Se llenó la Real Maestranza porque era atractivo el cartel. Toros de Parladé para Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y Salvador Cortés, que fue el triunfador de la pasada temporada 2007. Pero esta vez había toreros y no hubo toros. El ganado de Parladé fue decepcionante y la corrida fue un auténtico tostón, con un quiero y no puedo por parte de los tres espadas.
El primer toro, inválido, manso, sin casta ni hechuras, fue devuelto a los corrales. La tarde-noche empezó ya mal. Finito no se acopló con el primero y dejó pasar la suerte en el segundo. El torero de Sabadell escuchó avisos y necesitó de varios volapiés para liquidar a los malos morlacos, que fueron unos burros con cuernos.
Morante de la Puebla lo intentó de todas las maneras. Pero la jornada taurino se fue enfriando a pesar de la voluntad y los deseos del sevillano. También escucho avisos --hasta dos en el segundo toro--, llevar a cabo una deficiente serie de espadazos para poder liquidar a "Cataplasma". Cataplasma fue toda la corrida con el fraudulento ganado de Parladé.
Tampoco tuvo su tarde-noche Salvador Cortés. Probó con el capote y quiso pelear fino con la muleta, pero las reses de Parladé no estaban listos para el juego taurino que quería el matador. Menos mal que el de Mairena acortó sus faenas con dos zarpazos a sus dos morlacos y no aburrió de forma definitiva al personal.
Hubo que pasar página, porque la jornada taurina era para exigir responsabilidades.
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