Se celebró en la Sala "Joaquín Turina" el 28º "Mano a Mano" de la Fundación Cajasol que tuvo como protagonistas al torero José Antonio Campuzano y el médico Ramón Vila. En este nuevo encuentro se abordó el tema 'El toro y la cirugía'. No sólo por la historia que ha vivido como doctor cirujano jefe de la Maestranza, sino por su experiencia como amante de la tauromaquia y su amistad con el diestro José Antonio Campuzano, el médico Ramón Vila ofreció una particular y poco conocida faceta del mundo taurino, enlazando anécdotas de ambos con un repaso a la situación actual del toreo.
Campuzano, por su parte, es un torero que tiene el reconocimiento de todos los profesionales del toro y como 'veedor' de figuras del toreo. Para José Antonio, "la primera vez que le atendió un cirujano fue el padre de Ramón Vila. Nunca pensó que el hijo fuera a superar a su padre, pero así ha sido y es un referente.Sevilla no se concibe sin Ramón Vila".
Tras unos "quites" de elogios entre los protagonistas, Ramón Vila recordó que "antiguamente había 14 o 15 cornaditas y ahora hay cornalones. Cuando me tocó ponerme en el lugar del jefe, me tocó las dos cornadas a Paquirrí, una en cada pierna. Ellos saben hasta dónde llega el pitón. Paquirri me indicó cual de las dos cornadas era más profunda aún pareciendo la más pequeña por el orificio".
"Estaba yo preparándome, lavándome las manos y me llega el anestesista y me dice: el torero dice que dónde está tu padre que si no, no se opera, abrió la puerta del quirófano y Paquirri en la puerta pidiendo a mi padre, y le contesté, mi padre está enfermo en casa, aquí el jefe soy yo así que o entras por esta puerta o coges aquella". Eso le dió confianza al torero que finalmente accedió a ser operado por un joven Ramón Vila.
Tras lo sucedido el pasado martes 20 de mayo en la Plaza de Toros de Las Ventas, con las graves cogidas de David Mora, Jiménez Fortes y Antonio Nazaré, no hay persona que no piense en el riesgo que corre el torero. Una pregunta imprescindible en este 'Mano a Mano' hacia Campuzano, que contestó sin remilgos: "El torero piensa en el riesgo y en la cornada. Pocas veces, pero hay momentos en que piensas que puede ser hoy. Afortunadamente nunca pasa el día que lo piensas. Siempre ha sido cuando menos te lo esperas y al toro se le ha dado menos importancia de la que tiene".
José Antonio admitió también que luchar contra ese miedo es muy complicado: "Me sirvió una anécdota con una señora que se acercó a hablar conmigo un día para decirme que había sido mi madre en otra vida y que en el mundo del toro no me iba a pasar nada malo. Que hiciera ejercicios de respiración antes de salir, y yo no tenía nada que perder así que le hice caso. Y a partir de ahí dejé de tener esa angustia. Posteriormente me enteré que esa señora había sido vidente y que había fallecido".
Sin embargo muy diferente es el miedo del doctor Vila, que no le ha llegado en ninguna operación sino curiosamente cuando le cayó un toro encima."Al toro no se le puede perder nunca el respeto, y mantenerle la distancia. Ni al toro ni al hombre se le puede levantar la mano", recalcó Campuzano.
En el siguiente tercio, el cirujano mostró su orgullo por haber preparado al equipo que tiene actualmente. Ramón Vila quiso además preguntarle al torero "¿Cómo es que pudiste torear dos corridas en un mismo dia?": "Son cosas que surgen, ese es uno de los días malos de mi vida, la plaza impracticable, entradas agotadas para los Miura, y se decide echar a sorteo a quien nos toca torear si se suspende por la tarde. Y sale bien, no se suspende, otra vez a las tres horas vestido de torero y a torear de nuevo la de Pablo Romero, fue la reaparición de Miguel Márquez. Esa tarde me tocó el toro más difícil de mi carrera, y Sevilla, que ya conocemos los gustos, conmigo fue muy respetuosa, y eso siempre se lo agradeceré a Sevilla."
Tras un repaso por sus peores y mejores faenas, Campuzano recordó cómo le marcó la triste noticia de la muerte de Paquirri y posteriormente la de Yiyo y cuánto le afectó, así como su peor cogida y cómo las circunstancias te obligan a seguir en algo que ya no te hace ilusión, sin embargo, fue superando ese calvario que comenzó en 1986 y llegó aquí y en 1987 empezó a disfrutar y tuvo uno de sus mejores años.
Asímismo, Ramón Vila hizo un pequeño repaso por sus intervenciones más llamativas, o situaciones parecidas a las de Madrid ayer, con tres toreros en enfermería, recordando que eso en la Maestranza nunca ha pasado con las tres figuras, sí con picadores y banderilleros.
Esta 28º edición de los Mano a mano de la Fundación Cajasol fue presentado y moderado, por el periodista José Enrique Moreno, y finalizó con una entrega de un obsequio, un cuadro del artista Ricardo Suárez a cada uno de los protagonistas.
Campuzano, por su parte, es un torero que tiene el reconocimiento de todos los profesionales del toro y como 'veedor' de figuras del toreo. Para José Antonio, "la primera vez que le atendió un cirujano fue el padre de Ramón Vila. Nunca pensó que el hijo fuera a superar a su padre, pero así ha sido y es un referente.Sevilla no se concibe sin Ramón Vila".
Tras unos "quites" de elogios entre los protagonistas, Ramón Vila recordó que "antiguamente había 14 o 15 cornaditas y ahora hay cornalones. Cuando me tocó ponerme en el lugar del jefe, me tocó las dos cornadas a Paquirrí, una en cada pierna. Ellos saben hasta dónde llega el pitón. Paquirri me indicó cual de las dos cornadas era más profunda aún pareciendo la más pequeña por el orificio".
"Estaba yo preparándome, lavándome las manos y me llega el anestesista y me dice: el torero dice que dónde está tu padre que si no, no se opera, abrió la puerta del quirófano y Paquirri en la puerta pidiendo a mi padre, y le contesté, mi padre está enfermo en casa, aquí el jefe soy yo así que o entras por esta puerta o coges aquella". Eso le dió confianza al torero que finalmente accedió a ser operado por un joven Ramón Vila.
Tras lo sucedido el pasado martes 20 de mayo en la Plaza de Toros de Las Ventas, con las graves cogidas de David Mora, Jiménez Fortes y Antonio Nazaré, no hay persona que no piense en el riesgo que corre el torero. Una pregunta imprescindible en este 'Mano a Mano' hacia Campuzano, que contestó sin remilgos: "El torero piensa en el riesgo y en la cornada. Pocas veces, pero hay momentos en que piensas que puede ser hoy. Afortunadamente nunca pasa el día que lo piensas. Siempre ha sido cuando menos te lo esperas y al toro se le ha dado menos importancia de la que tiene".
José Antonio admitió también que luchar contra ese miedo es muy complicado: "Me sirvió una anécdota con una señora que se acercó a hablar conmigo un día para decirme que había sido mi madre en otra vida y que en el mundo del toro no me iba a pasar nada malo. Que hiciera ejercicios de respiración antes de salir, y yo no tenía nada que perder así que le hice caso. Y a partir de ahí dejé de tener esa angustia. Posteriormente me enteré que esa señora había sido vidente y que había fallecido".
Sin embargo muy diferente es el miedo del doctor Vila, que no le ha llegado en ninguna operación sino curiosamente cuando le cayó un toro encima."Al toro no se le puede perder nunca el respeto, y mantenerle la distancia. Ni al toro ni al hombre se le puede levantar la mano", recalcó Campuzano.
En el siguiente tercio, el cirujano mostró su orgullo por haber preparado al equipo que tiene actualmente. Ramón Vila quiso además preguntarle al torero "¿Cómo es que pudiste torear dos corridas en un mismo dia?": "Son cosas que surgen, ese es uno de los días malos de mi vida, la plaza impracticable, entradas agotadas para los Miura, y se decide echar a sorteo a quien nos toca torear si se suspende por la tarde. Y sale bien, no se suspende, otra vez a las tres horas vestido de torero y a torear de nuevo la de Pablo Romero, fue la reaparición de Miguel Márquez. Esa tarde me tocó el toro más difícil de mi carrera, y Sevilla, que ya conocemos los gustos, conmigo fue muy respetuosa, y eso siempre se lo agradeceré a Sevilla."
Tras un repaso por sus peores y mejores faenas, Campuzano recordó cómo le marcó la triste noticia de la muerte de Paquirri y posteriormente la de Yiyo y cuánto le afectó, así como su peor cogida y cómo las circunstancias te obligan a seguir en algo que ya no te hace ilusión, sin embargo, fue superando ese calvario que comenzó en 1986 y llegó aquí y en 1987 empezó a disfrutar y tuvo uno de sus mejores años.
Asímismo, Ramón Vila hizo un pequeño repaso por sus intervenciones más llamativas, o situaciones parecidas a las de Madrid ayer, con tres toreros en enfermería, recordando que eso en la Maestranza nunca ha pasado con las tres figuras, sí con picadores y banderilleros.
Esta 28º edición de los Mano a mano de la Fundación Cajasol fue presentado y moderado, por el periodista José Enrique Moreno, y finalizó con una entrega de un obsequio, un cuadro del artista Ricardo Suárez a cada uno de los protagonistas.
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