Una obra por la que desfilan músicos como los Beatles –que aparecen en la portada bajando de un avión y ataviados con montera–, Mecano, Joaquín Sabina o Andrés Calamaro y que arranca con la curiosidad que el mismísimo John F. Kennedy mostró por la Fiesta ante el embajador de España en los EE UU Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate, y que el mandatario estadounidense reiteraría en una ponencia. «Si el presidente americano más pop de todos los tiempos, posiblemente el icono político más potente del siglo pasado, evoca el tema taurino en una conferencia, cómo no van a hacerlo tantos personajes variopintos que de todas partes se han sentido fascinados por su estela. De Picasso a Barceló, de Hemingway a Robert Graves, de Elvis Presley a Madonna, de Orson Welles a Pedro Almodóvar», anota Osborne en su prólogo.
La música cantada del toreo se detiene -entre otros- en la figura de Paul Simonon, bajista de The Clash, que advirtió noqueado, en una corrida en Las Ventas, el paralelismo entre un torero herido de gravedad y los Cristos de Rubens o de Caravaggio y eligió ese motivo para sus cuadros. Otro hallazgo de la investigación emprendida por Osborne se refiere a Mecano: aunque parecía que Nacho era el hermano aficionado –fue quien compuso La fiesta nacional– el tiempo reveló que es José María el más afín a esa liturgia y, como Simonon, también tomó los pinceles para crear los carteles de las ferias de Madrid o Málaga. De Metallica, que encargó el dibujo de un toro negro como imagen de su concierto en el WiZink en 2018, a Rosalía, que en Malamente bailaba en una moto de gran cilindrada con un joven que ensayaba pases de torero, la iconografía ha calado también en el pop y el rock pese a ese cliché que la limita a la ópera, la copla y el flamenco.
Una tesis que reivindicó en la presentación del libro un brillante Iwasaki, que recordó las veces que Hollywood o la literatura anglosajona han pisado el ruedo gracias a la Sangre y arena de Blasco Ibáñez y a la Fiesta de Hemingway, y que repasó ante los asistentes una encantadora playlist con temas como The Great Manolete de Herb Alpert & The Tijuana Brass o Got The Bull By The Horns de Johnny Horton. Iwasaki acudió en su intervención a los idilios de matadores con divas pop –el de Rafi Camino y Samantha Fox y el de Javier Conde, antes de Estrella Morente, con Marta Sánchez– para apuntar que el mundo de los toros también se ha modernizado en materia amorosa.
La música cantada del toreo --informa finalmente la Fundación Caja Rural del Sur en Sevillla-- es uno de los títulos con los que nace El Paseíllo, una propuesta que llega a las librerías además con El Cordobés y el milagro pop, de Fernando González Viñas, también editor en esta nueva aventura, y Ya nadie dice la verdad. Diálogos íntimos del toreo de Vicente Zabala de la Serna y José Aymá. «Habríamos publicado estos libros en El Paseo», afirma el editor David González Romero, «pero por amigos entusiastas que se mueven en este mundo decidimos plantear El Paseíllo como un sello independiente. Este libro resume una de nuestras ambiciones: queremos mostrar que la taurina es una temática moderna, popular y culta». Foto: CRS-S).
La música cantada del toreo se detiene -entre otros- en la figura de Paul Simonon, bajista de The Clash, que advirtió noqueado, en una corrida en Las Ventas, el paralelismo entre un torero herido de gravedad y los Cristos de Rubens o de Caravaggio y eligió ese motivo para sus cuadros. Otro hallazgo de la investigación emprendida por Osborne se refiere a Mecano: aunque parecía que Nacho era el hermano aficionado –fue quien compuso La fiesta nacional– el tiempo reveló que es José María el más afín a esa liturgia y, como Simonon, también tomó los pinceles para crear los carteles de las ferias de Madrid o Málaga. De Metallica, que encargó el dibujo de un toro negro como imagen de su concierto en el WiZink en 2018, a Rosalía, que en Malamente bailaba en una moto de gran cilindrada con un joven que ensayaba pases de torero, la iconografía ha calado también en el pop y el rock pese a ese cliché que la limita a la ópera, la copla y el flamenco.
Una tesis que reivindicó en la presentación del libro un brillante Iwasaki, que recordó las veces que Hollywood o la literatura anglosajona han pisado el ruedo gracias a la Sangre y arena de Blasco Ibáñez y a la Fiesta de Hemingway, y que repasó ante los asistentes una encantadora playlist con temas como The Great Manolete de Herb Alpert & The Tijuana Brass o Got The Bull By The Horns de Johnny Horton. Iwasaki acudió en su intervención a los idilios de matadores con divas pop –el de Rafi Camino y Samantha Fox y el de Javier Conde, antes de Estrella Morente, con Marta Sánchez– para apuntar que el mundo de los toros también se ha modernizado en materia amorosa.
La música cantada del toreo --informa finalmente la Fundación Caja Rural del Sur en Sevillla-- es uno de los títulos con los que nace El Paseíllo, una propuesta que llega a las librerías además con El Cordobés y el milagro pop, de Fernando González Viñas, también editor en esta nueva aventura, y Ya nadie dice la verdad. Diálogos íntimos del toreo de Vicente Zabala de la Serna y José Aymá. «Habríamos publicado estos libros en El Paseo», afirma el editor David González Romero, «pero por amigos entusiastas que se mueven en este mundo decidimos plantear El Paseíllo como un sello independiente. Este libro resume una de nuestras ambiciones: queremos mostrar que la taurina es una temática moderna, popular y culta». Foto: CRS-S).
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