Transcurrió la última corrida del ciclo de Feria, la 17º de abono de la temporada, sin pena ni gloria. Esta vez el sol brillaba más que nunca, había pocas nubes, no se barruntaba suspensión y los tendidos y las gradas estaban a revienta calderas. Después del petardo del viernes 11, con los borregos inválidos de Juan Pedro Domecq, llegaron en esta recta final del ciclo ferial los toros de Torrestrella. En el cartel, toreros de revistas del corazón como Manuel Díaz “El Cordobés” y Fran Rivera Ordóñez y un-banderillero de lujo, además matador, como El Fandi.
En esta corrida de Torrestrella hubo toros nobles y con cierta casta, pero faltaron toreros con arte y saber de lidias. El Cordobés, Rivera y El Fandi son matadores de taca taca, de pundonor efectista y con una forma de lidiar para armar sus revuelos en los pueblos y en plazas de menos categoría, pero que en una Maestranza quedan muy cortitos porque no pueden ocultar su enorme falta calidad, arte y templanza.
Lo único brillante y espectacular del festejo fueron las banderillas, algunas, que puso el Fandi. Es el mejor banderillero, que torea como primer espada, de España. Pero esto no es suficiente, porque sólo es una parte de la corrida. David Fandila colocó unos pares de forma impresionante y, sobre todo, demostrando una capacidad física extraordinaria para correr sin testigos –peones--, por el redondel. Pero luego, cuando hay que coger la franela, no basta con ser un atleta. Es verdad que la plaza se levantó cuando El Fandi colocó varios de los rehiletes en sus dos toros. Su magnífica actuación en estos tercios animó una jornada taurina que se fue diluyendo cuando los toreros, con capote o muleta, tenían que desarrollar sus respectivas faenas.
Salvo El Fandi con las banderillas, tanto El Cordobés, Rivera y el mismo granadino durante las faenas normales, tuvieron poca gracia, escaso temple, falta de ritmo y exhibiendo una serie de mantazos a diestro y siniestro. Menos mal que los espadas acertaron con rapidez en los volapiés y la jornada no se fue prologando como las tres insoportables horas del viernes. Los toros, aunque algunos se cayeron por blandos, estuvieron por encima de los toreros. No hay magia en estos espadas y su presencia en los ruedos sólo emboban a los pardillos. Fracaso torero, esta vez, de El Cordobés y Rivera, salvándose El Fandi por las banderillas. Y lo malo es que esto se acaba con los miuras.
Con motivo de la presencia de los toreros del corazón en esta corrida, la calle Iris, registró el mayor bullicio de la temporada, con cientos de "paparazis". No faltó en los palcos de la Real Maestranza, en la plaza de toros, la Duquesa de Alba.
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