sábado, 13 de marzo de 2010

FÚTBOL.- El Betis, con sufrimiento, vuelve a ganar campo ajeno y logra tres puntos prodigiosos

FÚTBOL.- La primera frontera del Betis para el ascenso estaba en Irún y ganó tres puntos más

Real Unión de Irún, 1; Real Betis, 3-.
Con los últimos triunfos del Betis en campo ajeno y en terreno propio se han despertado los sueños. Y los sueños, sueños son. Víctor Fernández, agarrándose bien a esos sueños, parece que le ha dado alas a un equipo que parecía que estaba moribundo y a punto de arrojar la toalla.
Pero este Betis ha tomado el camino de la gloria y está marcando los pasos, como los buenos costaleros, hacia la carrera oficial de la Primera División. Porque, desgraciadamente, esta Segunda es una auténtica Vía Dolorosa.
El equipo de Heliópolis vuelve a ilusionar. Otro camino de esperanza estaba en Irún, tierra de frontera para pasar a la División de los Grandes. Y el Betis, históricamente, es grande, como el Guadalquivir.
Los jugadores se han mentalizado. Han cogido onda y están en la cresta de la ola. Tienen fe y trabajan con enorme afán para que se superen todas las trabas. Hasta futbolistas que se habían perdido en sorprendentes nebulosas están ahora realizando un rendimiento muy positivo.
Y este es el Betis que quiere la afición y que quiere Sevilla. Por eso, tras los últimos éxitos, que han sido rotundos y contundentes, el paso por Irún también era trascendente. Así que el once verdiblanco se ajustó los machos y a mí que los arrollo.
Por tanto, Irún se presentaba como zona futbolera precisa para otro zarpazo, otro zamarreón más. Y con esas garras afiladas que hay ahora, hipotéticamente, claro, en el Betis, el equipo defendió otros puntos de oro en este largo y prolongado match futbolero. Hay que dejar K.O al rival.
Era y fue el Betis muy superior al equipo vasco. Se palpaba la tragedia para el cuadro local, porque los naranjas-verdes de Víctor Fernández la tocaban con mimo y con peligro. Y llegaron merecidamente los goles de Emaná y Pereira, para marcar las distancias. Pues tanto fue el cántaro a la fuente que manó al agua milagrosa. Lástima que los verdiblancos no siguieran con el mismo ritmo trepidante, para consolidar de una manera firme, justa y enriquecedora la victoria bien buscada. Pero con los dos goles, el Betis creyó que todo el monte era de piedad y comenzaron los errores. Ya Emaná se equivocaba en los pases y Sergio García perdía gas a la espera de los contragolpes, con un desesperado Pereira intentado entrar con velocidad en el área. Todo el esfuerzo se centró en la defensa bética y, así, al filo del descanso, un penalti contra el Betis ponía el litigio en salsa. 1-2, y a sufrir.
La segunda parte fue tan igualada que el Real Unión de Irún se creció frente a un inseguro Betis. Menos mal que el mister hizo los cambios oportunos y se fue arreglando el oscuro panorana. Pero los vascos asustaron con varios intentos de remates, haciendo sufrir desesperadamente al conjunto sevillano, más centrado en defender el posible empate que en ajustar sus líneas y buscar el tanto del espoloniqui. La entrada de Capi por Emaná hizo que el centro del campo bético dominara con algo más de serenidad. Y frente a los deseos de los vascos, surgieron varias jugadas peligrosas de un Betis que quería morir en el intento. Los de Heliópolis defendieron con uñas y dientes una victoria muy ajustada, que estalló en los minutos del descuento con un gol habilidoso y oportuno de Capi, que dejaba sentenciada una victoria que el Betis pudo consolidar en la media hora del primer tiempo.
Se sufrió en ese segundo periodo, pero ese 1-3, con el tanto de Capi a los 92 minutos de partido, sella ese pasaporte a la fama, al ascenso, a pasar la difícil frontera de esta puñetera Segunda División. Premio para el Betis.

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