viernes, 26 de septiembre de 2008

NO-MADEJA-DO: Ese triste papel de inquisidor del popular Zoido


Cada día me acuerdo más de Jaime Raynaud como portavoz del PP en el Ayuntamiento. Era todo un caballero dentro del mundo municipal de la política y de las relaciones humanas, con una enorme responsabilidad y con un gran compromiso político. Jaime Raynaud tenía clase y, además, una ética profesional de enorme calidad humana, que fue transmitiendo durante todo el largo periodo que estuvo como concejal del partido popular en el Ayuntamiento de Sevilla
Pero el PP quiso cambiar la seda por el percal y lanzó al ruedo municipal de la Casa Grande a Zoido, que quiere estar en misa y repicando. Trabaja con un pie en la Plaza Nueva y el otro en la Macarena. Zoido quiere poner una mano en el Consistorio y la otra en el Parlamento. Así, con la cabeza puesta en dos frentes, ni se está en un lado ni en el otro.
Bueno, pues con dos puestos y dos renumeraciones, Zoido se ha liado hace tiempo la manta a la cabeza y con los protectores mediáticos de turno y barba lanza proclamas de corruptelas contra los rivales. Pienso que Zoido cobra dos sueldos –Ayuntamiento y Parlamento--, porque nadie sabe, al menos yo, si el portavoz popular entrega a alguna ONGs uno de sus sueldos.
Además, como aquel indeseable chivato de la clase al que nadie podía ver en el colegio, Zoido corre y vuela a los pies de Chaves y de Valderas para soplarles los malos que son los de la izquierda.
Ha de ser triste, muy triste, el papel que Zoido desarrolla en esta comedia andaluza. El falso argumento no existe ni en las obras de los utreranos hermanos Quintero, donde todo acababa, como en Malvaloca, con campañas de amor, gloria y concordia.
Con todo lo bueno que hay que hacer por esta Sevilla, por Andalucía y la Eternidad, este inquietante Zoido se empeña en representar la desagradable figura del inquisidor.
El político ha de ser honesto y sincero. O, al menos, parecerlo. Trabajar sólo y únicamente para sacar supuestos trapos sucios o como desatascador para levantar la mierda de los husillos tiene que ser enormemente penoso.
FERNANDO GELAN

No hay comentarios: