* Rafael Álvarez, presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía, afirma que los presupuestos “no responden a las necesidades de la juventud” y que “la deja sin voz frente a las instituciones”
El Consejo de la Juventud de Andalucía es el órgano de participación de las asociaciones juveniles de Andalucía y representa los intereses generales de los jóvenes desde hace 34 años. Rafael Álvarez, su presidente lo describe como “un gran foro plural de las entidades andaluzas”.
Hoy, Álvarez ha comparecido en la Comisión de Hacienda para valorar los presupuestos de la Junta para 2020 destacando el recorte del 80% a los presupuestos del Consejo. Álvarez afirma que ya los recursos en el 2019 eran escasos y que con los del 2020 “resultará muy difícil cumplir con el mandato legal de emitir informes y fomentar la participación de la juventud andaluza”.
En los últimos meses las relaciones de la Consejería de Igualdad, y en concreto, de Rocío Ruiz -su titular- con el CJA han ido erosionándose. El pasado mes de septiembre la Junta ordenó el cierre de la sede del Consejo para trasladarlo a dependencias de la propia consejería comunicando el traslado con tan solo unos días de antelación y en contra del criterio de la Comisión Permanente del Consejo -órgano de dirección de este-.
Álvarez ha explicado a los medios que tras solicitar reunión con la sra Ruiz hasta en cuatro ocasiones fueron recibidos por la consejera “una vez ejecutado el cierre de la sede y sin que ya hubiera marcha atrás o margen de negociación”. En el Consejo lamentan el cierre porque la sede era “un espacio de encuentro de la juventud y de trabajo de las entidades juveniles”.
En la reunión con la consejera mantenida en septiembre se formularon una serie de peticiones presupuestarias que iban orientadas a modificaciones técnicas “y en ningún momento suponían un aumento del presupuesto”. Hoy, denuncian que no solo no fueron escuchados por la consejera, sino que reduciendo en un 80% el presupuesto y dejando la participación juvenil en un total de 41.000€ inhabilita al órgano para su correcto funcionamiento impidiendo la participación real de los jóvenes en la toma de decisiones.
Álvarez dice sentir que esto sea así pues “las políticas de juventud si no vienen precedida de la participación de las asociaciones tienden a ser erráticas y a no responder a las necesidades de la población”.
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