rojiblanca. Este 1-0 para el Sevilla ponía las cosas muy en franquicia para el equipo de Álvarez, que también se ajustaba los machos en sus refriegas con los colchoneros. Ardía Troya sobre la yerba.
Porque el Sevilla hizo un partido al filo de la navaja. Presión y dureza dentro de un orden para que el Atlético se sintiera incómodo en el terreno de juego. Y a pesar de que los de Quique Flores querían superar esa losa dura y fuerte del rival, el Sevilla ni daba ni un balón por perdido ni cedía un palmo de terreno. Palop, además, estuvo acertado en varios lanzamientos colchoneros, porque el Atlético retuvo más el balón y fue a tumba abierta hasta los dominios del meta valenciano.
No pudo el Atlético de Madrid con el Sevilla. Además, con habilidad, los hombres de Antonio Álvarez atosigaban de tal forma a los colchoneros, que nunca se sintieron cómodos sobre la yerba. El cuadro de Nervión, con habilidad, destreza, eficacia y virilidad superaba el ritmo y el dominio que querían imponer los madrileños. Y con esta ventaja del 1-0 aguantó el Sevilla a un Atlético que en algunos momentos quiso desmelenarse.
En la segunda parte, el cuadro del Manzanares fue a por todas. Insistió en su juego de ataque y creó jugadas peligrosas en el área sevillista. Pero el bloque del equipo que entrena Álvarez consolidaba aún más su garra y su poder sobre el terreno de juego. Palop, también en este segundo tiempo, fue fundamental, despejando y atajando balones de gol, intencionadamente lanzados por los colchoneros. La diana no estaba fina en el once del Manzanares y, además, el Sevilla siempre tuvo justos recursos para evitar el desbordamiento. Pasaban los minutos, y el once de Quique Flores no hallaba la fórmula precisa para equilibrar el choque, jugándose ya en los últimos minutos el todo por el todo. A tumba abierta. O Puerta Grande o enfermería…
Y cuando más volcado estaba el Atlético de Madrid en el área sevillista, el balón le llegó a Navas. Y el extremo, superando al portero del atlético, marcó, además de un gol definitivo. Un golazo de sombrero de talismán. El de Los Palacios tuvo mucha sangre fría para haber perfectamente los deberes ante De Egea. No se puso nervioso ni le temblaron las piernas. Buscó con la cabeza, con sentido común, lo que pocos minutos antes falló Negredo a pase de Kanouté.
Y con este 2-0, la locura. Los abrazos. La bulla. El éxtasis. Las felicitaciones. El júbilo. El desenfreno. Y la Copa. Del Nido, cuando Palop subió al palco presidencial, le colocó el sombrero talismán al portero. El Príncipe de Asturias, que representaba a S. M. Don Juan Carlos, felicitó al valenciano. La fiesta fue grande en el Camp Nou. Además, la afición sevillista, feliz y espectacular, también jaleaba a los rivales, que no podían aguantar las lágrimas en los ojos por todo lo que había sucedido esta larga noche.
Así que esta semana, a partir de mañana, habrá concentración en la Puerta de Jerez; ofrecimiento de la Copa a la Patrona de la Ciudad, la Virgen de los Reyes y acto oficial en el Ayuntamiento. Un título que, al menos, al final de la temporada, suaviza algo los errores de un complicado curso futbolero. Antonio Álvarez ha logrado en su corto tiempo en el banquillo un trofeo importante. Y todo el Sevilla, jugadores, técnicos y aficionados, recordaron a Antonio Puerta. Fue un entrañable homenaje al recordado futbolista que tuvo tan trágica muerte.
El Sevilla supo sufrir en el Camp Nou. Y su trabajo fue titánico para que este título no se escapara. Al final de la temporada, clasificación en Champions y campeón de la Copa del Rey. Que se prepare el Barcelona en cuanto se juegue la Recopa...
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