FÚTBOL.- El Barcelona apabulla al Sevilla en el Nou Camp, que dramáticamente sigue perdiendo opciones en la Liga.
Barcelona C. F. 4; Sevilla, F.C., 0.-
Tercer choque futbolero en la presente campaña, en el actual curso, entre azulgranas y blancos. En los dos primeros, en el torneo del K.O., fue el Sevilla de Jiménez quien hizo doblar las rodillas al cuadro que prepara Pep Guardiola, considerado el mejor equipo del mundo.
El once de Nervión dio un terrible zarpazo en el Nou Camp, ganando limpiamente por 1-2 en la sorprendente y noqueante Copa del Rey. Y aunque en el partido de vuelta –segunda confrontación--, el Barcelona hizo todo el gasto de calidad y de oportunidades, valió al final el rentable resultado del choque de ida. En Sevilla, en esta ciudad de la broma y de la gracia, se dice que el nombre de la calle Marqués de Paradas se llama desde ahora Marqués de Sanpalop.
No sé si la venganza es terrible. Pero Pep Guardiola, aunque no lo ha querido confesar, tuvo un error monumental al no calibrar debidamente al Sevilla en la ida de la Copa y jugar con los suplentes, que fueron superados justamente por los de Jiménez.
Al margen de la anécdota del extraño y peculiar sombrero que estrenó el presidente Del Nido en el coliseo “culé” –hemos visto en Diez Minutos unas fotos de Julián Muñoz, el ex alcalde Marbella con un chambergo parecido--, es muy difícil que siempre funcione el amuleto de la suerte y una prenda talismán. Sobre todo, porque los jugadores del Barcelona estaban rabiosos por haber perdido una gran oportunidad de mantener el ritmo de aspiraciones de la pasada temporada. Hay que decir que a Del Nido le sienta la negra tapadera de la calva como a un santo dos pistolas. Pero el chambergo del abogado se ha hecho popular.
De momento, el Sevilla quitó de en medio al cuadro blaugrana del torneo del K.O., y en este primer encuentro liguero entre los dos clubes, los merengues de Nervión tenían que demostró que, pese a las bajas y ausencias --lesiones y Copa de África--, es un equipo que quiere ser también gallito de la División de los Grandes, aspirando, claro está, a todo.
El Barcelona no descuidó esta vez los ajustes de líneas en este nuevo choque. Sacó toda su artillería pesada. Había sed de venganza. O, al menos, una clara revancha deportiva.
En el primer periodo, el de Arahal apostó por una defensiva a ultranza, sacando a siete hombres defensivos, porque además tenía pocas opciones de sorprender nuevamente con esas bajas y ausencias. Debutó el nuevo futbolista lituano Stankevicius, y metió a Lolo y a Marc Valiente en el centro del campo para cerrar líneas y espacios al once de Pep Guardiola, con una presión atosigante y un trabajo contundente. Pero el Barcelona, que huyó siempre de cualquier tipo de sorpresas enemigas, mantuvo ese buen ritmo de calidad y potencia, encontró siempre en este periodo un buen repliegue de los hombres del Sevilla, así como un acertado Palop y un enorme trabajo físico de todo el equipo blanco. Con estos aires futboleros, el Sevilla pudo resistir todos los duros golpes azulgranas, manteniendo, con demasiada fortuna, un empate a cero. Sanpalop estaba bajo los palos también.
Pero cambió el panorama en la segunda parte, cuando el Barcelona se puso a todo gas. Además, Jiménez hizo extraños cambios para adelantar líneas. Pero no le dio nunca el resultado deseado. El once de Pep Guardiola metió la directa y con insistencia llegaba con continuados ataques y remates al marco de Palop. La desgracia además se cebó con el Sevilla, pues fue un tanto marcado en propia meta por Escudé quien colocó el primer gol en el marcador local. Con este uno-cero, el Sevilla, por orden del de Arahal, se fue arriba con todas sus consecuencias. Sin embargo, el bajón físico de los hombres del cuadro de Nervión y las dudas y retrasos en las defensas y marcas, fueron aprovechadas por un Barcelona que fue una apisonadora y que se crecía con los errores y deficiencias sevillistas. Así llegaron tres goles más –al final un rotundo 4-0--, pero pudieron ser muchos más. Palop, que ya había parado balones de gol en muchos momentos del choque, se hundió finalmente como el resto de sus compañeros. Barrió en este partido el Barcelona al Sevilla. La vengaza fue terrible.
Una derrota que complica mucho el futuro del Sevilla en la Liga Española. Sobre todo, porque ya ha perdido muchos encuentros en las últimas semanas. Tal vez Jiménez haya podido pensar que, como se alejan las metas deportivas en el torneo de la regularidad porque se está complicando llegar al grupo de los tres puestos de cabeza, quiere centrarse, como bálsamo para cubrir una buena temporada, en la Copa del Rey, aunque este torneo no tiene tanta trascendencia como asegurar una Champions o una Liga Europea.
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