Su autor, José Luis de Villar, ha hecho un repaso a los acontecimientos más importantes reflejados en el libro, en el que se denuncian las falsedades, trabas y trampas en torno a la conquista de la Autonomía de Andalucía, que han perdurado durante décadas y que constituyen “la gran mentira histórica”.
Rojas-Marcos ha destacado que “el cuerpo del delito de la manipulación denunciada en este libro está en el Museo de la Autonomía, sito en la Casa de Blas Infante, lo que debería ser el santuario del Andalucismo y es la catedral del PSOE”.
Y, simulando una visita virtual a dicho Museo, ha ido detallando “el estropicio que se ha hecho con la historia de la autonomía de Andalucía”.
Además, ha incidido en que "si el antiguo poder de los últimos cuarenta años manipuló, porque era el único que lo pudo hacer, le toca ahora al nuevo poder deshacer esa manipulación, porque, igualmente, es el único que puede hacerlo".
De ahí la petición realizada al presidente de la Junta, para que, tras el rosario de despropósitos y mentiras que se han mantenido durante décadas, se restaure la verdad.
Por último, Rojas-Marcos ha lanzado un reto a los responsables del relato oficial: la celebración de un debate político para defenderlo si es que lo mantienen o una disculpa pública si no lo mantienen por el daño que hicieron.
Adjuntamos fotos de la presentación. E incluimos enlace a totales de Rojas-Marcos y José Luis de Villar, así como resumen del libro y la propuesta de Rojas-Marcos al Presidente de la Junta.
RESUMEN DEL LIBRO 28-F
Conquista de la Autonomía por el Pueblo Andaluz
La autonomía de Andalucía supuso una auténtica conquista de la ciudadanía y de sus organizaciones políticas, sindicales y sociales. Las dos generaciones de andalucistas jugaron un papel decisivo y constituyeron la vanguardia. Durante el franquismo y el comienzo de la Transición defendieron en solitario la necesidad de una autonomía y un Estatuto. La progresiva toma de conciencia del pueblo no empezó a manifestarse decididamente hasta 1977 cuando surgen las aspiraciones autonómicas.
La movilización del pueblo andaluz se produjo en la calle el 4 de diciembre de 1977. Y en las urnas en el Referéndum del 28-F de 1980. Pero una serie de despropósitos, entresijos de intereses políticos por parte de PSOE Y UCD y finalmente, las trampas y obstáculos que estos partidos fueron poniendo durante todo el proceso, abocaron a Andalucía a un callejón sin salida.
La autonomía de Andalucía supuso una auténtica conquista de la ciudadanía y de sus organizaciones políticas, sindicales y sociales. Las dos generaciones de andalucistas jugaron un papel decisivo y constituyeron la vanguardia. Durante el franquismo y el comienzo de la Transición defendieron en solitario la necesidad de una autonomía y un Estatuto. La progresiva toma de conciencia del pueblo no empezó a manifestarse decididamente hasta 1977 cuando surgen las aspiraciones autonómicas.
La movilización del pueblo andaluz se produjo en la calle el 4 de diciembre de 1977. Y en las urnas en el Referéndum del 28-F de 1980. Pero una serie de despropósitos, entresijos de intereses políticos por parte de PSOE Y UCD y finalmente, las trampas y obstáculos que estos partidos fueron poniendo durante todo el proceso, abocaron a Andalucía a un callejón sin salida.
El rosario de despropósitos comienza con:
- La elaboración de una Constitución discriminatoria
- La negativa de los partidos políticos presentes en la Junta preautonómica a que el referéndum andaluz se convocase por decreto-ley (tal y como propusieron los andalucistas)
- Finalmente, el pacto de PSOE Y UCD de la Ley Orgánica con unas condiciones imposibles de superar.
A la hora de desarrollar el proceso autonómico, la Constitución, en su Título VIII, establecía dos niveles de autonomía; la vía ordinaria, la del 143, más lenta y con menos cotas de autogobierno, y la del 151, más rápida y que conducía a la autonomía plena. Esta era la prevista sólo para las llamadas nacionalidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia. Una discriminación flagrante que los andalucistas denunciaron y que UCD, PSOE y PCE apoyaron.
Los andalucistas, decisivos en el proceso autonómico, fueron vanguardia
Durante el franquismo y en los comienzos de la Transición, los andalucistas fueron vanguardia, protagonizando hitos decisivos para la consecución de la autonomía. Entre ellos:
- El primer mitin de la democracia en el Casino de la Exposición el 20 de febrero de 1976 en el que se reivindica, por primera vez, desde la guerra civil, la autonomía para Andalucía.
- La presentación pública de un proyecto de Estatuto el 7 mayo 1976.
- El Manifiesto Andaluz. Hecho público el 11 agosto de 1977, durante el homenaje a Blas Infante. El Manifiesto reunió más de 200 mil firmas en favor de la reivindicación autonómica.
Los partidos políticos parlamentarios no dirigieron los acontecimientos, fueron a remolque de ellos. De hecho, tras las primeras elecciones generales, la Asamblea de parlamentarios andaluces fue una de las últimas en constituirse en España.
A pesar de ello, la presión social hizo que, finalmente, siete partidos políticos se uniesen para la convocatoria de la manifestación del 4 de diciembre en la que participaron alrededor de dos millones de andaluces.
Se produjo un ocultamiento oficial interesado respecto a la manifestación del 4 de diciembre. Sólo los andalucistas desde la alcaldía de Sevilla y desde la Consejería de Relaciones Institucionales la recuperaron. Y así, hasta el pasado 19 de octubre, en que, a propuesta de Rojas-Marcos, el presidente de la Junta declaró oficialmente esta fecha como Día de la Bandera de Andalucía.
Tras las elecciones generales de marzo 1979 los andalucistas consiguen cinco diputados y su labor en el Parlamento en favor de la autonomía es constante y decisiva. Tuvieron que ir sorteando todas las trabas y obstáculos de PSOE Y UCD.
Trampas y falsedades de PSOE Y UCD para hacer fracasar el 28-F
El Pacto de Antequera del 4 de diciembre de 1978 pretendía el consenso autonómico, pero el primer borrador aludía a la autonomía plena del art. 151, sin embargo, finalmente el PSOE lo modificó utilizando términos como "el plazo más breve posible" y "la autonomía más eficaz". Cuestión ésta que sólo fue denunciada por los andalucistas y que evidenciaba el proyecto socialista para la autonomía andaluza, que suponía una clara discriminación del proceso respecto a Cataluña y País Vasco.
Tras el verano del 79 y una vez concluido el proceso de la iniciativa autonómica por parte de los Ayuntamientos, con un pronunciamiento unánime por la vía del 151, el Gobierno empieza a "dar largas" a la convocatoria del Referéndum andaluz con la complicidad del PSOE. Mientras tanto, los andalucistas intentaron que la convocatoria se resolviese mediante Decreto Ley, tal y como se hizo para Cataluña y País Vasco. Pero el PSOE y la UCD no lo permitieron.
Condiciones leoninas para el Referéndum
PSOE Y UCD aprobaron una Ley Orgánica que añadía dificultades que no aparecían en la Constitución, como el bloqueo de la iniciativa durante cinco años en caso de no obtenerse la mayoría absoluta de electores en cada provincia. Este plazo de 5 años coincidía con lo que apuntaba el art. 143: las comunidades constituidas por esta vía podían ampliar sus competencias transcurridos 5 años.
Esta Ley Orgánica, pactada por UCD y PSOE, supuso la ruptura del Pacto de Antequera. Ambos perseguían evitar la utilización generalizada de la vía del art. 151 porque consideraban que podía suponer una amenaza y provocar el desguace del Estado...así constaba en el informe interno de Martín Villa (UCD) que posteriormente salió a la luz evidenciando las intenciones de estos partidos. En definitiva, esta Ley Orgánica abocaba al fracaso del Referéndum andaluz.
En enero de 1980, semanas antes de celebrarse el Referéndum, UCD cambia su postura y decide que todas las comunidades autónomas que no son consideradas nacionalidades históricas deberán acceder a la vía autonómica por la vía del art. 143. Lo hizo de forma unilateral, sin negociarlo con el PSOE, lo que motivó que éste, al sentirse engañado, cambiase su estrategia, apostando entonces por el SI en el Referéndum. Era un intento por destruir a UCD.
Por otro lado, la pregunta para la consulta popular del 28-F de 1980 constituyó una traba más, ya que era ininteligible:
" ¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el art. 151 de la Constitución a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?".
Almería no consigue la mayoría absoluta de síes sobre el censo electoral, a pesar de que había diez votos positivos por cada voto negativo, por lo que Andalucía quedó abocada a la autonomía devaluada del art. 143.
Tras el 28-F, los andalucistas no renunciaron a la vía del 151
Tras el Referéndum, PSOE Y UCD vuelven a ir de la mano renunciando a la vía del 151, y el PSOE, lleno de contradicciones internas, iba dando bandazos en sus posturas; Con ello se pretendía tirar por la borda el 4 de diciembre, el pronunciamiento unánime a favor de la vía del 151 por parte de los ayuntamientos andaluces y la movilización extraordinaria del 28F.
Sólo los andalucistas y Clavero Arévalo, ministro de UCD que dimitió cuando su partido decidió la vía del 143, seguían manteniendo como irrenunciable la vía del 151 para la autonomía plena de Andalucía.
Clavero reconocería años después públicamente que "la autonomía andaluza la desbloqueó el Partido Andaluz".
Los andalucistas fueron los únicos que tras el 28-F proclamaron que la victoria del pueblo andaluz en las urnas tenía que reconocerse jurídicamente, para lo que había que modificar la legalidad vigente (Ley Orgánica de distintas modalidades de referéndum e incluso el Título VIII de la Constitución).
Los andalucistas, tras corresponsabilizar a PSOE y UCD de la situación de bloqueo, califican lo ocurrido de "encerrona al pueblo andaluz".
Los andalucistas comienzan a presentar constantes iniciativas parlamentarias para el desbloqueo. Más tarde le siguieron la estela el resto de fuerzas parlamentarias como Clavero (grupo Mixto), PSOE Y PCE.
En mayo de 1980, el PSOE plantea una moción de censura a UCD. Fue apoyada por PCE y andalucistas, pero no consiguió la mayoría suficiente para salir adelante.
El 12 de junio de 1980 se debatieron en el Parlamento todas las propuestas para el desbloqueo, y tanto PSOE como Clavero Arévalo, se vieron obligados a justificar su voto favorable a la anterior Ley Orgánica, la que abocó al fracaso del Referéndum. Sin embargo, fue Clavero Arévalo quien planteó la fórmula por la que se desbloquearía finalmente la autonomía por la vía del 151. Se trataba de la utilización del art. 144, para sustituir la iniciativa fracasada en Almería.
En una emocionante votación, realizada de forma secreta, las distintas proposiciones de ley para desbloquear la autonomía de Andalucía fueron rechazadas por un sólo voto de diferencia. Los andalucistas presentaron de forma inmediata, el 9 de junio de 1980, su iniciativa de reforma de la Constitución, aun siendo conscientes de que no saldría adelante.
Los andalucistas desbloquean la autonomía
En septiembre de 1980 el presidente Suárez se somete a una moción de confianza y entra en negociaciones con los andalucistas para conseguir su apoyo.
Los andalucistas aceptan apoyar a UCD a cambio del desbloqueo de la autonomía por la vía del 151. El gobierno de UCD accede a ello rescatando la fórmula planteada por Clavero Arévalo; la utilización del art. 144 para despejar el camino hacia la vía de la art. 151. El art. 144 prevé que las Cortes Generales mediante ley orgánica y por motivos de interés nacional, sustituyan la iniciativa autonómica fracasada en algún territorio, como jurídicamente ocurrió en Almería. Así que finalmente, Andalucía, gracias a los andalucistas, accedió a su Autonomía del 151.
Los andalucistas, conscientes del riesgo político, piden que se haga el pacto de forma pública durante la sesión plenaria, con luz y taquígrafos. Todas y cada una de las cuestiones planteadas por Rojas-Marcos fueron aceptadas por el Gobierno. Y así consta y está la Verdad recogida en las actas del Congreso.
Tanto los diputados en la sesión plenaria, como los medios de comunicación al día siguiente, mostraron su sorpresa ante el triunfo de los andalucistas.
La gran mentira del PSOE
El PSOE, que veía a los andalucistas como futuros competidores, venía realizando contra ellos desde años antes una tarea de acoso y derribo.
Además, desde las elecciones generales de 1979, intentaba desalojar a la UCD del gobierno, así que no podía aceptar que los protagonistas del desbloqueo fuesen ni la UCD ni los andalucistas. Entonces el PSOE decide poner su potente maquinaria en marcha para falsear la realidad. Cambió el relato de lo ocurrido y llenó Andalucía de pintadas que acusaban a Rojas-Marcos y a los andalucistas de "traidores". Una gran mentira y una injusticia que ha conseguido mantenerse durante décadas.
- La elaboración de una Constitución discriminatoria
- La negativa de los partidos políticos presentes en la Junta preautonómica a que el referéndum andaluz se convocase por decreto-ley (tal y como propusieron los andalucistas)
- Finalmente, el pacto de PSOE Y UCD de la Ley Orgánica con unas condiciones imposibles de superar.
A la hora de desarrollar el proceso autonómico, la Constitución, en su Título VIII, establecía dos niveles de autonomía; la vía ordinaria, la del 143, más lenta y con menos cotas de autogobierno, y la del 151, más rápida y que conducía a la autonomía plena. Esta era la prevista sólo para las llamadas nacionalidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia. Una discriminación flagrante que los andalucistas denunciaron y que UCD, PSOE y PCE apoyaron.
Los andalucistas, decisivos en el proceso autonómico, fueron vanguardia
Durante el franquismo y en los comienzos de la Transición, los andalucistas fueron vanguardia, protagonizando hitos decisivos para la consecución de la autonomía. Entre ellos:
- El primer mitin de la democracia en el Casino de la Exposición el 20 de febrero de 1976 en el que se reivindica, por primera vez, desde la guerra civil, la autonomía para Andalucía.
- La presentación pública de un proyecto de Estatuto el 7 mayo 1976.
- El Manifiesto Andaluz. Hecho público el 11 agosto de 1977, durante el homenaje a Blas Infante. El Manifiesto reunió más de 200 mil firmas en favor de la reivindicación autonómica.
Los partidos políticos parlamentarios no dirigieron los acontecimientos, fueron a remolque de ellos. De hecho, tras las primeras elecciones generales, la Asamblea de parlamentarios andaluces fue una de las últimas en constituirse en España.
A pesar de ello, la presión social hizo que, finalmente, siete partidos políticos se uniesen para la convocatoria de la manifestación del 4 de diciembre en la que participaron alrededor de dos millones de andaluces.
Se produjo un ocultamiento oficial interesado respecto a la manifestación del 4 de diciembre. Sólo los andalucistas desde la alcaldía de Sevilla y desde la Consejería de Relaciones Institucionales la recuperaron. Y así, hasta el pasado 19 de octubre, en que, a propuesta de Rojas-Marcos, el presidente de la Junta declaró oficialmente esta fecha como Día de la Bandera de Andalucía.
Tras las elecciones generales de marzo 1979 los andalucistas consiguen cinco diputados y su labor en el Parlamento en favor de la autonomía es constante y decisiva. Tuvieron que ir sorteando todas las trabas y obstáculos de PSOE Y UCD.
Trampas y falsedades de PSOE Y UCD para hacer fracasar el 28-F
El Pacto de Antequera del 4 de diciembre de 1978 pretendía el consenso autonómico, pero el primer borrador aludía a la autonomía plena del art. 151, sin embargo, finalmente el PSOE lo modificó utilizando términos como "el plazo más breve posible" y "la autonomía más eficaz". Cuestión ésta que sólo fue denunciada por los andalucistas y que evidenciaba el proyecto socialista para la autonomía andaluza, que suponía una clara discriminación del proceso respecto a Cataluña y País Vasco.
Tras el verano del 79 y una vez concluido el proceso de la iniciativa autonómica por parte de los Ayuntamientos, con un pronunciamiento unánime por la vía del 151, el Gobierno empieza a "dar largas" a la convocatoria del Referéndum andaluz con la complicidad del PSOE. Mientras tanto, los andalucistas intentaron que la convocatoria se resolviese mediante Decreto Ley, tal y como se hizo para Cataluña y País Vasco. Pero el PSOE y la UCD no lo permitieron.
Condiciones leoninas para el Referéndum
PSOE Y UCD aprobaron una Ley Orgánica que añadía dificultades que no aparecían en la Constitución, como el bloqueo de la iniciativa durante cinco años en caso de no obtenerse la mayoría absoluta de electores en cada provincia. Este plazo de 5 años coincidía con lo que apuntaba el art. 143: las comunidades constituidas por esta vía podían ampliar sus competencias transcurridos 5 años.
Esta Ley Orgánica, pactada por UCD y PSOE, supuso la ruptura del Pacto de Antequera. Ambos perseguían evitar la utilización generalizada de la vía del art. 151 porque consideraban que podía suponer una amenaza y provocar el desguace del Estado...así constaba en el informe interno de Martín Villa (UCD) que posteriormente salió a la luz evidenciando las intenciones de estos partidos. En definitiva, esta Ley Orgánica abocaba al fracaso del Referéndum andaluz.
En enero de 1980, semanas antes de celebrarse el Referéndum, UCD cambia su postura y decide que todas las comunidades autónomas que no son consideradas nacionalidades históricas deberán acceder a la vía autonómica por la vía del art. 143. Lo hizo de forma unilateral, sin negociarlo con el PSOE, lo que motivó que éste, al sentirse engañado, cambiase su estrategia, apostando entonces por el SI en el Referéndum. Era un intento por destruir a UCD.
Por otro lado, la pregunta para la consulta popular del 28-F de 1980 constituyó una traba más, ya que era ininteligible:
" ¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el art. 151 de la Constitución a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?".
Almería no consigue la mayoría absoluta de síes sobre el censo electoral, a pesar de que había diez votos positivos por cada voto negativo, por lo que Andalucía quedó abocada a la autonomía devaluada del art. 143.
Tras el 28-F, los andalucistas no renunciaron a la vía del 151
Tras el Referéndum, PSOE Y UCD vuelven a ir de la mano renunciando a la vía del 151, y el PSOE, lleno de contradicciones internas, iba dando bandazos en sus posturas; Con ello se pretendía tirar por la borda el 4 de diciembre, el pronunciamiento unánime a favor de la vía del 151 por parte de los ayuntamientos andaluces y la movilización extraordinaria del 28F.
Sólo los andalucistas y Clavero Arévalo, ministro de UCD que dimitió cuando su partido decidió la vía del 143, seguían manteniendo como irrenunciable la vía del 151 para la autonomía plena de Andalucía.
Clavero reconocería años después públicamente que "la autonomía andaluza la desbloqueó el Partido Andaluz".
Los andalucistas fueron los únicos que tras el 28-F proclamaron que la victoria del pueblo andaluz en las urnas tenía que reconocerse jurídicamente, para lo que había que modificar la legalidad vigente (Ley Orgánica de distintas modalidades de referéndum e incluso el Título VIII de la Constitución).
Los andalucistas, tras corresponsabilizar a PSOE y UCD de la situación de bloqueo, califican lo ocurrido de "encerrona al pueblo andaluz".
Los andalucistas comienzan a presentar constantes iniciativas parlamentarias para el desbloqueo. Más tarde le siguieron la estela el resto de fuerzas parlamentarias como Clavero (grupo Mixto), PSOE Y PCE.
En mayo de 1980, el PSOE plantea una moción de censura a UCD. Fue apoyada por PCE y andalucistas, pero no consiguió la mayoría suficiente para salir adelante.
El 12 de junio de 1980 se debatieron en el Parlamento todas las propuestas para el desbloqueo, y tanto PSOE como Clavero Arévalo, se vieron obligados a justificar su voto favorable a la anterior Ley Orgánica, la que abocó al fracaso del Referéndum. Sin embargo, fue Clavero Arévalo quien planteó la fórmula por la que se desbloquearía finalmente la autonomía por la vía del 151. Se trataba de la utilización del art. 144, para sustituir la iniciativa fracasada en Almería.
En una emocionante votación, realizada de forma secreta, las distintas proposiciones de ley para desbloquear la autonomía de Andalucía fueron rechazadas por un sólo voto de diferencia. Los andalucistas presentaron de forma inmediata, el 9 de junio de 1980, su iniciativa de reforma de la Constitución, aun siendo conscientes de que no saldría adelante.
Los andalucistas desbloquean la autonomía
En septiembre de 1980 el presidente Suárez se somete a una moción de confianza y entra en negociaciones con los andalucistas para conseguir su apoyo.
Los andalucistas aceptan apoyar a UCD a cambio del desbloqueo de la autonomía por la vía del 151. El gobierno de UCD accede a ello rescatando la fórmula planteada por Clavero Arévalo; la utilización del art. 144 para despejar el camino hacia la vía de la art. 151. El art. 144 prevé que las Cortes Generales mediante ley orgánica y por motivos de interés nacional, sustituyan la iniciativa autonómica fracasada en algún territorio, como jurídicamente ocurrió en Almería. Así que finalmente, Andalucía, gracias a los andalucistas, accedió a su Autonomía del 151.
Los andalucistas, conscientes del riesgo político, piden que se haga el pacto de forma pública durante la sesión plenaria, con luz y taquígrafos. Todas y cada una de las cuestiones planteadas por Rojas-Marcos fueron aceptadas por el Gobierno. Y así consta y está la Verdad recogida en las actas del Congreso.
Tanto los diputados en la sesión plenaria, como los medios de comunicación al día siguiente, mostraron su sorpresa ante el triunfo de los andalucistas.
La gran mentira del PSOE
El PSOE, que veía a los andalucistas como futuros competidores, venía realizando contra ellos desde años antes una tarea de acoso y derribo.
Además, desde las elecciones generales de 1979, intentaba desalojar a la UCD del gobierno, así que no podía aceptar que los protagonistas del desbloqueo fuesen ni la UCD ni los andalucistas. Entonces el PSOE decide poner su potente maquinaria en marcha para falsear la realidad. Cambió el relato de lo ocurrido y llenó Andalucía de pintadas que acusaban a Rojas-Marcos y a los andalucistas de "traidores". Una gran mentira y una injusticia que ha conseguido mantenerse durante décadas.
Propuesta de Alejandro Rojas-Marcos al Presidente de Andalucía
Cervantes escribió en El Quijote que "la Historia es madre de la verdad” y el Historiador José Luis de Villar ha investigado, documentado y narrado la Historia del 28-F y hete aquí que nos hemos encontrado con que no coincide con el relato oficial que nos ha impuesto durante cuarenta años y, por tanto, estamos ante una gran manipulación.
Y buscando, buscando el cuerpo del delito, lo encontré donde menos lo esperaba, en el Museo de la Autonomía, en la propia Casa de Blas Infante, hoy convertida en el Museo de la Autonomía de Andalucía, la que debería ser el santuario del Andalucismo y que han convertido en la catedral del PSOE. Un sacrilegio político.
Analicemos con detalle el estropicio cometido con la historia de nuestra autonomía. Acompañadme a una visita virtual al Museo.
Está demostrado que la génesis de la autonomía se debe a la que el Autor llama Primera Generación Andalucista. Pues bien, la buscamos y nos cuesta trabajo encontrarla. Empecemos por las fotografías. Hay cuarenta y una, pero de Blas Infante apenas tres. ¡Y nosotros que nos creíamos que era el santo de la Casa! Pero, ¡ah sorpresa! Ha habido una mutación. Hay alguien que tiene once. Es el nuevo titular de la Casa. Se llama Rafael Escuredo.
En serio. Nadie puede negar el papel extraordinario de Escuredo en la conquista de la autonomía, pero, por favor, Blas Infante es Blas Infante. Es un primer indicio claro del sesgo del relato del Museo. Hay más.
Echo en falta el reconocimiento a un buen número de protagonistas, empezando por el Presidente, Adolfo Suarez, y el Jefe de la Oposición, Felipe González, porque sin el apoyo de ambos, al inicio y al final, la autonomía de Andalucía no hubiera sido posible, aunque, entre un momento y otro, ambos tuvieran lapsus graves, que estuvieron a punto de acabar con el proceso.
Vayamos a lo más importante, los documentos. Falta la Asamblea de Córdoba de 1919, que aprueba el Manifiesto de la Nacionalidad Andaluza. Falta la Asamblea de Córdoba de 1933, que aprueba las Bases del Estatuto. Falta el proyecto de la Junta Liberalista sobre el plebiscito del Estatuto, previsto para septiembre de 1936 y frustrado por el golpe militar de Franco. Y, el colmo, falta una referencia al ocultamiento de ese Andalucismo histórico por parte de la Dictadura e, incluso, por parte de la oposición democrática, hasta la eclosión de la Segunda Generación Andalucista, en los años 60.
Por cierto, en esta época, aparece una muy justa referencia a Comisiones Obreras que, por mandato del Partido Comunista, inteligentemente, ocupó el sindicato vertical de la Dictadura para destruirlo.
¿Pero, por qué no se cita, igualmente, al movimiento ciudadano y al movimiento cultural, ambos tan importantes? Como también sorprende la ausencia del activismo universitario de los años 59 y 60, protagonizado por andalucistas que, con las mismas intenciones que el PC, ocuparon el sindicato oficial, crearon el denominado SEUato Independiente de Sevilla, acabaron detenidos en la Dirección General de Seguridad y esta fue la causa de la primera huelga de estudiantes de la Universidad de Sevilla.
Tampoco aparece la Mesa Democrática de Andalucía, surgida a finales de los 60, la primera plataforma de unidad de la oposición democrática, en toda España, propiciada por el liberal Alfonso de Cossío, Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla. Mesa integrada por Partido Comunista, PSOE, Comisiones Obreras y Compromiso Político de Andalucía, después denominado Partido Andalucista.
Pero lo que de verdad clama al cielo es el intencionado borrado absoluto de la que el Autor denomina Segunda Generación del Andalucismo, surgida en 1965 y representada por el Partido Andalucista, con un destacado activismo que paga con detenciones en Comisaría, juicios en el Tribunal de Orden Público, cárcel y destierro. Incomprensible e injusto es la exclusión de esta organización política, que fue la vanguardia en todo el proceso autonómico, de principio a fin Y llegamos a los años 70.
Ni una palabra de la primera plataforma unitaria de la oposición, de todo el estado, la Junta Democrática de España, surgida durante la Dictadura en 1974 e integrada por personalidades relevantes de la derecha, junto a las siguientes organizaciones políticas, citadas por orden cronológico de integración: Partido Comunista, Alianza Socialista de Andalucía (futuro PA), Partido Socialista Popular de Tierno Galván, Partido Carlista y Partido del Trabajo.
Ni una palabra del primer Manifiesto de los Andalucistas, en 1973, de cuya importancia es prueba que la prestigiosa editorial de París, Ruedo Ibérico, lo editara en una separata. Es la primera declaración política exigiendo autonomía para Andalucía en pie de igualdad con Cataluña y Euskadi.
Sigamos. Ni referencia al primer mitin político celebrado en Andalucía desde la República organizado por los Andalucistas al que asisten en pleno todas las fuerzas democráticas con la sospechosa excepción del PSOE. Asistieron cuatro mil personas según la crónica de la revista Triunfo.
Ni mención al primer texto de Estatuto, que presenta completamente redactado en rueda de prensa en 1976 la Secretaría General de los Andalucistas, cuando todos, todos los partidos, solo pedían autonomía para Cataluña y Euskadi.
Y llegamos a 1977. Por lo que deducimos de la visita a nuestro Museo, la manifestación del 4-D surge de la nada. Se obvia que la iniciativa nace de los Andalucistas y que los parlamentarios se resisten. Se oculta que la familia de Blas Infante quería entregar su bandera a los Andalucistas y que el PSOE amenazó con el rechazo a la presencia de esa bandera en la manifestación.
Y llegamos al Pacto de Antequera y se elude el voto particular de los Andalucistas que exigen la autonomía plena, que UCD y PSOE rechazan.
No se cita que la petición legal de autonomía plena fue planteada formalmente por el 90% de los Ayuntamientos, incluidos los de la derecha. Naturalmente no se recuerda el dato, tan simbólico como importante, de que el primer Ayuntamiento que pide la autonomía plena es Puerto Real, mediante acuerdo unánime de todos los partidos, que van de la extrema derecha a la extrema izquierda, es decir Coalición Democrática, UCD, PSOE, PSA, PC, y PT. Es otra prueba más.
Y podemos seguir. La Junta de Andalucía designó oficialmente Día de Andalucía al 4-D, como triunfo de todos, y así se celebró en 1978 y 1979. Pero luego lo cambió por el 28-F, para grabar a fuego su triunfo sobre la derecha. Siendo verdad que UCD cometió un enorme error, no se puede ignorar que Clavero salvó la dignidad de la derecha y, posteriormente, la salvó el propio Suarez al pactar con los Andalucistas el desbloqueo del 28-F.
Por cierto, no es razonable el intento de algunos representantes de la derecha por convertir a Clavero en el segundo Padre de la Patria andaluza, como tampoco lo es el mismo intento de algunos de la izquierda con Escuredo. Padre no puede haber más que uno.
¿Y por qué no se hace referencia a la Ley Orgánica de Referéndums, pactada y votada en el Congreso entre UCD y PSOE, justo dos meses antes del 28F, con la que se imponían al referéndum andaluz unas condiciones que lo hacían imposible, como así se confirmó?
Y ¿por qué no se cuenta que la noche del 28F los Andalucistas fueron los únicos que no aceptaron el fracaso legal y, a partir de ese momento, presentaron diversas fórmulas para desbloquearlo, hasta que lo consiguieron pactando con Suarez la utilización del artículo 144 de la Constitución para acceder a la autonomía plena del artículo 151, pacto al que finalmente se sumaron todos los Grupos Parlamentarios el 23 de octubre de 1980, como prueba la Proposición no de Ley, firmada por todos ellos? Ese documento, incomprensiblemente ausente, es el acta del verdadero nacimiento de la autonomía plena de Andalucía.
Es también chocante la ausencia del origen de la idea de declarar el 4-D como Día de la Bandera de Andalucía, por decisión de la Alcaldía andalucista de Sevilla, celebrado en 1993 y 1994 y que luego cayó en el olvido. La idea surgió ante la imposibilidad de recuperar el 4-D como Día de Andalucía, dado que el PSOE había blindado el 28-F incorporándolo al Estatuto.
Para terminar, tampoco vendría mal que en el Museo se reconociera que fueron los Andalucistas, desde el Gobierno andaluz, los que decidieron la compra de la Casa de Blas Infante y la creación del Centro de Estudios que la ocupa.
¿Quién es el autor de esta tremenda impostura? Solo puede serlo el titular del antiguo poder durante los cuarenta años que duró ese relato oficial. Es el único con capacidad para hacerlo.
Pues bien, si el antiguo poder de los últimos cuarenta años manipuló, porque era el único que lo pudo hacer, le toca ahora al nuevo poder deshacer esa manipulación, porque, igualmente, es el único que puede hacerlo. Pero, por favor, que lo haga sin incurrir en el error de su antecesor. No debe olvidar que la falsedad cabalga a caballo de relatos inventados y de borrados interesados. Hay que respetar la verdad histórica, sin inventar el protagonismo propio, ni borrar el protagonismo ajeno
Como conclusión, alzo mi voz, o más bien mi grito rebelde, pidiendo al Presidente de Andalucía que haga justicia recuperando la verdad de la conquista de la autonomía de Andalucía por el pueblo andaluz. Si lo hace, la Historia se lo agradecerá y, si no lo hace, la Historia se lo recriminará.
Hay que reconocer que el Presidente tuvo la sensibilidad y el valor de hacer algo que ningún otro Presidente había hecho. Devolver al 4-D el reconocimiento institucional que el Gobierno andaluz le dio en 1978 y luego le quitó en 1980, porque entendió que en la foto del 28-F salía él solo y más favorecido. Al actual Presidente se le supone, pues, su disposición a recuperar la verdad del 28-F. Que así sea.
Para terminar, quiero dirigirme a todos aquellos que se sientan aludidos por la denuncia que al alimón hacemos este Historiador activo y este Político pasivo. Estoy seguro de que el Historiador está abierto al debate académico sobre su libro. Por mi parte, no es que esté abierto al debate político, es que reto a los responsables del relato oficial a celebrarlo donde quieran y como quieran, juntos o separados. Si mantienen su relato, que lo defiendan, si no lo mantienen, que pidan disculpa pública por el daño que hicieron. (Fotos; José Luis Villar),
Cervantes escribió en El Quijote que "la Historia es madre de la verdad” y el Historiador José Luis de Villar ha investigado, documentado y narrado la Historia del 28-F y hete aquí que nos hemos encontrado con que no coincide con el relato oficial que nos ha impuesto durante cuarenta años y, por tanto, estamos ante una gran manipulación.
Y buscando, buscando el cuerpo del delito, lo encontré donde menos lo esperaba, en el Museo de la Autonomía, en la propia Casa de Blas Infante, hoy convertida en el Museo de la Autonomía de Andalucía, la que debería ser el santuario del Andalucismo y que han convertido en la catedral del PSOE. Un sacrilegio político.
Analicemos con detalle el estropicio cometido con la historia de nuestra autonomía. Acompañadme a una visita virtual al Museo.
Está demostrado que la génesis de la autonomía se debe a la que el Autor llama Primera Generación Andalucista. Pues bien, la buscamos y nos cuesta trabajo encontrarla. Empecemos por las fotografías. Hay cuarenta y una, pero de Blas Infante apenas tres. ¡Y nosotros que nos creíamos que era el santo de la Casa! Pero, ¡ah sorpresa! Ha habido una mutación. Hay alguien que tiene once. Es el nuevo titular de la Casa. Se llama Rafael Escuredo.
En serio. Nadie puede negar el papel extraordinario de Escuredo en la conquista de la autonomía, pero, por favor, Blas Infante es Blas Infante. Es un primer indicio claro del sesgo del relato del Museo. Hay más.
Echo en falta el reconocimiento a un buen número de protagonistas, empezando por el Presidente, Adolfo Suarez, y el Jefe de la Oposición, Felipe González, porque sin el apoyo de ambos, al inicio y al final, la autonomía de Andalucía no hubiera sido posible, aunque, entre un momento y otro, ambos tuvieran lapsus graves, que estuvieron a punto de acabar con el proceso.
Vayamos a lo más importante, los documentos. Falta la Asamblea de Córdoba de 1919, que aprueba el Manifiesto de la Nacionalidad Andaluza. Falta la Asamblea de Córdoba de 1933, que aprueba las Bases del Estatuto. Falta el proyecto de la Junta Liberalista sobre el plebiscito del Estatuto, previsto para septiembre de 1936 y frustrado por el golpe militar de Franco. Y, el colmo, falta una referencia al ocultamiento de ese Andalucismo histórico por parte de la Dictadura e, incluso, por parte de la oposición democrática, hasta la eclosión de la Segunda Generación Andalucista, en los años 60.
Por cierto, en esta época, aparece una muy justa referencia a Comisiones Obreras que, por mandato del Partido Comunista, inteligentemente, ocupó el sindicato vertical de la Dictadura para destruirlo.
¿Pero, por qué no se cita, igualmente, al movimiento ciudadano y al movimiento cultural, ambos tan importantes? Como también sorprende la ausencia del activismo universitario de los años 59 y 60, protagonizado por andalucistas que, con las mismas intenciones que el PC, ocuparon el sindicato oficial, crearon el denominado SEUato Independiente de Sevilla, acabaron detenidos en la Dirección General de Seguridad y esta fue la causa de la primera huelga de estudiantes de la Universidad de Sevilla.
Tampoco aparece la Mesa Democrática de Andalucía, surgida a finales de los 60, la primera plataforma de unidad de la oposición democrática, en toda España, propiciada por el liberal Alfonso de Cossío, Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla. Mesa integrada por Partido Comunista, PSOE, Comisiones Obreras y Compromiso Político de Andalucía, después denominado Partido Andalucista.
Pero lo que de verdad clama al cielo es el intencionado borrado absoluto de la que el Autor denomina Segunda Generación del Andalucismo, surgida en 1965 y representada por el Partido Andalucista, con un destacado activismo que paga con detenciones en Comisaría, juicios en el Tribunal de Orden Público, cárcel y destierro. Incomprensible e injusto es la exclusión de esta organización política, que fue la vanguardia en todo el proceso autonómico, de principio a fin Y llegamos a los años 70.
Ni una palabra de la primera plataforma unitaria de la oposición, de todo el estado, la Junta Democrática de España, surgida durante la Dictadura en 1974 e integrada por personalidades relevantes de la derecha, junto a las siguientes organizaciones políticas, citadas por orden cronológico de integración: Partido Comunista, Alianza Socialista de Andalucía (futuro PA), Partido Socialista Popular de Tierno Galván, Partido Carlista y Partido del Trabajo.
Ni una palabra del primer Manifiesto de los Andalucistas, en 1973, de cuya importancia es prueba que la prestigiosa editorial de París, Ruedo Ibérico, lo editara en una separata. Es la primera declaración política exigiendo autonomía para Andalucía en pie de igualdad con Cataluña y Euskadi.
Sigamos. Ni referencia al primer mitin político celebrado en Andalucía desde la República organizado por los Andalucistas al que asisten en pleno todas las fuerzas democráticas con la sospechosa excepción del PSOE. Asistieron cuatro mil personas según la crónica de la revista Triunfo.
Ni mención al primer texto de Estatuto, que presenta completamente redactado en rueda de prensa en 1976 la Secretaría General de los Andalucistas, cuando todos, todos los partidos, solo pedían autonomía para Cataluña y Euskadi.
Y llegamos a 1977. Por lo que deducimos de la visita a nuestro Museo, la manifestación del 4-D surge de la nada. Se obvia que la iniciativa nace de los Andalucistas y que los parlamentarios se resisten. Se oculta que la familia de Blas Infante quería entregar su bandera a los Andalucistas y que el PSOE amenazó con el rechazo a la presencia de esa bandera en la manifestación.
Y llegamos al Pacto de Antequera y se elude el voto particular de los Andalucistas que exigen la autonomía plena, que UCD y PSOE rechazan.
No se cita que la petición legal de autonomía plena fue planteada formalmente por el 90% de los Ayuntamientos, incluidos los de la derecha. Naturalmente no se recuerda el dato, tan simbólico como importante, de que el primer Ayuntamiento que pide la autonomía plena es Puerto Real, mediante acuerdo unánime de todos los partidos, que van de la extrema derecha a la extrema izquierda, es decir Coalición Democrática, UCD, PSOE, PSA, PC, y PT. Es otra prueba más.
Y podemos seguir. La Junta de Andalucía designó oficialmente Día de Andalucía al 4-D, como triunfo de todos, y así se celebró en 1978 y 1979. Pero luego lo cambió por el 28-F, para grabar a fuego su triunfo sobre la derecha. Siendo verdad que UCD cometió un enorme error, no se puede ignorar que Clavero salvó la dignidad de la derecha y, posteriormente, la salvó el propio Suarez al pactar con los Andalucistas el desbloqueo del 28-F.
Por cierto, no es razonable el intento de algunos representantes de la derecha por convertir a Clavero en el segundo Padre de la Patria andaluza, como tampoco lo es el mismo intento de algunos de la izquierda con Escuredo. Padre no puede haber más que uno.
¿Y por qué no se hace referencia a la Ley Orgánica de Referéndums, pactada y votada en el Congreso entre UCD y PSOE, justo dos meses antes del 28F, con la que se imponían al referéndum andaluz unas condiciones que lo hacían imposible, como así se confirmó?
Y ¿por qué no se cuenta que la noche del 28F los Andalucistas fueron los únicos que no aceptaron el fracaso legal y, a partir de ese momento, presentaron diversas fórmulas para desbloquearlo, hasta que lo consiguieron pactando con Suarez la utilización del artículo 144 de la Constitución para acceder a la autonomía plena del artículo 151, pacto al que finalmente se sumaron todos los Grupos Parlamentarios el 23 de octubre de 1980, como prueba la Proposición no de Ley, firmada por todos ellos? Ese documento, incomprensiblemente ausente, es el acta del verdadero nacimiento de la autonomía plena de Andalucía.
Es también chocante la ausencia del origen de la idea de declarar el 4-D como Día de la Bandera de Andalucía, por decisión de la Alcaldía andalucista de Sevilla, celebrado en 1993 y 1994 y que luego cayó en el olvido. La idea surgió ante la imposibilidad de recuperar el 4-D como Día de Andalucía, dado que el PSOE había blindado el 28-F incorporándolo al Estatuto.
Para terminar, tampoco vendría mal que en el Museo se reconociera que fueron los Andalucistas, desde el Gobierno andaluz, los que decidieron la compra de la Casa de Blas Infante y la creación del Centro de Estudios que la ocupa.
¿Quién es el autor de esta tremenda impostura? Solo puede serlo el titular del antiguo poder durante los cuarenta años que duró ese relato oficial. Es el único con capacidad para hacerlo.
Pues bien, si el antiguo poder de los últimos cuarenta años manipuló, porque era el único que lo pudo hacer, le toca ahora al nuevo poder deshacer esa manipulación, porque, igualmente, es el único que puede hacerlo. Pero, por favor, que lo haga sin incurrir en el error de su antecesor. No debe olvidar que la falsedad cabalga a caballo de relatos inventados y de borrados interesados. Hay que respetar la verdad histórica, sin inventar el protagonismo propio, ni borrar el protagonismo ajeno
Como conclusión, alzo mi voz, o más bien mi grito rebelde, pidiendo al Presidente de Andalucía que haga justicia recuperando la verdad de la conquista de la autonomía de Andalucía por el pueblo andaluz. Si lo hace, la Historia se lo agradecerá y, si no lo hace, la Historia se lo recriminará.
Hay que reconocer que el Presidente tuvo la sensibilidad y el valor de hacer algo que ningún otro Presidente había hecho. Devolver al 4-D el reconocimiento institucional que el Gobierno andaluz le dio en 1978 y luego le quitó en 1980, porque entendió que en la foto del 28-F salía él solo y más favorecido. Al actual Presidente se le supone, pues, su disposición a recuperar la verdad del 28-F. Que así sea.
Para terminar, quiero dirigirme a todos aquellos que se sientan aludidos por la denuncia que al alimón hacemos este Historiador activo y este Político pasivo. Estoy seguro de que el Historiador está abierto al debate académico sobre su libro. Por mi parte, no es que esté abierto al debate político, es que reto a los responsables del relato oficial a celebrarlo donde quieran y como quieran, juntos o separados. Si mantienen su relato, que lo defiendan, si no lo mantienen, que pidan disculpa pública por el daño que hicieron. (Fotos; José Luis Villar),
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