sábado, 23 de enero de 2010

FÚTBOL.-No hubo sombrero-amuleto Del Nido, pero sí un charco prodigioso para ganar nuevamente en la Liga Española

FÚTBOL.- Un charco prodigioso permitió al Sevilla ganar al Almería por la mínima en Nervión
Sevilla F.C.,1; Almería, 0.-

Todos los seguidores sevillistas se quedaron asombrados y maravillados del fútbol que desplegó el equipo de Nervión en Riazor. Cero-tres para los blancos de Jiménez, aunque pudo ser aún más abultado el tanteo. El once del Sánchez Pizjuán sorprendió y arrolló al Deportivo de Lotina, que se achicó de forma increíble, con clara impotencia, frente a la raza, el genio y la calidad de los futbolistas “merengues” del Sevilla.

Pero era Copa. Fue Copa. Es Copa del Rey. Otra marcha. Otra manera de concebir y desarrollar el juego letal. La Liga, con cuatro últimas derrotas sobre las espaldas, era y es una asignatura pendiente, porque las metas son totales. Es decir: la Copa del Rey debe ser un complemento de todas las grandes aspiraciones del curso. El torneo del K.O es una buena tarta, con muchas fulgurante y atractivas velas encendidas, pero el verdadero quid de la pajolera cuestión fundamental está en el torneo de la regularidad. Hay que clasificarse para la Champions y subir y subir puestos para volver a atosigar al Real Madrid, que pierde comba, y al Barcelona, a cuyo equipo, el mejor del mundo, se le ha superado en el duro torneo del K.O., creando un cisma en el club blaugrana.

La cuesta de enero para el Sevilla, pese a los temores y los llantos de Manolo Jiménez, no han sido tan catastróficos. Es cierto que en la Liga los últimos resultados fueron muy duros y adversos, pero en la Copa de Su Majestad, el equipo ha ido subiendo enteros, creando un clima de ilusión y esperanza en la hinchada. Los aciertos de Palop, los ajustes defensivos, el ritmo marcado por Romaric en el centro del campo y la velocidad de Navas y Capel por los extremos, con un recuperado Negredo, y las aportaciones de Adriano y Renato --también los que llegaron de la cantera--, están haciendo a un Sevilla temible en la Copa y, posiblemente, con poderes muy contundentes para resurgir y recuperarse para el torneo de las Estrellas.

Llegaba en Liga al Sánchez Pizjuán el humilde Almería. Lillo tiene sus triquiñuelas para poder superar los males de este equipo que, por sus continuadas derrotas, le costó el puesto al mexicano Hugo Sánchez. En el viejo Nervión, con sombrero o mascota de Del Nido -.-la guarda como un tesoro para la Copa--, todos los que se concentraron en la grada, al ritmo de El Arrebato, querían ver ese espléndido y brillante Sevilla que va marcando un camino luminoso y arrollador en la Copa del Rey.

Ya van llegando los africanos y los lesionados, con el abierto panorama, parece que tienen más ganas de sonreir sobre la yerba, porque han recuperado el buen talante. Así, pues, se esperaba al Sevilla mágico e ilusionante. Pero la tarde para los locales fue bastante deficiente y lleno de inquietud. Gracias que a los nueve minutos, un charco prodigioso, permitió a Negredo rematar un balón que retrasaba Acasiete a su portero. El cuero se quedó flotando sin llegar al meta visitante y el ariete sevillista, con mucha picardía, aprovechó el error almeriense para marcar.

Aquí acabo la historia de este litigio regional. Muy flojo, decepcionante y sin ambiciones llegó el Sevilla hasta los minutos finales, sin hacer juego de calidad, colectivo, sin dominar la parcela central y sin hacer un positivo fútbol de ataque. Jugadas aisladas del club de Nervión y un Almería que se fue creciendo dentro de sus limitaciones.

En la segunda parte del encuentro fue el Almería quien jugó con pases dominantes y quien llegó con constancia y peligro, pero sin pegada, hasta los dominios de Palop. El juez de la contienda se tragó hasta un penalti claro a favor del Almería, con derribo de Drago sobre Corona dentro del área local. El once de Jiménez, sin ideas, sin fuerzas, roto y entregado, dejó que los de Lillo marcaran el compás, pero sin fortuna. Pero el susto estaba en las gradas. La hinchada veía que podía producirse otro nuevo revés en el torneo de Liga. Además, Del Nido no llevaba esta vez el sombrero amuleto.

El charco prodigioso –la lluvia en Sevilla y para el Sevilla fue pura maravilla--, facilitó el triunfo local, cuando el mayor gasto, las ambiciones, las ganas y las jugadas ofensivas, pero sin remate adecuado, fueron totalmente del once almeriense. Al Almería, en puestos muy bajo en la tabla, le faltó definir.
Tal vez, toquemos madera, la vuelta de los cuartos el próximo miércoles, puede compensar a los seguidores sevillistas los últimos sufrimientos en Liga.

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