Solemindad y recogimiento en el solemne Vía-Crucis Cuaresmal de las Hermandades, que preside la imagen del Cristo del Buen Fin, con la asistencia de todas las cofradías de penitencia de la ciudad.
El cortejo partió de la Iglesia de San Antonio de Padua, de la calle San Vicente, a las seis en punto del primer Lunes de Cuaresma. Abría la Cruz de Guía de la Hermandad y formaron parte hermanos y hermanas con cirios. También iban en el cortejo los estandartes de la Hermandad franciscana. Presidió la procesión cuaresmal el hermano mayor de la Hermandad del Buen Fin, Carlos Bourrellier, con toda la Junta de Gobierno.
La delegada de Fiestas Mayores, la socialista Rosamar Prieto, formó parte del primeer grupo de cofrades que portó las andas del Crucificado de esta Cofradía del Miércoles Santo.
El Cristo del Buen Fien iba sobre unas andas, con candelabros de guardabrisas en las esquinas y claveles rojos al pie de la cruz. La imagen fue acertadamente elevada en su parte superior, con el fin de que la figura del Crucificado fuera totalmente visible desde cualquir ángulo. Cientos de sevillanos y sevillanas, cofrades y cofradas, se congregaron a todo lo largo del itinrario.
Delante de las andas del Crucificado iba una capilla musical, cruz alzada, y acólitos con ciriales, navetas, pértiga e incensarios.
Detrás de la figura del Cristo del Buen Fin se apiñaron cientos de devotos y devotas, orando desde San Antonio de Padua hasta la Catedral. Allí se incorporaron el presidente del Consejo de Hermandades, Manuel Román Silva, y el cardenal fray Carlos Amigo Vallejo.
Una vez concluído el acto solemne del Vía-Crucis en el interior de la Catedral, el cortejo regresó a San Antonio de Padua, donde llegó pasadas las 12 de la madrugada.
Con anterioridad a la salida del Vía-Crucis, en el interior del templo de San Antonio de Padua, se celebró una soleme misa. El Cristo fue depositado ante el prebisterio y en el larta estaba la Dolorosa titular.
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