El ejercicio de esta solemne Vía Crucis fue presidido por la
Cruz de Guía de la Hermandad del Silencio y las cruces de penitentes de la
Hermandad de Santa Cruz. Con bastante afluencia de público-alrededor de 3.000 personas--, el acto se
desarrolló por las naves principales de la Catedral.
Terminado el rezo de las catorce estaciones, el arzobispo de
Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, pronunció unas palabras para agradecer la colaboración, la dedicación, el trabajo y el apoyo que había tenido la Archidiócesis para la organización este acto del Consejo de Cofradías; las hermandades que iban a participar en el Vía
Crucis que fue programado en un
principio para que catorce pasos discurrieran por las calles del centro de la
ciudad pero que estropeó las inclemencias del tiempo; al Cabildo Catedral y al
Ayuntamiento.
Asenjo se refirió en su intervención a lo que significa la
celebración de este Vía Crucis en el Año de la Fe y manifestó que el amor a la
Cruz donde murió Cristo "nos impulse a superar la crisis actual". También habló
el arzobispo sobre la sorprendente renuncia del Papa Benedicto XVI y dijo que "Dios ilumine a todos para el nombramiento de su sucesor".
Monseñor Asenjo cogió el Lingnum Crucis de la Hermandad de la
Vera Cruz que había presidido el altar de ceremonias de la Catedral este acto
del Vía Crucis y con él dio la bendición a todos los que habían participado en
este ejercicio.
Hay que hacer mención del acto que la Hermandad de los Dolores de Torreblanca organizó en Santa Marina, tras la suspensión del traslado de los pasos para el acto público del Vía Crucis. El misterio fue sacado hasta la puerta del templo de la calle San Luis entre los aplausos del público que estaba congregado a esa hora en esta popular vía sevillana. (La página digital de El Correo de Andalucía reproducía la imagen que ofrecemos con esta información).-
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